El musical de Los Secretos acaba de echar a andar, pero creo que comenzó a gestarse bastante tiempo atrás.

–En 2018 hicimos una gira de 40 aniversario, y en el año 2019, un concierto en el Wizink Center conmemorativo por el vigésimo aniversario de la muerte de mi hermano Enrique. Fue un concierto benéfico, nadie cobró nada y todo lo recaudado fue para dos oenegés. Hubo proyecciones, invitados como Miguel Ríos, David Summers, Coque Malla… Estuvo muy bien. Ya sabes que cuando no vendes entradas, no te hace caso nadie, pero cuando vendes muchas en poco tiempo, suscitas mucha atención. Nos pidieron un montón entrevistas y vimos que había mucho desconocimiento sobre la historia del grupo. En la primera entrevista nos preguntaron por nuestro parentesco con los marqueses de Urquijo; en la segunda, por nuestro parentesco con los banqueros Urquijo. Te hablo de medios importantísimos de difusión nacional. Evidentemente, no tenemos nada que ver con ninguna de esas dos familias; venimos de una familia humilde, mi padre era un trabajador, hemos ido a un colegio normal… Hemos hecho muchísimas entrevistas, pero siempre promocionando discos, giras o conciertos, nunca habíamos contado la historia del grupo.

Esa fue la razón por la que decidió escribir su libro (’Siempre hay un precio’, 2021), ¿no?

–Eso es. En 2019 sacamos un disco, pero llegó el COVID y tuvimos que suspender la gira. Aproveché ese tiempo de parón para recopilar mi historia. Eran grabaciones de audio y se las envié a un amigo. Él las transcribió y a su vez se las pasó a una amiga suya que trabajaba en la editorial Planeta. Me quedé muy sorprendido, porque me dijeron que ahí veían un libro. Respeto mucho el mundo de las letras, pero al final me decidí a hacerlo. En estos casi cincuenta años nos ha pasado de todo.

Cierto. Cualquiera que no conozca la historia del grupo, pensara que es pura ficción.

–Desde luego. Nuestros orígenes fueron muy duros, no había un tejido cultural en España. Los contratos eran como atracción de feria. Estábamos en un mundo muy extraño para la música. Nos llevamos muchas bofetadas, los managers no sabían cómo vendernos… Tardó unos años en normalizarse, pero justo cuando empezaron a venderse discos y la gente pudo empezar a trabajar en buena condiciones, nuestro segundo batería murió y nos fuimos al dique seco. En el año 83, cuando grabamos No me imagino, que era una canción country, lo que estaba de moda era Duran Duran, Spandau Ballet, Simple Minds… Era la época de las hombreras y las baterías con reberv digital. Estaba claro que no encajábamos, y así lo vio la compañía, que se enfadó porque nos habíamos pasado de presupuesto y nos echaron del sello.

Tendrán cientos de anécdotas.

–¡Miles! Una vez, fuimos a actuar al Un, dos, tres, con Mayra Gómez Kemp. Había varios grupos españoles. De repente, escuchamos la voz de Chicho Ibáñez Serrador preguntándose por qué Los Secretos no se habían vestido todavía. Claro, nosotros con vaqueros, zapatillas y camiseta, pero veías cómo iban los demás, que parecía que estaban disfrazados… Nos ha pasado de todo.

¿Y cómo fue el paso del libro al musical?

–Nuestro manager hizo llegar el libro a una productora de musicales, pero no les atrajo la idea. Nunca se había hecho un musical sobre un grupo que seguía en activo. Normalmente son sobre grupos o artistas icónicos que ya no están trabajando, con actores y otros músicos interpretando sus canciones. Yo les expliqué que, cuando tocamos en acústico, solemos explayarnos entre canción y canción contando la historia del grupo. Les propuse trasladar eso que hacíamos en los conciertos acústicos, y eso sí les pareció interesante. Víctor Conde, guiniosta y director, se empapó de Los Secretos, se enamoró del grupo y venía a mi casa a contarme su idea, las escenas, las canciones que quería utilizar… Tenía buena pinta, pero no podíamos imaginar que el resultado fuese tan bueno como el que se ha conseguido.

La respuesta del público está siendo muy positiva.

–En principio íbamos a hacer solo un par de actuaciones y, según cómo fuesen, veríamos. No las publicitamos mucho, solo un par de carteles en redes sociales. Sacamos las dos fechas en el teatro Apolo de Madrid y se agotaron las entradas el primer día. Sacaron otros dos días y lo mismo. Todavía no habíamos empezado los ensayos. Creo que nos hemos adaptado bien a este nuevo formato. Cuando hablamos, lo hacemos con nuestras propias palabras, no seguimos un guion estricto. Eso nos dio seguridad. No ha habido mucha publicidad, solo redes sociales y el boca a boca. Estamos teniendo que repetir fecha en casi todas las ciudades ciudades. La gente nos espera a la salida y nos dice que le ha encantado, que le ha hecho recordar un montón de cosas…

Realmente, nos es un documental al uso. ¿Cómo lo definiría usted?

–Es como la frase es que decían de Lola Flores: no canta, no baila, pero no te la pierdas. Bueno, no sé si alguien dijo eso en realidad o será un mito, pero esto es parecido: no es una obra de teatro, no es un musical, no es un concierto… pero no te lo pierdas. Es un espectáculo inmersivo, nosotros contamos nuestra historia para que la gente la conozca, hay un repertorio atractivo… La música, las luces, el sonido, la interpretación… Al final es una cosa distinta a todo, la gente queda muy sorprendida.

El gran reconocimiento popular de Los Secretos ha llegado ya en el siglo XXI, tras la muerte de Enrique. ¿Qué cree que pensaría él si viese hasta dónde han llegado sus canciones?

–Le encantaría. Hemos tenido oportunidad de hacer cosas que a él le hubiesen encantado. Hemos tocado con una orquesta sinfónica, hemos cantado en Las Ventas para 22.000 personas… a él le hubiera vuelto loco. En este planeta, hasta que no se muere alguien, no se le empieza a echar de menos. Nuestra música tuvo un post reconocimiento. Canciones como A tu lado, que son super conocidas, nunca fueron número uno de nada ni se vendieron en su momento. Los Secretos es un grupo que no dedicó su vida a ganar dinero ni a luchar por triunfar, sino a luchar por sobrevivir y entre medias dejar una riada de canciones estupendas que la gente que ha hecho suyas.

Ahora van a estar ocupados con esta aventura del musical. ¿Hay planes de disco nuevo?

–Todos los artistas tenemos siempre el pequeño reto de cambiar de lugar. Podría seguir el resto de mi vida haciendo shows de Los Secretos, divirtiéndose la gente y divirtiéndome yo. El musical supone salir de nuestra zona de confort, dar un paso hacia un terreno nuevo. Ahora estamos preparando el disco nuevo y estoy desechando canciones porque quiero ir a un sitio en el que no haya estado. Es una necesidad de evolucionar, de ir perfeccionándote. Empezamos con power pop, luego pasamos al country y al final ya conseguimos nuestro propio sello; cuando suena una canción de Los Secretos, todo el mundo nos reconoce.