En el marco de la exposición Y yo... no sé (Eta nik... Ez dakit), Oaia Peruarena revela su filosofía artística, con una visión que invita a la curiosidad y a la tolerancia. Para ella, acercarse al lienzo desde un lugar de “no saber” es esencial, ya que permite una disposición hacia el descubrimiento y el aprendizaje continuo. Esta postura no solo es aplicable al artista a la hora de crear una pieza, sino también al espectador que se enfrenta a una obra sin prejuzgarla, dejando que la experiencia lo guíe.

Peruarena se sumerge en la fase creativa sin una dirección predeterminada, dejándose fluir y permitiendo que la sorpresa la halla mientras trabaja. Le interesa encontrarse con lo fortuito, caminar por caminos no trazados y ver qué surge del vacío. Su acercamiento al lienzo es casi desnudo, un inicio sin nada, donde un color, un trazo o un gesto puede desencadenar un diálogo entre la artista y la obra. Este diálogo se desarrolla de manera orgánica, llevando la creación por senderos no previstos.  

En la selección de las obras para esta exposición, la artista confiesa que siempre hay un proceso de criba, pero el espacio expositivo también influye. Las obras deben relacionarse entre sí y con el entorno, buscando una coherencia que a veces excluye piezas individuales por no integrarse del todo en el conjunto. Esta relación entre las obras es crucial, “ya que una pieza puede tener un gran valor por sí misma pero no encajar en la narrativa colectiva de la exposición y eso mismo es lo que la deja fuera” indicó la artista.

Muestra del taller de la artista. Iban Aguinaga

El color juega un papel fundamental en el trabajo de Peruarena. Para ella, “el azul evoca profundidad y un viaje hacia el interior, el rojo representa el fuego, la pasión y la intensidad, mientras que el amarillo habla de la luz”. Estos colores no solo estructuran la obra, sino que también comunican emociones profundas y personales.

El trazo, por su parte, se relaciona con el movimiento y la rotundidad. Es el elemento que construye y da solidez al color, aportando estructura y forma a la composición. Los materiales que utiliza, como el óleo y el acrílico, también son elegidos según el soporte y el tipo de movimiento que desea lograr. El óleo tiene más peso y densidad, mientras que el acrílico puede ofrecer una intensidad diferente en el color.

Para esta artista, el tamaño del lienzo también influye en el proceso creativo. Los formatos grandes requieren un mayor compromiso corporal, una participación más expansiva del cuerpo. En cambio, los formatos pequeños invitan a recogerse, a una intimidad que se refleja en la obra.

'Sin título', obra de la artista Oaia Peruarena. Iban Aguinaga

La naturaleza y el entorno en el que Oaia Peruarena se ha criado han sido una fuente constante de inspiración, aunque no siempre de manera directa. Antes pintaba paisajes, pero ahora la naturaleza sigue siendo un punto del que se nutre, influyendo en su paleta de colores y en su estado de ánimo creativo.

La reacción del público ante su obra es variada. Algunos se sienten atraídos por la inmediatez y espontaneidad de los trazos rápidos, mientras que otros aprecian la densidad y el trabajo más elaborado de piezas que han requerido semanas de creación. Esta variedad de respuestas es para ella un reflejo de la diversidad de experiencias y perspectivas que cada espectador trae consigo.

En su carrera, Peruarena ha aprendido que su forma de pintura siempre lleva implícito el juicio del espectador, un juicio que acepta como parte del proceso. Su obra, abierta y honesta, invita a cada persona a descubrir y explorar, reflejando la misma apertura y curiosidad con la que ella se acerca a su lienzo.

Ninguno de los cuadros de Oaia Peruaren lienzos tiene título, ya que no quiere imponer una interpretación concreta sobre el público. Prefiere que cada observador relacione la obra con sus propias emociones y experiencias, dejando abiertas todas las posibilidades interpretativas.