'Luna en el agua': el reflejo del paisaje en 34 artistas navarras

Una muestra que, según su comisaria, Celia Palacio Ochoa, “tiene un carácter reparador porque visibiliza la obra artística de autoría femenina perteneciente a colecciones públicas y privadas, una obra que ha sido poco protagonista”.

Un siglo de distancia hay entre la creadora más longeva del proyecto, Rosa Iribarren (Tudela, 1894 - Madrid, 1958), y la más joven, Amaya Suberviola (Mendavia, 1993). Cien años de cambios sociales y de medio ambiente, así como de evolución en lo artístico y en la manera de representar el paisaje, que laten en esta exposición, visitable hasta el 23 de febrero de 2025.

El recorrido refleja la rica diversidad de técnicas y estilos que caracteriza a estas tres generaciones de artistas navarras, y propone reflexiones en torno a la manera en que miramos el arte y la naturaleza. En definitiva, la vida.

Una realidad artística poco conocida y poco valorada

Pinturas, dibujos, grabados, fotografías, esculturas, instalaciones, collages, fotomontajes, tejidos, cerámica y videocreaciones conviven en el proyecto Luna en el agua, que estructura las obras expuestas en seis tertulias que aluden a mitos clásicos para evocar los distintos temas que se abordan.

“Una clave a la hora de acercarse a esta muestra es que no sea una visita meramente contemplativa, sino reflexiva”, ha comentado este viernes la directora del Museo de Navarra, Mercedes Jover, apuntando que Luna en el agua es “un reflejo de una realidad artística poco valorada y poco conocida hasta ahora. Navarra siempre ha sido tierra de pintores que se han dedicado ampliamente al paisaje, y aquí se propone una visión panorámica del acercamiento a este género desde la amplia mirada de la mujer. En este sentido, la exposición descubre inquietudes, enfoques y creaciones que no se habían visibilizado antes”. Las de 34 artistas, 11 de ellas ya fallecidas y 23 en activo, que dialogan aquí a través de sus obras generando relaciones estéticas, disciplinares, estilísticas, conceptuales, emocionales y culturales.

En palabras de la consejera de Cultura, Deporte y Turismo, Rebeca Esnaola, la muestra recorre “cien años de evolución y cambios que atestiguan la transformación acelerada del entorno natural”.

‘Narciso’, ‘Fauno’, ‘Argos’, ‘Ícaro’, ‘Hades’...

El recorrido se inicia con dos obras introductorias, la pintura Autorretrato de espaldas de Isabel Baquedano y la instalación Perspectiva. Fuera de lugar de Gentz del Valle, que adentran al visitante en las cuestiones centrales que plantea la exposición: ¿desde dónde miramos?, ¿qué miramos?, ¿cómo miramos?, ¿existe una realidad o muchas realidades? ¿Las vemos todas?, ¿cómo abordan las artistas estas cuestiones?

El recorrido continúa con las diversas tertulias. En la primera, titulada Narciso, las artistas nos muestran con sus pinturas y acuarelas reflejos de los distintos paisajes que las rodean. La segunda tertulia, Fauno, comprende un conjunto de catorce obras entre pinturas, dibujos y grabados, que muestran la mirada y el modo de representar el paisaje de once artistas de distintas generaciones. Argos, por su parte, induce a reflexionar sobre la incapacidad del ser humano por abarcar toda la realidad la mirada y el conocimiento.

“Esta exposición tiene un carácter reparador, visibiliza una obra que ha sido poco protagonista”

Celia Palacio Ochoa - Comisaria de 'Luna en el agua'

La cuarta tertulia, Ícaro, está formada por ocho obras que ponen en valor otro tipo de representación artística del entorno: cartografías, planos y perspectivas desde una altura.

La quinta tertulia, Hades, formada por nueve obras, constituye un preludio de lo que se expone al final de la exposición. Las artistas hablan aquí de la muerte y de los graves problemas a los que nos enfrentamos en la actualidad. Y el epílogo, como sexta tertulia, presenta tres propuestas artísticas que, con mayor o menor dramatismo y humor negro, muestran sus respectivas visiones de la destrucción del entorno natural por parte de las civilizaciones desarrolladas.

De las 55 obras que lucen en la exposición Luna en el agua, 20 pertenecen al Museo de Navarra. El resto son préstamos del Parlamento de Navarra, el Ayuntamiento de Pamplona, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, la Fundación BilbaoArte, coleccionistas privados y de las propias artistas y sus familiares.

Catálogo a la venta

Para acompañar la muestra se ha editado un catálogo de 174 páginas que reúne textos de la comisaria de la exposición, Celia Palacio Ochoa, y de Juan Zapater, escritor cinematográfico y periodista que dirigió BilbaoArte entre 2010 y 2022, así como imágenes de todas las obras expuestas. La publicación se puede adquirir en el Museo de Navarra y en el Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra (calle Navas de Tolosa, 21). 

Como ilustra Zapater en el texto del catálogo, no fue hasta los primeros años del siglo XX cuando “se empezó a tener noticia de la existencia de algunas de las primeras mujeres navarras que pintaron paisajes y que participan en esta cita”.

Aquellas pioneras fueron Rosa Iribarren, Kale Garmendia, Asun Asarta, Adela Bazo, Francis Bartolozzi, Esther Navaz y María Teresa Gaztelu. Las más veteranas de esta exposición que les ha puesto en diálogo con las más jóvenes: María Jiménez Moreno, Greta Alfatro, Iranzu Antona, Amaia Gracia Azqueta, Amaya Molinet, María Azkarate y Amaya Suberviola.

En los casos más extremos, se llevan 99 años de diferencia. “Pero, y aquí se encierra una de las mejores virtudes de Luna en el agua, la radical disparidad de los lenguajes artísticos que cada una de ellas ha asumido y que en esta muestra es posible contemplar, no impide el placer y la experiencia de dejarse llevar por la sugerente lectura de cruzar sus textos, de confrontar, o sea poner a mirarse entre sí, parte de sus trabajos”, destaca Juan Zapater.