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Alfredo Sanzol: “Hay un lugar misterioso al que tengo que volver siempre para empezar de cero”

Durante su discurso, el dramaturgo destacó la importancia de regresar al origen y a la “nada” cada vez que comienza una nueva obra

Alfredo Sanzol: “Hay un lugar misterioso al que tengo que volver siempre para empezar de cero”Javier Bergasa

Alfredo Sanzol recibió el Premio Príncipe de Viana de la Cultura 2024 remitiéndose a sus orígenes en el teatro. “En el escenario del Instituto Navarro Villoslada, recuerdo los nervios. Todo me parece muy grande y yo muy pequeño, comienzo a hacer algo que funciona y entonces descubro, se me revela, que lo que estoy haciendo tiene sentido”. Así inició el dramaturgo su discurso, en el que destacó la importancia de regresar al origen, a la nada, al inicio, cada vez que empieza un trabajo.

“Esta expresión, tener sentido, es muy amplia, pero tiene que ver con unidad, armonía, organicidad, propósito, significado”, continuó. “Es algo que todos buscamos en diferentes lugares y que yo encontré en el teatro”, manifestó. Para ilustrar esta afirmación, se remontó a otra anécdota, cuando su maestra en la Escuela Navarra de Teatro, Maite Pascual, le dio para leer la obra Como los griegos, una traducción de Greek de Steven Berkoff. “Hasta entonces, los textos teatrales que había leído me habían gustado, pero este parece que está escrito para mí”, contó.

Sanzol destacó que tanto el recuerdo en el escenario del instituto como el recuerdo en la biblioteca le han ayudado siempre a recuperar el equilibrio. “Fueron las dos primeras veces en las que fui consciente de que hay un punto, un centro, del que surge todo mi trabajo que es un misterio”, contó. “Un lugar desconocido pero que puedo sentir con fuerza cuando está sano, activo”. Un lugar que, según contó, es el mismo centro y fuente de sus historias que, cuando comenzó a escribir a los 12 o 13 años.

“Algunas veces se habla del trabajo artístico como si fuese una progresión hacia un punto de perfección que está en el infinito”, apuntó Sanzol. “Sin embargo, mi experiencia es que cada nuevo proyecto pide volver a algo parecido a la nada, al vacío, una paradoja. porque de la nada no sale nada y todos somos el resultado de una comunidad, de una historia, de una progresión. ¿Cómo puede ser que ambas cosas necesiten vivir juntas?”, planteó.

“El lugar del que nace la creatividad podría tener una gran concentración de masa. Una mezcla de todo aquello con lo que nacemos, más lo que aprendemos por imitación, más lo que conocemos por experiencia”, describió. Todo ello, conforma “una masa de una densidad tan alta que pudiera parecerse a la nada”.

El dramaturgo confesó, además, que nunca ha tenido la sensación de haber llegado profesionalmente a ningún sitio. “Desde que comencé a escribir y a dirigir, sentí la plenitud del sentido”, manifestó. “Acabar un proyecto solo llevaba al mismo lugar, a un mismo inicio. Un inicio que había acumulado muchas experiencias, pero eso no servía para librarse del origen”, destacó.

Por tanto, Sanzol expresó que su responsabilidad ahora “es seguir siempre la necesidad de la forma que pide ver a la casilla de salida”. “Ahora estáis viendo a una persona de 51 años, que os habla pareciendo que sabe algo, pero sobre ese tema sé lo mismo que sabía cuando era adolescente, que hay un lugar misterioso al que tengo que volver siempre para empezar de cero”.

Para poder vivir ese riesgo, que describió como “una sensación de vacío, esa oscuridad penetrante de la que parece que uno no podrá salir nunca”, destacó que ha necesitado siempre “el apoyo de mi familia, mis amigos, mis maestras y maestros”. Sanzol expresó, emocionado, que no lo podría haber hecho solo. “Gracias a vuestra compañía, he podido habitar mi soledad de una manera creativa”. Por ello, agradeció todo el apoyo profesional y todo el reconocimiento que ha tenido en Navarra. “Este premio me hace muy feliz y me da fuerzas para seguir volviendo a ese lugar parecido a la nada que está lleno de todo”, concluyó.