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Raúl de la FuenteDirector de 'Los Williams'

"Mi reto ha sido hacer una película que guste a las personas que no son futboleras"

La película ‘Los Williams’ del realizador navarro Raúl de la Fuente llega este jueves 31 de octubre a los cines. Una historia de fraternidad, familia, raíces, sueños y esperanza a través del “poderoso altavoz” del fútbol

"Mi reto ha sido hacer una película que guste a las personas que no son futboleras"Kanaki Films

Raúl de la Fuente espera que Los Williams se disfrute en familia, que entretenga a un público muy diverso, y, también, que aporte “un granito de arena en tolerancia y en la lucha contra el racismo”. La película de “black basque power” que acerca la historia familiar de Iñaki y Nico Williams llega este jueves 31 de octubre a los cines, en Navarra a Golem La Morea y Yamaguchi. El viernes 1 de noviembre, a las 20.30 horas, el propio Raúl de la Fuente y la productora de Kanaki Films, Amaia Remírez, presentarán el documental en los cines Yamaguchi de Pamplona.

¿Cómo acoge este momento del estreno en salas? Seguro que el público navarro espera con ganas Los Williams.

Eso siempre es una incertidumbre grande. Sí notamos que el público está deseando ver la película, al menos eso transmite. El documental ha levantado bastante expectación, y también la presencia de Iñaki y Nico en el Festival de Donosti... Ojalá la gente se anime este puente de Halloween y vaya al cine.

Aunque lo deportivo está muy presente en Los Williams, gana en peso el relato personal, humano, aunque esté directamente ligado al fútbol.

Sí, sí, yo quería hacer una película de fútbol que no pareciese una película de fútbol. Está claro que el fútbol es el motor, porque son deportistas que se dedican a ello, pero mi reto era hacer una película que gustase a aquellas personas que no están interesadas especialmente en el fútbol. En Donosti varios periodistas me dijeron que les había pasado eso, que les había gustado y emocionado mucho la película, y eso que no eran futboleros.

“Me gustaría que la película aportase en tolerancia, que abriera los ojos de la gente de aquí hacia la gente que migra buscando un futuro mejor”

Casi en la misma medida que Iñaki y Nico es protagonista su madre, María, una mujer imprescindible en la evolución de sus vidas.

Sí, sí. María, como decimos nosotros un poco en broma, es la que metió el gran golazo en la película. Ella es muy protagonista de esta historia, casi tanto como pueden serlo Nico e Iñaki, y los momentos de mayor emoción llegan a través de sus testimonios. Está claro que es una mujer muy fuerte, y eso se refleja en el documental. Nico lo dice en un momento dado, “es que mi madre es muy fuerte”. Y es verdad. Nico, al ser tan jovencito, de txiki no vivió tanto la dureza de la infancia que vivió Iñaki, quien fue mucho más consciente de cómo era la vida en la Rochapea y luego en Buztintxuri, y cómo su madre luchó para sacarlos adelante, en tres trabajos a la vez, dejándose la piel. El padre tuvo que irse fuera a trabajar, así que Nico no creció con la figura de un padre muy presente. Iñaki ha sido su figura paterna, quien hacía de padre y de madre casi, porque María tenía que trabajar muchísimo. Como se ve en la película, iba cada día a las cuatro de la mañana andando desde Buztintxuri hasta el aeropuerto de Noáin, es una locura, esa caminada diaria, para empezar a trabajar.

El periplo de los padres de Iñaki y Nico, ese durísimo viaje a pie por África hasta llegar a Bilbao, daría para otro documental.

Sí, desde luego se podría hacer una película solo de ese viaje. Ella lo primero que dice es que desaconseja totalmente hacer esa ruta, que es muy peligrosa. María nos contó muchísimos más detalles sobre ese viaje que no quisimos extender demasiado, pero sí, fue durísimo, por el camino perdieron a gente que murió a su lado... Imagínate, atravesar casi todo África, desde Ghana hasta el norte de Marruecos, tres países, desiertos... Libia debió ser una de las zonas más complicadas. Y sí, María abrió su corazón realmente ese día con nosotros porque no había contado esa historia con detalle, no era fácil para ella recordar todo aquello. Sin embargo ella es consciente de que tuvo muchísima suerte, y siempre reconoce que cree que llevaba un ángel dentro, que era Iñaki, que ya iba en ese viaje, en su vientre, y que fue él quien les dio suerte para llegar con buen fin. Hubo momentos en que ya no podían más y pensaron en darse la vuelta, pero Félix, su marido, dijo: no, no sigamos, vamos a intentarlo. Llegaron a Melilla y una abogada les aconsejó romper sus pasaportes para que pudieran decir que eran de Liberia, un país que estaba en guerra, y poder entrar como refugiados de guerra. Y así, finalmente, rompiendo el pasaporte, lograron entrar en España.

“Iñaki y Nico son como se muestran, tienen una relación muy natural y muy divertida, y eso es una fortuna para quien lleva la cámara”

El documental refleja muy bien la fraternidad entre hermanos. Se transmite un clima de frescura y naturalidad que sorprende.

Sí, es que ese clima existe, la manera de comunicarse y de relacionarse, la fraternidad que ellos viven como hermanos, es esa, y es muy natural. Y eso es una fortuna para quien lleva la cámara. Porque la cámara percibe la realidad, percibe que es cierto, que esas bromas no las están haciendo por la cámara. Ellos son lo que parecen. Y lo notamos mucho al volver al barrio, a Buztintxuri, en una de las escenas finales de la película, en cómo saludan a los vecinos, ¿qué pasa, vecino? Los saludan como siempre, se nota que son gente de barrio que no olvida de dónde viene y son muy queridos en el barrio, se han criado allí, jugando en esas calles, saltando esas vallas. Y es muy bonito ver que tienen la cuadrilla de toda la vida, los amigos de siempre. Son gente con valores bonitos y eso se transmite. Y estoy muy contento con esta película porque creo que tiene momentos muy divertidos. Es quizá mi película más comercial, por el hecho del fútbol y porque tiene dos protagonistas que son realmente divertidos. Aparte de la emoción que aporta la historia de María, la película tiene esa chispa.

La película mira a África y también se refleja la mirada de África a Europa. Miran hacia aquí con esperanza, con anhelo soñador, aunque el documental refleja que esos sueños son muy difíciles de cumplir.

Claro, es que la historia de los Williams es una entre un millón. Sin embargo, es cierto que los niños africanos sueñan con lograr llegar a Europa para convertirse en futbolistas. Yo he estado muchas veces por allá y muchos niños tienen ese deseo y sueñan con ello, incluso hay muchas mafias que se aprovechan de los niños en ese sentido para traerlos aquí. Entonces, sí que es un sueño que existe en la juventud africana, y claro, Iñaki y Nico lo han conseguido. Nosotros no quisimos mostrar a Iñaki y Nico como referentes de eso, de algo que tú puedas hacer y que vaya a salir bien, porque es un caso excepcional, es uno entre un millón. Lo que sí queremos es mostrarles como referentes de la raza negra, queremos que todo aquel que llega de África a buscarse la vida aquí a nuestro país sienta orgullo y sienta que tiene unos grandes artistas como son Iñaki y Nico, porque yo les he visto jugar juntos a fútbol en San Mamés y es una auténtica belleza ver cómo conectan el uno con el otro, son como dos cuchillos afilados que atraviesan el campo rival juntos, se miran, se llaman... es muy bonito y melódico ver sus movimientos, sus gestos, a veces sus enfados incluso.

“Los momentos de mayor emoción llegan a través de de María, la madre de los Williams; ella es la que metió el gran golazo en la película”

Hay un momento divertido en la película sobre uno de sus enfados.

Sí, en un momento Iñaki y Nico se enfadan en el campo, que si no me has pasado el balón, que me lo tenías que pasar, que sí, que no, y se chinan y empiezan a discutir, como dice Iñaki, como cuando estaban en el barrio; no se dan cuenta de que hay miles de cámaras filmándoles y están discutiendo como cuando jugaban en Buztintxuri o en la Rocha. Y tuvo que entrar María, la madre, que es quien realmente pone orden aquí, y decir que claro, que eso no puede ser. Pero ellos son tan naturales..., su relación de hermanos es muy divertida. Y también de respeto. Sobre todo el que tiene Nico por Iñaki, por ser el mayor, a pesar de que fíjate, Nico poco a poco se va convirtiendo en una estrella mundial, acaba de estar nominado al Balón de Oro. En la película ha habido una transformación de Nico impresionante. Cuando empezamos a conocerle era un crío muy jovencillo que acababa de llegar al Athletic y dos años después, se ha convertido en uno de los mejores jugadores del mundo. Y eso me contaba Iñaki que a él le hace sentir muy orgulloso. Yo le vacilaba diciéndole, ya sentirás celos de Nico, ¿no? Y él me decía, qué va, qué va, Nico para mí es como un hijo, y todo lo que le vaya bien, me alegra y me llena de orgullo. Y es más, decía Iñaki, yo espero algún día acompañar a Nico a la gala del Balón de Oro. Y acababa diciendo: y aun y todo, Nico sabe que el patrón soy yo (ríe).

Cartel de la película, que llega este jueves a los cines.

¿Qué le ha llevado como cineasta al terreno del fútbol?

Pues quizá mi hijo, un momento de la vida en que mi hijo tenía 7 años y jugábamos mucho juntos al fútbol. A él le gustaban los Williams y a mí también, tenían algo especial. Creo que fue eso, y el detonante surgió cuando al ser convocados para el Mundial de Qatar, Iñaki Williams decidió jugar por Ghana y Nico fue seleccionado por España; era un arranque de película magnífico, un disparo de salida muy bueno. Y me pareció que el fútbol podía ser un buen altavoz para hablar de temas como el racismo, la migración, el odio en las redes sociales, el sentimiento de pertenencia, el trabajo infantil que vemos en Ghana en los niños pescadores... Vi en el fútbol un altavoz poderoso para hablar de temas que me importaban de verdad y hacerlos llegar a más gente. También me atraía la espectacularidad y el aspecto sensorial y atmosférico que genera el fútbol. Quería intentar narrar el fútbol desde otro ángulo, mostrar una mirada propia de este deporte que es tan plástico. Y por otro lado está el fanatismo, el desvarío, la gente que disfrutaba, que gritaba... eran un montón de emociones que como cineasta me atraían.

“Ojalá mucha gente vea el documental con sus hijos e hijas, me gustaría que ‘Los Williams’ fuera una película recordada en familia”

En la película hay imágenes que muestran esos sentimientos a flor de piel en el fútbol, muchas veces para mal, con insultos racistas que no deberían tolerarse. Ahí se vive todo al extremo...

Sí, sí, se lleva todo al extremo. Y cuando yo era pequeño el fútbol no tenía tanta presencia en la sociedad como ahora. Ahora es una presencia voraz, lo ocupa todo, con demasiada fuerza.

¿Qué recorrido le gustaría para esta película? ¿O qué le gustaría que el público espectador se llevase consigo después de verla?

Lo primero de todo, me gustaría que fuese una película muy entretenida, que ojalá viese mucha gente en familia con sus hijos porque yo creo que transmite unos valores que niños y niñas a partir de 4 años ya pueden ver, entonces me gustaría que fuera una película recordada en familia. Y me gustaría que abriera los ojos de la gente de aquí hacia la gente de raza negra y que hiciera que esta sociedad fuera más tolerante con aquellos que llegan de lejos buscándose la vida, con la gente que migra para buscar un futuro mejor. Me gustaría mucho que la película aportase un granito de arena en tolerancia y en la lucha contra el racismo. Y, por supuesto, que hiciera a la gente pasárselo muy bien.