“Me gustan los personajes con aristas, que los buenos cometan errores y se pueda empatizar con los malos”
Laura Azcona (Pamplona, 1985) se traslada a Viana en su segunda novela, ‘El pacto invisible’. Un thriller de asesinatos y secretos familiares que presenta este jueves 20 de febrero en Elkar Comedias (18.30 horas)
De la brujería, las leyendas y el folklore de los paisajes navarros se ha nutrido Laura Azcona Eguinoa para construir su segunda novela, El pacto invisible (Plaza & Janés). La inspectora Julia Arrondo investiga en esta ocasión el asesinato de un joven de 21 años cuyo cuerpo aparece en una laguna a las afueras de Viana con signos de haber sido sometido a un ritual de brujería. Los indicios apuntan a una conocida familia del pueblo compuesta por tres mujeres de distintas generaciones. Tras la buena acogida de su debut literario, El pacto de las colonias(2024), la autora pamplonesa continúa la saga con una nueva historia adictiva que mantiene al lector en vilo hasta el final. Este jueves llega a las librerías.
¿Qué le llevó a ahondar en la brujería como temática y contexto?
El punto de partida es en mi caso la localización. Me gusta mucho escribir de lugares de Navarra que quizá no han sido tan nombrados antes, que están un poco en segunda línea, por así decirlo. Con la novela negra se tiende a pensar, a imaginar o a trasladarse más a sitios del norte, a bosques frondosos y demás, pero a mí me apetecía reivindicar que en Navarra tenemos también otras zonas y otros lugares bien bonitos y con mucha historia y muchas leyendas, como Viana, en este caso. Cuando me puse a investigar me encontré con la historia del brujo de Bargota y de Endregoto, la cieguecita de Viana. Me apetecía poner en valor esta zona de brujería, menos conocida que Zugarramurdi.
Viana es casi un personaje más de la novela, junto a los de carne y hueso que van desfilando por ella y que están minuciosamente descritos. Hay un gran trabajo de personajes.
Sí, sí que lo hay. A mí me gusta que los personajes tengan muchas aristas, que ni los buenos o benevolentes sean del todo buenos, que puedan cometer sus propios errores; y que ni los malos sean tan malos, que tengan también sus motivos con los que quizá puedas hasta empatizar. Y ahí ha habido un trabajo grande, sí.
Ha mencionado la historia de la cieguecita de Viana y el brujo de Bargota, que como dice en el libro “es un buen ejemplo de cómo las mujeres lo han pagado mucho más caro que los hombres a lo largo de la historia” por los mismos actos. En esta novela hace un poco justicia, y hace un canto a la sororidad, ¿no?
Sí, porque para el que no conozca la historia de la cieguecita Endregoto, era una curandera de Viana a la que acudía la gente para curar distintos males. Y un día, el conde de Aguilar, viendo que se hacía mayor y estaba perdiendo su sex appeal, recurrió a ella para tener el elixir de la eterna juventud. La curandera le dijo que se lo proporcionaría, y con la ayuda del brujo de Bargota y de otros personajes que había allí, quedó con el conde en una bodega y, no sé si de mala fe o no, porque de eso no encuentro mucha información, el caso es que lo descuartizaron pensando que lo que estaban haciendo era un ritual mágico que iba a funcionar y que iba a hacer que al amanecer el conde renaciese más joven. Efectivamente eso no ocurrió, fue una masacre, les pillaron a todos y por ese acto criminal, en aquella época en torno al año 1.600 en que estaba el Tribunal de la Santa Inquisición en Logroño, a la cieguecita la quemaron en la hoguera y al brujo de Bargota no, porque “solo estaba mirando”. Me llamó poderosamente la atención esta injusticia, el ejemplo tan vívido de cómo por un acto tan atroz hay gente que paga con con distinto precio, y normalmente las mujeres salen peor paradas.
“Me interesan los lugares de Navarra que no han sido tan nombrados, y en este caso quería poner en valor Viana como zona de brujería”
Además de la brujería, los secretos y las rencillas familiares juegan un papel importante en esta historia. ¿Son una mina de oro para el género negro?
Claro. Ahí siempre hay material. Aquí tenemos a dos familias del pueblo enfrentadas entre sí, y bueno, habrá que averiguar cuál es la motivación que esconde cada una para estar enfrentada. La novela en ese sentido bebe un poco de esa triste idiosincrasia que muchas veces tienen los pueblos, y que da mucho juego. Como reza el dicho, “pueblo chico, infierno grande”. De hecho, existe todo este tema del rural noir..., bueno, pues esta historia podría ser un rural noir.
Y un euskal noir. La cultura vasca está siendo una rica fuente para una nutrida hornada de escritores y escritoras de género negro. Sus paisajes, sus gentes, su folklore... ¿Qué diría que tienen de inspirador?
Pues es que en estas tierras ya de por sí tenemos una historia antiquísima, tenemos mitología propia, tenemos leyendas, pueblos increíbles, tenemos una cultura muy fuerte y muy propia. Y la amalgama que provoca todo eso es la mejor pasta base para construir historias. Lo primero porque esas historias ya existen y las puedes tergiversar, modelar, modificar, puedes jugar con ellas; y lo segundo porque con esa base tan buena puedes crear tus propios mundos. Tenemos muchísima suerte de estar en una comunidad que tiene una pasta base increíble.
Dice que disfruta mucho de la fase previa a la escritura, del proceso de documentación. ¿Cómo ha sido en el caso de El pacto invisible?
La historia tiene una trama principal que gira en torno a la religión Wicca, la brujería y el mundo de Viana y de las bodegas. Para documentarme sobre esto, aparte de leer mucho, me entrevisté con Fernando González, que es el sumo sacerdote de la religión Wicca Celtíbera. Gracias a su ayuda y las interesantes conversaciones que tuvimos, entendí mejor conceptos que había leído en libros o en artículos. En cuanto a Viana, me gusta mucho visitar las localizaciones, así que acudí allí, estuve en la oficina de turismo y ahí Pilar me ayudó muchísimo, me hizo un recorrido por las calles, estuvimos por varias bodegas, fue increíble y súper bonito. Y luego hay una subtrama en la novela que ocurre en Lekeitio, digamos que conservo un mínimo espíritu de la primera novela... Y ahí lo mismo, me gustó mucho acudir a Lekeitio, documentarme in situ, hablar con personas... Eso para mí es un regalo, de verdad.
“Las mujeres lo han pagado a lo largo de la historia mucho más caro que los hombres por los mismos actos, y es una gran injusticia”
También ha trabajado, cómo no, con profesionales de la Policía Foral, y con una psicóloga...
Eso es, estuve con el jefe de la diligencia de la Brigada de Delitos Contra las Personas de la Policía Foral y me ayudó muchísimo. Y para construir otros personajes y entender la conducta que podrían tener, recurrí a una amiga que tengo psicóloga, Ainara; me ayudó un montón para conocer mejor un trastorno de uno de los personajes..., dejémoslo ahí para no desvelar más.
¿Cómo se construye una novela de 500 páginas en la que hay una trama principal, la investigación de un asesinato, pero también muchas otras subtramas que se van descubriendo a lo largo de la historia? ¿Cómo se hace, usted misma va descubriendo e ideando sobre la marcha o lo tiene claro todo desde el principio?
Ni yo misma me explico cómo sucede. Es que es magia. Una compañera me dijo una vez que es como si te convirtieras en una especie de médium... parece que te están chivando por el pinganillo lo que tienes que escribir... Yo al final lo que tengo, como dices, es una trama y varias subtramas. Y quizá tienes titulares de cosas que te gustaría que pasaran, pero que pueden ser directamente una frase de cinco o seis palabras: ahora encuentra un plano, ahora se ve cómo recorre el casco viejo, se entera de no sé que... y eso es un capítulo. Ahora, ¿cómo puedes con una frase llenar de repente diez hojas? Es lo que no me explico. O sea, yo luego estoy improvisando, a partir de pensamientos, de cosas que se te ocurren, recuerdos que tienes... Y es que es magia. Yo tampoco lo entiendo.
¿Cuánto tiempo de escritura le ha llevado esta segunda novela?
Tres meses.
Pues sí que parece magia. Ha fluido bien la escritura...
Sí. La primera novela tenía 330 páginas y la escribí como en ocho o nueve meses, y ya la gente me decía: pero qué rápido, en menos de un año... Y con ésta han sido tres meses. También creo que una buena base de documentación te ayuda mucho a tener las cosas claras y a hacer que fluyan en la escritura. Quizá no te das cuenta, pero te sientas y tienes ya la mitad del trabajo hecho.
“Ni yo misma me explico cómo he escrito en tres meses una novela de 500 páginas... es que es magia, te conviertes en una especie de médium”
¿Cuál diría que ha sido el mayor reto de este thriller literario?
El mayor reto ha sido poder construir algo aprendiendo de las cosas de la primera novela que quizá me hubiera gustado hacer de otra manera. Poner en práctica todos esos aprendizajes del primer libro. Y en este sentido estoy muy contenta porque los primeros feedbacks que estoy teniendo ya son súper positivos. Todo el mundo me dice que engancha mucho y eso me hace estar muy contenta. Porque es muy difícil que un libro te enamore y te pille durante horas. Al final estás compitiendo contigo misma, pero también con otras muchas historias que hay a la vez en el mercado.
Imagino que la mejor recompensa es esa, que el lector no pueda parar de leer hasta el final, ¿no?
Sí, sí, sí. Y esa es una cuestión también un poco mágica, ¿no? El por qué, la receta de cómo se consigue eso... Desde luego yo no sabría decir los ingredientes. Pero al final yo creo que si es algo que tú escribes con pasión, con documentación y que está bien hilado, eso se transmite.
¿Cómo está viviendo esta fulgurante carrera literaria? Con su debut fichó ya con un gran sello como Plaza & Janés, con el que ahora repite. Se consolida esa apuesta.
Sí, sí. Mira, el escritor Carlos Bassas me dijo en su día, antes de publicar la primera novela: “La novela más difícil es la segunda”. Y yo no entendía por qué. Pues qué razón tenía. Porque si te ha ido bien la primera, tienes mucho miedo porque quieres que te vaya igual de bien o mejor. Y si te ha ido mal, quieres que te vaya bien.Entonces, por una cosa o por otra, sientes más presión, estás más pendiente, más intranquila. Con la primera era un disparo, un brindis al sol. Y he tenido la suerte de que ha ido muy bien, y con esta segunda pues apunta maneras a que incluso mejor. ¿Adónde me va a llevar este recorrido? No lo sé, pero yo encantada de poder seguir aquí todos los años que me dejen y más.
“Navarra y la cultura vasca son una pasta base increíble para novelar, con una historia antiquísima, mitología propia... tenemos suerte”
La inspectora Julia Arrondo no soporta las injusticias y es algo cabezota. ¿Tiene algo en común con ella? ¿Ha trasladado algo de su carácter a la protagonista de esta saga?
(Sonríe) No..., ojalá fuera yo tan buena como Julia. Al final los personajes son como una mezcla de caracteres... Lo más importante es que sirvan a un propósito de la historia, que cojan su identidad propia y vayan evolucionando a lo largo de la trama. Para mí sería imposible identificarme con uno de ellos, y además sería como como sacar mis propias vergüenzas a relucir. Sí es cierto que a la hora de crearlos, inevitablemente te fijas en rasgos de la realidad, de gente que tienes cerca, pero para evitar asociaciones lo que haces es mezclar características o rasgos propios de varias personas, quizá de alguna hermana mía, de algún amigo, y de la suma de los dos pues nace la base para crear un Beloki, un Aguirre, una Julia o un Aitor.
Imagino que volveremos a ver a Julia Arrondo en nuevas investigaciones. Al final del libro se apunta a algo...
Puede ser, puede ser... Yo mientras se pueda y me dejen, encantada de la vida. Pero sí, sí, ya tengo algo en mente y como no puedo parar quieta, ya me estoy documentando para una tercera novela.
¿Será un tercer Pacto?
Quién sabe... Claro, ya que me he metido en el Pacto uno y en el Pacto dos, quizá habrá que darle continuidad con un tercero en el título. Sea como sea, a mí lo que me gusta es la mezcla de misterio, investigación policial, thriller y esas pequeña dosis de aventuras que yo creo que tienen las dos primeras novelas. Si consigo mantener esta fórmula y eso se llama Pacto, oye, pues adelante.