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Javier Lerín, escritor: “En la novela, la masía actúa como un agujero negro o como un desagüe del que los personajes no pueden escapar”

A sus 38 años, el pamplonés Javier Lerín ha publicado su primera novela, ‘La casa de los perdidos’, un ‘thriller’ psicológico a medio camino entre Pamplona y Barcelona

Javier Lerín, escritor: “En la novela, la masía actúa como un agujero negro o como un desagüe del que los personajes no pueden escapar”Iñaki Porto

De lo que el escritor novel Javier Lerín (Pamplona, 1986) está seguro es de que el 13 de febrero de este año publicó su primera novela, La casa de los perdidos (publicada por el grupo editorial Penguin Random House), unthriller psicológico que nació de las largas horas de tren de camino a Barcelona y en el que impera la duda metódica, la necesidad de conocer y una carta de amor a la tierra natal del autor, Pamplona. Todas estas nociones se materializan a través de una mujer –Leyre Aranguren–, una finca catalana y una autocaravana. Y un misterio –cada vez más obtuso, debido a las pérdidas de memoria de la protagonista–: qué fue lo que pasó con su madre. Una pregunta que, en apariencia, solo puede resolverse en la masía, pero nadie sabe nada. O quizá sí.

Se ha estrenado como escritor a través de un thriller cargado de saltos temporales, ¿por qué?

Es el género que más leo y que más me divierte. No podía escribir sin disfrutarlo porque, de otra manera, lo habría dejado. De siempre he sido una persona creativa y, cuando era más pequeño, eso lo suplía con Marvin, que era mi grupo de música. Sin embargo, cuando me mudé a Barcelona, esto desapareció y notaba que me faltaba algo. Así que me decanté por la escritura. Es como que se han producido una serie de carambolas que me han llevado hasta aquí.

¿Cómo se escribe un thriller?

Dicen que hay dos tipos de escritores; los mapa –que planean previamente todo cuanto van a escribir– y los brújula –quienes funcionan a través de una idea vaga–. En mi caso, me identifico más con el segundo. Escribí el primer capítulo, que comienza en el futuro, sin tener ni idea de cómo iba a llegar hasta ahí, cómo lo iba a solucionar. El primer borrador fue un caos y, después, solo tenía que atar los cabos sueltos. Pero fue muy costoso y requirió de bastante trabajo. Son muchos dolores de cabeza.

La protagonista de la novela es Leyre, una mujer de 32 años natural de Pamplona que acaba de sufrir la pérdida de su madre, pero utiliza la segunda persona, como si ese personaje fuera el propio lector...

Sí, esto lo hice por dos motivos. El primero, porque anima al lector a estar en la piel de la protagonista desde el minuto uno. De hecho, quienes lo han leído, me han dicho que sienten todo lo que Leyre siente. En cuanto al segundo motivo, tendrá que ser después de la entrevista para no hacer ningún spoiler –se ríe–. 

Una masía, una mujer y una autocaravana. Y, en torno a esto, una duda. ¿Cómo dialogan estos tres elementos en su novela? 

Cuando me mudé a Barcelona, estuve buscando una habitación para vivir, pero todo era muy caro. Así que me topé con esta masía, que estaba cerca de mi trabajo, tenía un gran terreno y podía conocer a todos los habitantes de la casa. La fui a ver de día, era muy luminosa y tenía muy buena pinta, pero de noche... Era el sitio perfecto para ambientar una novela. Y Leyre era perfecta para conectar este espacio con Navarra, con su pasado y, en cierto sentido, con el mío. Con nuestras raíces. Casi la mitad de la trama sucede en Pamplona porque es el lugar que más conozco, con el que me sentía más cómodo para escribir. Incluso, pensé que escribir sobre Pamplona era una manera de que la novela sea más real.

'La casa de los perdidos' es un 'thriller' psicológico que trata de resolver el misterio de qué pasó con la madre de Leyre Aranguren.

La casa de los perdidos es una referencia metaliteraria que aparece en su libro. ¿Qué es lo que quiso transmitir con ese lugar?

Todos los personajes que conforman la masía son personas con aspiraciones, miedos y su pasado. Pero todos tienen algo en común: están un poco perdidos. Se han salido del camino que tenían pensado y se han encontrado en la masía, que actúa como un agujero negro que lo absorbe todo, o como un desagüe que, aunque quieras salir, siempre te hace volver. Lo esencial es eso, la sensación de estar perdido.

Además de esa segunda persona, también se integran actas judiciales y un diario... 

Fui experimentando. Como no la planifiqué y todo iba sobre la marcha, también aprendí sobre la marcha. Esta novela me ha servido para aprender un poco de todo, sobre la arquitectura clásica de Cataluña, pero además ha sido como hacer un máster en Literatura y Escritura Creativa –bromea–. Con todo, para mí este proceso ha sido un juego. No sabía si iba a terminar o no lo que había empezado, pero me estaba gustando mucho descubrir la historia conforme la escribía, enredarme en la documentación, en la forma... Quería un poco de todo y confiaba que si a mí me gustaba, al lector también.

Para lograr un buen thriller, es necesario que exista un misterio que sea difícil de resolver. En este caso, todo se centra en la duda...

La gracia es engañar al lector. Que de vez en cuando tenga una pista y que, después, se camufle por medio de un nuevo acontecimiento. De manera que la primera idea desaparece y hay que volver a empezar. Se tienen que encajar de nuevo todas las piezas del puzzle hasta llegar a la solución. Me parece muy divertido. De hecho, mientras escribía buscaba el momento más adecuado para soltar cada una de las pistas y de los engaños. También es un dolor de cabeza, pero se disfruta mucho. Y creo que por eso puede enganchar.

En ese sentido, ¿cuál diría que es el sello de Javier Lerín?

Uy, no tengo claro que eso exista todavía –se ríe–. No lo había pensado. Creo que tan solo quiero hacer el libro que a mí me gustaría leer. Para eso, tiene que ser divertido y que enganche. A mí me gusta el no poderme despegar del libro que estoy leyendo porque la tensión se mantiene hasta el final. Y yo solo quiero que el lector no adivine muy pronto qué está pasando.

Trabaja como ingeniero, pero ha tenido un grupo de música y ahora es escritor, ¿cómo combina lo creativo con lo racional?

Me lo preguntan mucho y nunca tengo claro cómo responder. Aunque mi camino han sido las ciencias, siempre he tenido presente una parte humanística. En música, llevo 20 años desde que formamos el grupo y siempre he necesitado leer, tener algo que desarrolle mi sensibilidad. Hay personas que creen que la música o la escritura son dos cosas aburridas, pero nada que ver. Es algo apasionante. Y a mí me complementa.

Con el retorno de Marvin, puede incluir su libro en el merchandising.

De hecho, es algo que ya lo había comentado con mi amigo Saúl, que es el que se encarga de esto en los conciertos, y me dijo que no le parecía una mala opción. Así que...

En los agradecimientos, le insinúa al lector que no esconda un cadáver en Eunate, ¿lo ha comprobado?

Pues es una licencia literaria. Durante el proceso de escritura, me acerqué para comprobar si era posible saltar el muro que se encuentra al lado de la iglesia. Y, desgraciadamente, vi que había cámaras. “Mierda”, pensé, pero me lo permití, y ya lo aproveché para bromear con aquellos que lean el libro hasta el final.