Camino a la Meca se inspira en hechos reales. Los que vivió una mujer, la artista sudafricana Helen Martins, que en los años del apartheid rechazó las imposiciones de todos los estamentos y defendió su libertad personal y artística en un entorno hostil.

Escrita por Athol Fugard, dirige la obra Claudio Tolcachir. Carlos Olalla y Natalia Dicenta, en un nuevo encuentro con su madre sobre las tablas, acompañan a Lola Herrera en esta historia sobre un ser que, como apunta el director argentino, “persigue el deseo y la luz de la inspiración que no corresponde a ninguna edad ni a ninguna generación”.

Regresa al Gayarre después de su visita en 2023 con ‘Adictos’. ¿Por qué ahora ‘Camino a la Meca’?

–Porque es una historia que me encantó, que tiene unos personajes maravillosos y que habla de cosas de las que me interesaba hablar. Como la libertad en general y el derecho a decidir de la gente mayor, a que se respete el modo de vivir que ha elegido. La obra la buscó Claudio Tolcachir, a mí me gustó muchísimo y nos pusimos a trabajar.

Tres funciones en Pamplona, ciudad que ha visitado en innumerables ocasiones.

–¡Bueno, toda la vida! A lo largo de mi carrera, he pasado por el Gayarre con todo lo que he hecho, así que tengo una historia de muchos años con este teatro. Fíjate que en el año 57 del siglo pasado ya había actuado en Pamplona.

“Lo de ser de ultraderecha no lo entiendo, tiene que ser por ignorancia, porque ¿cómo es posible que haya gente que vote contra sus derechos?”

Y recibida con los brazos abiertos.

–Así ha sido siempre. Pamplona es una ciudad que me gusta mucho, mucho, mucho. Tengo el placer de trabajar en el teatro de una ciudad donde se nota que hay afición, lo que para nosotros siempre es un gran aliciente.

He leído que Claudio Tolcachir quedó prendado de Lola Herrera por su carisma y que alucinó por su curiosidad y deseo. ¿Después de casi siete décadas de carrera, son estos elementos los que siguen siendo su estímulo y motor?

–Claro. Nunca he perdido las ganas de seguir haciendo y aprendiendo. Es más, esas ganas han ido aumentando por el camino. Siempre he buscado y, afortunadamente, he encontrado cauces nuevos que explorar, ya sean al frente del recorrido o a los lados. A mí me sigue apasionando recorrer esta senda. Siempre he sido una persona muy curiosa y muy de aprender, de llevarme siempre algo de lo experimentado. Hay veces en que es bueno, y otras veces en las que es malo, pero de lo desagradable también se aprende, ¿no? (Ríe).

Es curioso, muchas veces creemos que las personas mayores solo quieren irse a Benidorm y tumbarse en la playa, y las aparcamos o no contamos con su opinión sobre la vida, el mundo, la sociedad, el futuro... Sin embargo, Lola Herrera demuestra que la curiosidad y la implicación social es eterna.  

–Bueno, y si están en la playa en Benidorm, me parece estupendo, porque el abandono de las personas mayores en nuestra sociedad es mucho más profundo y nefasto. Yo por mis mayores siempre he tenido pasión. Los he cuidado, los he mimado, he vivido con mis padres, con mi tía mayor, María, que duró hasta los 105 años... Me gusta cuidarles porque, entre otras cosas, son personas que han hecho mucho por nosotros y creo que se merecen que hagamos lo mismo por ellos. Hay que atenderles, pero no mangonearles. Eso nunca. Tienen derecho a tomar sus decisiones hasta el fin de sus días. A veces no se les tiene encuenta, como si su opinión no importara, y eso es una falta de amor, de respeto e incluso de sensatez. Todos vamos a cumplir años y a envejecer, y si no lo hacemos, mala señal.

Los jóvenes de ahora son los viejos de mañana.

–Así es. Es ley de vida. Antes, en las casas eran los mayores los que tenían la palabra. Para mí, oír hablar a mi abuela era como oír hablar a Séneca. Sentía fascinación por las historias que nos narraba. La gente mayor siempre tiene cosas que contar, más que nada porque ha vivido muchos años y, si ha cultivado la curiosidad, ha tenido muchas experiencias. También porque, aun habiendo tenido una vida más simple, ha realizado un largo recorrido y acumula un legado.

‘Camino a la Meca se inspira en un personaje real, Helen Martins, una escultora sudafricana que lucho contra todo y contra todos para preservar su libertad artística y personal. Me suena un poco a la actitud que Lola Herrera ha recorrido un camino similar.

–Sí, puede ser. Esta mujer es muy especial porque hay que saber en qué situación decidió vivir como quería. Y dónde, claro. Era viuda en la Sudáfrica del apartheid y se fue a vivir y a trabajar a una casa de un pueblo perdido en el desierto en el que había unas normas de comportamiento muy estrictas y en el que la iglesia decidía muchos aspectos de la cotidianidad. Aquella era una sociedad muy, muy cerrada y, en ese contexto, esta mujer tiró por la calle de en medio e hizo lo que quiso. Así que esta obra es, en realidad, un canto a la libertad.

Lola Herrera, en una escena junto a su hija, la actriz Natalia Dicenta. Daniel Dicenta Herrera

Importante planteamiento dados los tiempos que estamos viviendo, donde la ultraderecha crece a cada minuto, sobre todo entre mucha población joven, y donde asistimos a barbaridades televisadas un día sí y otro, también. ¿Cómo está viviendo estos momentos?

–Mal, muy mal. Pienso que solo la ignorancia puede llevarte a hacerte de ultraderecha. No puede haber otro motivo. Y eso me lleva a pensar que algo hemos hecho mal, no les hemos contado bien lo que ha pasado. Entiendo que cuando llegó la democracia, no se hablaron las cosas abiertamente; entonces se quería evitar el derramamiento de sangre y me parece fantástico, pero a los dos o cuatro o seis años se debía haber empezado a poner las cosas en su sitio para que nadie se equivocase y para que nadie dijera que no sabe lo que pasó. Eso es pura ignorancia. Es que si no, no entiendo cómo puedes ir en contra de tus propios derechos. Eso es terrorífico para el mundo en general. Es como dar un salto atrás al vacío más absoluto, como caerte por un terraplén sin saber adónde vas a ir a parar. Yo nací un año antes de la guerra y he vivido una dictadura desde una casa humilde y una familia obrera; por eso me aterroriza todo lo que está pasando.

No es para menos.

–Lo que más me aterroriza son estos avasallamientos que se están produciendo, como la invasión de Ucrania por parte de Rusia o las matanzas en Gaza a cargo de este señor, Netanyahu, por llamarlo de alguna manera. Lo que está haciendo no tiene nombre. ¿Es que no se acuerda de lo que les hicieron a ellos? Se ha hablado y escrito muchísimo sobre ello. Parece que no, porque él está haciendo lo mismo con los palestinos. Y lo que me produce auténticos escalofríos es la pasividad del mundo ante este atropello sin límites. Eso me deja completamente trastornada. Siento muchísima vergüenza de tener que asistir a esto y solo poder comentarlo. Sé que hay que protestar, más que nada porque individualmente no tenemos fuerza para hacer nada, pero lo que está pasando es inhumano.

Sin duda, el espíritu combativo de Lola Herrera sigue muy activo. La esperamos aquí este fin de semana, y junto a su hija, Natalia, con la que hacía años que no trabajaba.

–Sí, sí, este ha sido un regalo para las dos.