Artistas navarras/os con antifaz
Alfredo Sanzol, con nada menos que ocho Premios Max, y Natalia Huarte, Demode Quartet y Ángel Ruiz, con uno cada uno, saben lo que es recoger la manzana plateada que imaginó Joan Brossa
"El teatro es una fiesta de toda la sociedad en la que ponemos de manifiesto que la cultura es algo esencial para todos”. Con estas palabras agradeció Alfredo Sanzol los Max que ganó en 2021 como mejor autor y mejor director porEl bar que se tragó a todos los españoles, que también fue el mejor espectáculo teatral. El director del Centro Dramático Nacional es el navarro con más Premios Max,nada menos que ocho. Junto a él, hay otras/os navarras/os que han recibido estos reconocimientos, como la actriz Natalia Huarte, el actor Ángel Ruiz y Demode Quartet. Y comparten algunas de sus impresiones unos días antes de que el Teatro Gayarre se convierta en la sede de la28ª edición de la gala.
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“Buenos efectos”
“Cualquier premio, incluidos los Max, son una manera de resaltar un trabajo, de aplaudirlo de una manera especial, de señalar que por parte de la profesión teatral y del público tienen un respaldo, y eso que siempre tiene buenos efectos”. Es la opinión de Alfredo Sanzol, que tiene 8 manzanas con antifaz: 5 como mejor autor, por Delicades, Días estupendos, En la luna, La respiración y El bar que se tragó a todos los españoles. Con esta última obra obtuvo también el la de mejor espectáculo teatral, igual que con La ternura y con Falsestuff.
En la edición de 2001 ya fue finalista a mejor montaje por Como los griegos. “La gala se celebraba en Bilbao y aquella primera vez fue como todas las demás: al principio vas de espectador, cero nervios, luego llega el momento, me pongo nervioso quiera o no, y si dicen mi nombre no me lo puedo creer y me da alegría y si no lo dicen, me parece normal”, indica. Sobre la ceremonia, destaca que, ante todo, es “una celebración que hacemos para que el público pueda disfrutar acordándose de los espectáculos que ha visto, o de los que piensa ver, o de los que les habría gustado ver”. Se trata de “una fiesta para reunirnos y hacer memoria de las cosas que hemos hecho durante la temporada”.
El lunes estará “seguro” en el Gayarre, donde será uno de los doce profesionales que entregarán premios. “Desde hace mucho, la SGAE celebra la gala de los Max en una ciudad diferente cada año y a mí me parece una idea buenísima, porque resalta el carácter itinerante del teatro. Esa es nuestra esencia, y es una buena noticia que este año sea en el Gayarre, que es clave en las giras de las compañías”, concluye, encantado de volver a casa para el evento.
Cuatro veces de maestro de ceremonias
En 2017, Sanzol obtuvo el galardón a mejor dramaturgia y el actor pamplonés Ángel Ruiz fue elegido como mejor actor por su trabajo enMiguel de Molina al desnudo.Entonces, el intérprete compartió que actúa “para dar una bofetada a nuestras conciencias”, y dedicó el Max “a los oprimidos que cayeron en el olvido”, caso del actor y cantante de copla al que daba vida en la citada obra.
"Los artistas debemos mojarnos con todo aquello que atañe al sentido común, la defensa de los derechos humanos y los desfavorecidos”
El pasado 12 de mayo, Ruiz logró el Talía como mejor intérprete lírico por La rosa del azafrán. También en ese momento se acordó de los abandonados, mencionando “a todo el pueblo de Gaza y a las niñas y niños que son masacrados por el Estado asesino de Israel”. “Al contrario de lo que piensan algunos, los artistas debemos mojarnos con todo aquello que atañe al sentido común, la defensa de los derechos humanos y los desfavorecidos”. En su opinión, esta “es una forma de hacer política porque el teatro en sí es política”. “Desde Esquilo, al que consideramos el primer dramaturgo, el teatro es parresía, un espejo donde la humanidad refleja sus vicios, sus demandas, sus errores, donde se incita al debate y se alimenta el pensamiento crítico con la sana intención de remover conciencias y mejorar como sociedad. Hablar de lo que acontece a nuestro alrededor es inherente al hecho artístico”, defiende.
El actor navarro conoce muy bien los Max porque ha sido conductor de la gala en cuatro ediciones. “Me parece ideal que Pamplona acoja por unos días el trasiego que supone la celebración de los premios. Mis compañeros de las artes escénicas van a gozar de la belleza y confortabilidad de la ciudad, y le aportarán la alegría y la diversidad de las gentes de la farándula”, afirma. Este año no es finalista y no va a poder estar en el Gayarre por trabajo, “a pesar de que me ofrecieron participar”, lo que le apena. “Sin duda, me habría encantado estar en mi ciudad con unos premios que significan tanto para mí”, lamenta.
Respecto al año de su trofeo, estaba “relajado”, porque “creía que no me lo iba a llevar”. Y cuando fue el turno de su categoría, “se me aceleró el corazón”, y ya cuando pronunciaron su nombre, “crees que estás viviendo un sueño hasta que sales del escenario y te diriges a la sala de prensa”. En resumen, “felicidad”. En su caso, el galardón le sirvió “para ser reconocido, que te tomen más en serio, no te miren con tanta displicencia y los medios empiecen a hablar de ti”, pero “para poco más”. “No te llaman más para trabajar por tenerlo”, admite. De la edición de este año le parece “injusto” que 1936 no sea finalista en más apartados, y espera que sí “se lleven el premio al mejor texto Albert Boronat, Andrés Lima, Juan Cavestany y Juan Mayorga, y el de mejor actor, Juan Vinuesa”.
Con un musical en euskera
“Es una alegría para los creadores navarros ser anfitriones de la celebración más importante de las artes escénicas, y, además, una oportunidad para que los y las artistas se relacionen y el encuentro posibilite colaboraciones con otros creadores del Estado”, apuntan Joli Pascualena e Iker Huitzi, miembros de Demode Quartet, que en 2021 ganó el Max al mejor espectáculo musical o lírico conKutsidazu bidea, Ixabel. “Fue una sorpresa llegar a la terna final con dos compañías importantes de Madrid y Barcelona, estando, como estábamos, nominados por un musical solo en euskera. Ya no podíamos pedir más, pero que nos lo dieran nos dio una tremenda energía”, agregan. Y cuentan que disfrutaron del “espectáculo increíble” que ofreció Asier Etxeandia en aquella gala. “Cuando llegó nuestra categoría, sí se nos hizo un nudo en el estómago, y cuando dijeron nuestro nombre, hubo nervios y explosión de alegría”.
Ambos artistas recuerdan que, como compañía pequeña, fue un “reto” sacar adelante, en pleno covid, una propuesta “complicada” como esta, “con creación de textos, canciones, coreografías, vestuarios especiales y solo en euskera”. Por eso el Max fue aun “más especial”. Y ante la gala de este año, cuentan que acudirán con Patxi Barco, director artístico de Demode Produkzioak, con el que ya preparan un nuevo espectáculo musical que estrenarán en 2026, justo cuando celebrarán su 15 aniversario sobre las tablas. Aunque antes, quizá el lunes, “haya alguna sorpresa...”
“Un recuerdo precioso”
“Fue uno de los días más especiales e importantes de mi vida, y lo guardo como un recuerdo precioso”, señala Natalia Huarte, que el año pasado obtuvo el Max a mejor actriz por Psicosis 4.48.
La intérprete navarra disfrutó “muchísimo” durante la gala, “porque ser finalista ya es ganar”, y solo la acompañaron “esos nervios preciosos de la ilusión”. Por eso, diría a las actrices que compiten este año “que se diviertan y estén muy orgullosas de todo lo que han conseguido”. A Huarte, el premio le ha servido para “sentir el reconocimiento y calor de la profesión”, que “da mucha fuerza”.
“Estoy muy agradecida porque te impulsa”, continúa, y comparte que le pareció “maravilloso” que la gala se celebrara en el Gayarre y así “poder estar en casa después del año pasado”. “Pamplona tiene muchísimo que contar a nivel cultural y que se haya confiado en la ciudad para estos premios puede estimularla mucho”, incide, muy contenta también con el Max Social que recibirán Ignacio Aranguren y Vicente Galbete. No en vano, la actriz comenzó en el Taller Navarro Villoslada.
“Estaré eternamente agradecida por la apuesta que hicieron por mí” y “por inyectarme el veneno del teatro”. “Ignacio me ayudó mucho para poder entrar en la RESAD”, por lo que es “importante” que tanto a él como a Vicente les reconozcan “la pasión y la dedicación y el rigor y los conocimientos que han hecho que muchísimos jóvenes hayamos conocido el teatro”.
En la actualidad, Natalia Huarte rueda una serie para Movistar y prepara el de una película para verano. También estrena el filmeTodo lo que no sé, ópera prima de Ana Lambarri que cerrará este viernes, 13 de junio, la Muestra de Cine y Mujeres, y volverá con La fortaleza, de Lucía Carballal a Almagro. Pero antes, el lunes 16 “ahí estaremos para celebrar y sonreír juntos”.
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