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El legado arquitectónico de Sáenz de Oiza 25 años después

Sus proyectos, algunos muy polémicos en su día, siguen marcando la pauta de muchos diseños urbanos de distintas ciudades

El legado arquitectónico de Sáenz de Oiza 25 años despuésOskar Montero

Francisco Javier Sáenz de Oiza,arquitecto y catedrático navarro, falleció hace 25 años en Madrid dejando un legado que sigue marcando la fisonomía de muchos espacios urbanos de nuestra geografía, algunos de ellos catalogados como grandes obras y otros que fueron muy polémicos en su momento.

Francisco Javier Sáenz de Oiza, en una imagen de su archivo privado.

Este es un breve repaso a algunas de esas obras del arquitecto, nacido en Cáseda (Navarra) el 12 de octubre de 1918, que fue galardonado en 1993 con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y en 1954 con el Premio Nacional de Arquitectura, además de ser un apreciado profesor de la Escuela de Arquitectura, donde impartió la asignatura de Proyectos en quinto curso.

Torres Blancas, en Madrid.

Entre 1961 y 1968, realizó el que sea quizá su proyecto más emblemático, el edificio Torres Blancas, en Madrid, por el que recibió en 1974 el Premio de la Excelencia Europea. Sus terrazas curvas y agrupadas "como si fuesen hojas de un árbol" siguen marcando la estética de la entrada a la capital en la confluencia de la calle Corazón de María con la Avenida de América. Seguramente es el mejor exponente en España de la corriente de arquitectura internacional denominada brutalismo arquitectónico.

En 1972 inició el edificio del BBVA en el complejo Azca de Madrid, un imponente rascacielos de 108 metros de altura y 30 plantas diáfanas. Su construcción respondió a numerosos desafíos técnicos, el más importante de ellos, levantarse literalmente sobre el túnel del ferrocarril del Paseo de la Castellana. El resultado sigue hoy de plena vigencia, con un espectacular tratamiento de la luz gracias a un conjunto de parasoles dispuestos según la posición del edificio.

A raíz de la cesión de parte de la obra de Jorge Oteiza al pueblo de Navarra a comienzos de 1992, Sáenz de Oiza proyectó el museo que acogería la obra del artista en la localidad de Alzuza. Se trata de un cubo de hormigón rojizo que dialoga con la obra del escultor. Ambos eran amigos y colaboradores.

Jorge Oteiza y Francisco Javier Sáenz de Oiza.

El Santuario de Aránzazu, en Guipúzcoa, fue construido entre 1951 y 1956 con un proyecto de Oiza y Laorga. Se definió como una propuesta sencilla y robusta, que buscaba la armonía entre las viejas construcciones que persistían en el enclave y el nuevo proyecto, a base de muros de piedra.

El Palacio de Festivales de Santander, cuyas obras se iniciaron en 1986, fue inaugurado en 1991, entre la marejada política y la contestación ciudadana. Teatro griego de la modernidad, según su autor, y extravagancia arquitectónica para sus detractores, hoy sigue acogiendo espectáculos y conciertos.

Proyecto 38, más conocido como El Ruedo.

Otra de sus obras polémicas fue el Proyecto-38, el edificio de 346 viviendas junto a la M-30 de Madrid, conocido como El ruedo, destinado al realojo de familias de otras zonas de la capital en los años ochenta. Corrieron ríos de tinta por sus fachadas curvas.

En Sevilla queda la Torre de Triana, entregada en 1993 y que alberga dependencias de la Junta de Andalucía. También tiene forma cilíndrica en su parte exterior, pero con un núcleo de planta cuadrada. El arquitecto se refería a esta construcción en ocasiones como Torre Adriana.