Si a principios de año celebrábamos el regreso de Los Planetas a Pamplona después de más de dos décadas de ausencia en la capital navarra, siete meses más tarde, el grupo granadino vuelve, aunque en un contexto distinto y con una propuesta totalmente diferente. Recordemos que, en enero, J y compañía actuaron en el Festival Santas Pascuas para celebrar el trigésimo aniversario de su primer disco, el generacional Super 8, mientras que este viernes lo harán en el cartel del Flamenco on Fire, recuperando la parte de su repertorio más cercana a este género.

Como suele suceder, al inicio de su carrera se alejaron del legado de sus mayores. En sus primeros discos, las influencias de las que se nutrían eran netamente anglosajonas. Suyo es el mérito de iniciar en España un tipo de rock independiente alejado de los usos y maneras que mandaban en aquella época en las radiofórmulas, heredero de bandas como Sonic Youth, The Jesus And Mary Chain, The Smiths, Mercury Rev o My Bloody Valentine, entre otros. Con sus primeros trabajos, se convirtieron en abanderados de una nueva escena musical que, si bien no terminó nunca de explotar a nivel comercial, sí que se ganó el favor de la crítica y, con el paso de los años, demostró su capacidad de influencia en más de una generación. En aquellas primeras obras no había ni rastro del folclore de su tierra.

Con el paso de los años, hubo quien señaló cierto influjo flamenco en algunas de sus letras. Es el caso, por ejemplo, del texto de Santos que yo te pinte, incluida en su álbum Unidad de desplazamiento, por aquello de su tono dramático. Sin embargo, poco o nada se filtraba en su música, que se mantenía fiel a los catecismos del shoegaze, el rock alternativo y el dream pop lisérgico. Tras una celebradísima trilogía inicial, la banda mantuvo el ritmo con sus siguientes trabajos, Unidad de desplazamiento y Encuentros con entidades.

En 2004, justo cuando se cumplía una década de su debut, comenzaron a vislumbrarse los primeros síntomas de agotamiento; Contra la ley de la gravedad era un buen disco, pero se antojaba plano en comparacíón con sus predecesores. Habían perdido gancho y capacidad de sorpresa. Sus enemigos, que siempre los tuvieron, se apresuraron a firmar el certificado de defunción de la banda, pero todavía les quedaba un as en la manga.

Antes de presentar el siguiente álbum de Los Planetas, J se enroló en Grupo de Expertos Solynieve, banda con la que publicó un epé y un disco en el que ya se veían muchas influencias del folclore andaluz. Se llegó a especular con el fin de Los Planetas, pero un año más tarde, en 2007, llegó La leyenda del espacio, con el que la banda se reinventó, manteniendo buena parte de sus señas de identidad (guitarras distorsionadas, ambientaciones eléctricas y ruidistas, canciones largas con extensos pasajes instrumentales…), pero mezclándolas con estructuras flamencas. Cada canción era su propia reinterpretación de unos de los palos (tientos, verdiales, fandangos, soleares…). Aquello no era, desde luego, flamenco pop, flamenquito, rock aflamencado ni nada que se le pareciera, sino una fusión pura y genuina.

El título, La leyenda del espacio, era un guiño a La leyenda del tiempo, como también lo era su portada; en realidad, era la misma que la del disco de Camarón, pero sobreexpuesta y sobresaturada. En la última canción del disco colaboraba Enrique Morente, mentor del grupo en su tránsito hacia las raíces (Eric, batería de Los Planetas, ya había grabado con él el legendario Omega). Con este disco, el grupo consiguió insuflar una bocanada de aire fresco en su trayectoria, encontrando un terreno en el que seguir explorando en futuras entregas, como Una ópera egipcia (que en la jerga de los gitanos significa “una obra maestra”), Zona temporalmente autónoma o Las canciones del agua, su último álbum hasta la fecha, que incluía una adaptación del poema de Lorca El manantial.

De estos discos saldrá el repertorio que interpretarán en Baluarte, en una formación inusual que estará formada por J (guitarra y voz), Florent (guitarra), y David Montañés (piano). En alguna ocasión, el líder del grupo ha afirmado que el rock “también es un palo flamenco” y que, gracias a Enrique Morente, “esa barrera que hay entre culturas diferentes se ha idodeshaciendo”. El emblemático cantaor granadino también dijo que hay muchas puertas por las que se puede entrar al flamenco y que cada persona tiene que encontrar la suya. La cita de este viernes por la noche en Zentral podría seruna de ellas.