El debut de Alberto Morais como director de largometrajes supuso una declaración de admiraciones. Un lugar en el cine (2007) se movía a caballo entre el ensayo y el documental, contó con dos presencias emblemáticas, Víctor Erice y Theo Angelopoulos, y desde entonces, Morais (Valladolid, 1976) ha levantado una filmografía con tanta calma como coherencia y consistencia. Las olas (2008), Los chicos del puerto (2013) y La madre (2016) señalan un ideario que en lo argumental se ha asomado al desgarro de la memoria histórica, a cuestiones sociales y al protagonismo de Laia Marull, una actriz por la que Morais sostiene una fidelidad extrema.

Así, tras las huellas de Víctor Erice y Theo Angelopoulos ha llegado Morais a otro cineasta de la denominada esencialidad, Robert Bresson. La terra negra, seco y minimalista relato de una agonía rural fabricada sobre la negación del lenguaje actoral, sigue al pie de la letra el rechazo de Bresson al protagonismo interpretativo, a la (sobre)actuación. Como en buena parte de las obras del autor de Pickpocket (1959), los actores en La terra negra se mueven en un registro cercano a la escultura. Sus personajes avanzan en un tempo ralentizado, la acción se congela, el movimiento se solemniza y, en medio de tanta realidad helada, el fuego de la tragedia abrasa la pupila del espectador. Eso, claro está, siempre y cuando, el que mira, la que ve, se haga cómplice de esa estética y acepte un fluir que nada tiene que ver con ese costumbrismo pseudorrealista que prolifera en las películas españolas.

Si formalmente La terra negra reclama las enseñanzas de Bresson, si en algunos instantes, el personaje de Sergi López parece escapar de las cenizas de Sirat para abrazar el quebranto de Pasolini y su mágica sombra teosófica; en otros, Morais desentierra las reliquias de ese cine español en el que la yerma tierra reclama sangre humana.

Esa España vaciada de negra tierra se abre con la imagen, aquí profética, del Agnus dei de Zurbarán. En el núcleo más rural y más vernáculo de Cataluña Morais ofrece su singular variación de un rito sacrificial.  No parece descabellado percibir ciertos estilemas que evocan el western clásico; de Raíces profundas –aquí sin niño–, a Johnny Guitar –aquí sin guitarra–, pasando por el Dead Man de Jim Jarmusch.  Ahora, este proceso dialéctico que se abre con un dies irae y se cierra con el vía crucis, no es sencillo, exige complicidad y escuece y roza.

La terra negra (LA TIERRA NEGRA)

Dirección: Alberto Morais. Guion: Alberto Morais y Samuel del Amor. Intérpretes: Laia Marull, Sergi López, Andrés Gertrúdix y Rosana Pastor. País: España.2025. Duración: 100 minutos.