“Al principio, a la gente le costaba clasificarnos; una mezcla así era fácil que acabara mal”
Un sonido nuevo y sin prejuicios. Fue la apuesta de Elefantes hace más de 30 años. Conscientes del camino recorrido, llegan hoy a Baluarte con la gira aniversario de ‘Azul’
Antes de grabar ‘Azul’, Elefantes ya había publicado un primer disco, El hombre pez. ¿Cómo estaba el grupo en ese momento?
–Llevábamos unos 5 años en activo. En el 96 sacamos un epé con cuatro temas y en el 98 publicamos nuestro primer largo, El hombre pez, que salió con una compañía chiquitita, AZ Records. En la presentación de Zaragoza conocimos a Enrique (Bunbury), que vino a vernos, y a partir de ahí surgió toda la vorágine de preparar Azul.
Hay que recordar que, a finales de los noventa, era prácticamente imprescindible tener una gran discográfica detrás para llegar al gran público.
–Claro. En aquella época la concepción de la industria era otra. Internet no existía. Prácticamente la única manera de darse a conocer era a través de una compañía con cierta potencia. Las compañías pequeñas tenían un poder muy limitado y estábamos en el underground más absoluto. Aguantábamos porque éramos una banda joven y con mucho empuje, pero era muy complicado. Sí que es cierto que al menos antes podías hacer montones de conciertos, había muchísimos garitos donde tocar. Eso se fue desvaneciendo a medida que transcurría la década. Todo fue cambiando. Nosotros cogimos la última época dorada de la industria; con la aparición de Internet, la piratería, Operación Triunfo y demás, bastantes salas se fueron a pique.
Volviendo a Bunbury, decía que se conocieron en el concierto de Zaragoza, por lo que entiendo que iría como público, no tenían contacto con él.
–Exacto. Creo que era nuestro primer concierto fuera de Cataluña. Tocábamos en una sala, creo era la Morrissey. Enrique apareció por allí, fue uno de los pocos que vino a vernos y esa noche estuvimos charlando. Empezamos una relación, a comunicarnos, a pasarnos temas. De ahí surgió Azul.
¿Cómo fue ese proceso de pasar empezar hablando y terminar produciendo el disco?
–La misma noche que nos conocimos, él ya nos dijo que le había gustado mucho la banda, que había escuchando el disco de El hombre pez, que teníamos mucho potencial y que le gustaría participar en un próximo disco e intentar ayudarnos. Que iba a intentar buscar los medios para poderlo hacer, que tuviéramos una compañía, que igual podía llevarnos también con él de gira… Bueno, eso fue surgiendo más adelante, pero inicialmente, ya esa primera noche, nos fuimos de copas por ahí y ya salió esa intención de que quería participar. Al cabo de unos meses nos llamó y dijo que ya tenía un contrato. Él fue recibiendo temas, vino a algunos ensayos… Empezamos a trabajar juntos.
¿Cómo resultó la grabación? Imagino que notarían mucho salto después de haber trabajado con una discográfica pequeña. Aquí contaban con más medios, hubo colaboraciones importantes…
–Notamos mucho cambio, sí. En la grabación y a todos los niveles. Veníamos del underground total, de tocar en garitos y hacer las cosas con muy pocos medios; con toda la ilusión, pero sin medios. Y claro, enfrentarte a una grabación con muchos medios, donde se invierte mucho dinero, donde hay una compañía detrás… Te metes en un sitio que realmente no conoces bien. Al principio es complicado. Aquella grabación fue difícil. Además, Enrique era un tipo muy exigente, estaba acostumbrado a trabajar a un nivel muy alto. Nos costó adaptarnos y nos costó hacer todo el esfuerzo para profesionalizar, entre comillas, una banda de chavales que estaban acostumbrados a otra cosa. Pero teníamos tantas ganas que se hizo. Por fortuna, aquel disco ha sido el que nos ha permitido hacer una carrera que lleva más de treinta años.
El éxito en la música depende de mil factores y tener buenas canciones no siempre es garantía de llegar arriba. ¿Eran conscientes de que estaban trabajando en un buen material?
–Sí. Elefantes siempre ha sido una banda con mucha convicción. Creemos mucho en lo que hacemos. Nosotros sí estábamos convencidos de que estábamos haciendo un buen trabajo, de que teníamos buen material y de que íbamos a hacer todo lo posible por hacer un gran disco. Estábamos en buen momento, veníamos en una buena trayectoria, se juntaron varios factores que hicieron que las cosas funcionaran bien. Y claro, tener un buen disco es una de ellas. Yo creo que a día de hoy lo escuchas, después de todos estos años, y sí que hicimos un buen disco. Reencontrarse con todos esos temas ha sido muy curioso, ha estado divertido.
Realmente era un disco con muy buenas canciones, pero fue un disco valiente, porque tampoco se subía al carro de lo que sonaba en aquel momento. Era un estilo personal: había rock, había pop, había música mediterránea, balada, rumba…
–Sí, es cierto, y más para la época, porque en aquel momento era difícil encontrar grupos que fusionaran el rock y toda la onda más anglosajona con la música más folclórica española, con la vuelta más de raíz. No es que no hubiera propuestas, pero se veía extraño. Desde el principio fuimos una banda que tuvimos problemas con los medios y con las discográficas, porque a la gente le costaba clasificarnos. Éramos muy comerciales para el indie y muy indies para lo comercial. Pero nos salía así, no estábamos forzando. Buscábamos algo que nos gustara y fuimos encontrando el punto en la mezcla del rock y la música más folclórica española, la rumba, la música melódica… Una mezcla así era arriesgada y era fácil que terminara mal.
“Era difícil encontrar grupos que fusionaran el rock y la onda más anglosajona con la música folclórica española, con la vuelta más de raíz”
Abordaron todos esos estilos de una forma muy clásica. Han pasado veinticinco años, pero el disco se podría haber grabado ayer. Ha envejecido muy bien.
–Sí. Tal vez no nos ha pasado en otros discos, pero en este es verdad que lo escuchas ahora y sigue estando muy actual. Podría ser un disco grabado el año pasado, es cierto. Eso nos hace sentir orgullosos. Al menos en algunos discos hemos acertado.
Decía que han vuelto a escuchar el disco para preparar la gira. Hay artistas que son muy masoquistas cuando miran atrás, que ven fallos, que cambiarían cosas... ¿Cómo es su mirada actual hacia el disco?
–Es una mirada amable. Ahora sentimos que hicimos un buen disco y estamos orgullosos de él. De hecho, reinterpretar el disco está siendo muy agradable. Preparar esta gira ha sido divertido en el local, reencontrarte con esos temas y tocarlos de nuevo. Obviamente no se van a quedar todos en el repertorio, pero va a haber temas que siempre van a estar ahí. Los hay que no van a faltar nunca y los hay que van a ir entrando y saliendo, porque están muy bien y nos gusta mucho tocarlos. Hay mucha emoción. Es verdad que en todo este tiempo hemos pasado por diferentes momentos. Ha habido momentos en los que estás cansado de ese disco. Inmediatamente después de hacerlo y de enfrentarte a la gira que fue muy larga. Éramos una banda underground que se profesionalizó y empezó a funcionar. En aquellos años hubo algún momento en el que sentíamos cansancio, cierto rechazo. Pero todo eso se va transformando. El tiempo va poniendo las cosas en su lugar y vas viendo las cosas con más perspectiva. Al final te das cuenta de que el disco estaba de puta madre.
¿Cómo están enfocando los conciertos? ¿Tocan el disco íntegro?
–Sí. Hemos querido arriesgar un poco y en lugar de ir mezclando los temas, vamos a tocar todo el disco, íntegro y en el orden original. Es un concierto diferente porque los momentos álgidos están repartidos u no todos al final, como suele hacerse. Es un disco muy emocionante, muy emotivo. La gente está muy emocionada desde el principio. Después tocaremos algunos temas de otros discos, pero el espacio principal es el disco Azul.
Pues entonces, que nadie llegue tarde, porque si va en orden empieza con ‘Azul’, uno de los grandes hits del grupo.
–(Risas). Azul es el primer tema, sí. También hay alguna sorpresa por ahí.
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