La oferta erótica en televisión subió el tono el pasado viernes con el estreno de Instinto en Movistar, que ha contado con Mario Casas, el actor fetiche y sobre el que se está montando buena parte de las series con tirón de la televisión actual. En la promoción además se ha podido ver acompañado de su hermano pequeño Óscar, que también participa en la serie, lo que les ha permitido que aparezcan en varios platós de televisión. A veces uno tiene la impresión de que la corporación actoral con la que cuenta la emergente industria audiovisual por aquí se basa mucho en unas cuantas familias que también se agrupan en clanes con la suficiente fuerza para sugerir determinados actores y actrices. Ocurre que hay series de determinadas productoras que repiten plantel sin ningún problema aunque cambien de cadena. Y esto va en contra de la credibilidad de los proyectos. Hay series de policías que uno tiene la impresión de que llevan varios años y resulta que son producciones diferentes pero en las que repiten en el reparto varios actores y actrices que le dan un aire como de continuidad aunque no tengan, en teoría, nada que ver. Desde luego, nada nuevo que no haya sucedido antes pero que ahora choca porque ese continuismo suena como un runrún en el corazón que fluye por encima o por debajo de la acción; le da como una uniformidad a la propuesta y que, al captarla el espectador, tiene la impresión de que la serie ya se ha visto. Y no lo digo solo por Instinto, que dentro de lo que cabe y con esas máscaras uno ya no sabe si detrás está Mario Casas o Tom Cruise. Y lo dejo aquí porque todavía no tengo hecha la lista de nombres que son hijos de famosos de la televisión de otros tiempos que son los que ahora protagonizan estas series de las que hablo o repiten de secundarios en muchas de ellas. Pero si se fijan en el reparto de Instinto descubrirán, como decía mi tía Emi, apellidos de televisión de toda la vida.