la primera vez que el cineasta Ciro Guerra, único colombiano nominado a los Oscar, visitó el punto que separa su país de Brasil y Perú supo que era el lugar idóneo para una novela negra. Así se embarcó en Frontera verde, serie policíaca que es el primer proyecto de Netflix rodado en la Amazonia. A la serie, que se estrena hoy en 190 países y de la que Guerra firma la producción ejecutiva y la dirección del primer episodio, se sumaron otros dos nombres han brillado en el cine colombiano de los últimos años: Jacques Toulemonde y Laura Mora. Entre los tres y con guiones de Mauricio Leiva-Cock, Anton Goenecha y Camila Brugués, buscaron y encontraron su triple frontera para poner en marcha una miniserie de ocho episodios.

“En este lugar donde, por un lado está el límite de la civilización occidental y del conocimiento tradicional, hay todo tipo de tráficos y tránsitos: animales, pieles, saberes, armas, drogas y gente”, explica Guerra. Además, sobrevuela como un paisaje estático “la amenaza” contra la biodiversidad que rodea a las comunidades indígenas tradicionales, así como “otras que no han sido contactadas”. En este ambiente se entrelazan los tiempos del thriller con los de los indígenas mientras una detective interpretada por Juana del Río trabaja codo a codo con un policía nativo, Reynaldo, encarnado por Nelson Camayo. Los crímenes que deben resolver se van enredando alrededor de una trama que se complica cuando descubren que uno de los cadáveres no muestra signos de envejecimiento. Es el momento en que la narración se entremezcla con la historia de dos nativos, Yua y Ushe y su batalla con un extranjero que cree que la población oculta un secreto ancestral. El hilo de la reflexión lo sigue Guerra al aseverar que en la civilización occidental “estamos de alguna manera condicionados por el tiempo”, un tiempo que “en el Amazonas es absolutamente diferente y las comunidades indígenas lo entienden así” para “trascender esa frontera”. De ese ritmo y de esos tiempos se contagia una serie que se sirve de la reflexión de Guerra, que considera que “como occidentales tenemos la idea de que el mundo es una sola cosa y cuando estamos en el Amazonas entiendes que el ser humano, de la manera en que lo somos, es una elección”.

Para engarzar la historia, Netflix desplegó una gran producción que incluyó 50 localizaciones diferentes en la selva amazónica para la que contaron con seis actores indígenas locales y 30 profesionales. Frontera verde también se sumerge en un mundo que va mucho más allá de los estereotipos colombianos perpetuados a través de otras producciones de cine y televisión. Toulemonde considera que ese no fue un lastre que tirara de ellos. “Nos dieron una gran libertad. Nunca sentí que hubiera esas cadenas (del estereotipo) dentro del proceso sino que confiaron en nosotros”, sostiene.