a pantalla en negro, dos tosidos. Así es como comienza Contagio, película que Steven Soderbergh estrenó en 2011 y que tiene una enorme similitud con la actual pandemia mundial por el COVID-19. La de Soderbergh, también responsable en Erin Brockovich (2000) y Ocean's Eleven (2001), es la primera película que debe ver si quiere hacer un ciclo sobre pandemias. De la misma manera que hizo la semana pasada con la literatura, DIARIO DE NOTICIAS repasa en este reportaje las obras que, de una manera u otra, interpelan a la situación actual.

"El mejor remedio es el aislamiento social. Limpiarse las manos y no tocarse la cara". ¿Les suena cercano? Pues es la recomendación principal que el doctor Ellis Cheever, el personaje interpretado de Laurence Fishburne en Contagio, hace en la lucha contra un nuevo virus global con una tasa de mortalidad del 25%.

La película, surgida a la luz de la pandemia de la gripe A a principios de esta década, analiza el caos sanitario por falta de suministros, la priorización de pacientes jóvenes productivos ante los ancianos, las restricciones sociales derivadas de decisiones gubernamentales y las dificultades para encontrar una vacuna. Además de muchos detalles que puedan resultar coincidentes con la situación, como curiosidad, la enfermedad en Contagiose origina en China cuando el virus da el salto de un murciélago a un cerdo y de este al ser humano.

Quince años antes que el murciélago y el cerdo de Soderbergh fue otro animal el que puso en jaque a la sociedad: un mono, el responsable de la propagación de un virus semejante al ébola que trajo de cabeza a Dustin Hoffman, René Russo y Morgan Freeman en Estallido (1995), dirigida por Wolfgang Petersen (1). Se trata de una cinta que se inicia en África con un intento de contención del virus creado para la guerra biológica mediante el exterminio de la población civil a cargo de las fuerzas militares, pero que acaba con la propagación de la enfermedad en Norteamérica.

Por supuesto, como es posible que ocurra en un futuro con la pandemia del COVID-19, el séptimo arte también ha tratado pandemias reales. La peste se ha contado en largometrajes como la cinta de 1992 dirigida por el argentino Luis Puenzo y que se basa en la novela de Albert Camus, también en El séptimo sello (1957), de Ingmar Bergman, y en El año de la peste (2), de Felipe Cazals(1979), basada en la novela Diario del año de la peste, del autor de Robinson Crusoe, Daniel Defoe (1979). Aún más, en la década de los 50 y con el trasfondo propio del noir, Elia Kazan estrenó Pánico en las calles (3), una cinta policiaca en la que los protagonistas intentan capturar a un grupo de criminales que, sin saberlo, están propagando la peste entre la ciudadanía.

Con la vista puesta en un pasado más reciente se encuentran los largometrajes que hablan de uno de los grandes males de finales del siglo XX: el sida. Con un tono muy distinto se encuentran las oscarizadas Philadelphia (1993), de Jonathan Demme, y Dallas Buyers Club (2013), de Jean-Marc Vallée (4).

Dado que podría hacerse una pieza ?o varias? exclusivamente con largometrajes que empiezan con un virus y que concluyen con un Apocalipsis zombie ?desde la original de George A. Romero La noche de los muertos vivientes (1968) hasta el éxito coreano Train to busan (2017), de Yeon Sang-ho, pasando por Braindead (1992), de Peter Jackson, y por las renovadora del género en este siglo 28 días después (2002), de Danny Boyle?, la selección que sigue, si bien aborda largometrajes de ciencia ficción, prescinde de los muertos vivientes.

Clásicos del cine de terror como Nosferatu (1922), de Friedrich Wilhelm Murnau (5), y el remake de Werner Herzog de los 70, establecen un paralelismo entre el vampirismo y la ya citada peste. También hay virus que mutan y que transforman al ser humano en otra cosa. Es el caso de Rabia (1977), de David Cronenberg (6), en el que una mujer, tras someterse a unos experimentos médicos, se convierte en un ser infeccioso con ansia de sangre.

¿Y qué hacer ante un virus? Fue La amenaza de Andrómeda (1971), de Robert Wise, basada en la popular novela de Michael Crichton, una de las primeras en plantear esta pregunta, cómo contenerlo de manera preventiva. La obra especula sobre la incapacidad humana para contener una enfermedad mortal, en este caso, de origen extraterrestre.

Sobre un virus que no ha podido ser contenido y que ha diezmado a la humanidad se podría enumerar una lista tan larga como la deL cine de zombies. Ahí se ubicaría el clásico moderno Doce monos (1995), de Terry Gilliam, y también Exterminio (1980), en la que Kinji Fukasaku, responsable del díptico de Battle Royale (2000 y 2003), alumbró a una sociedad aislada en el Ártico tras una pandemia mundial, sobre la que todavía pesa el miedo nuclear precaída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría.

Entre las propuestas más recientes se encuentra el drama La luz de mi vida (2019), de Casey Affleck (7). A medio camino entre Hijos de los hombres (2006) y The road (2009), esta cinta, que pasó por el último Zinemaldia, habla sobre un futuro cercano en el que han fallecido la mayoría de las mujeres a causa de un virus desconocido y la sociedad se enfrenta a su extinción. Tranquilos, es todo ficción.