pamplona. La penúltima jornada de la 32ª Semana de Montaña organizada por Anaitasuna tuvo una invitada de honor, Gerlinde Kaltenbrunner (13-12-1970). Muchos aficionados a la montaña abarrotaron el anfiteatro del Planetario de Pamplona para presenciar la charla que dio la alpinista austriaca sobre su ascensión al K2. Cima que le otorgó el título de ser la primera mujer en ascender los catorce ochomiles sin emplear oxígeno embotellado.

Fue una tarde de "sentimientos encontrados", como la propia alpinista reconoció. Gerlinde Kaltenbrunner se mostró "contenta" de poder estar en Pamplona compartiendo sus vivencias en la montaña, pero faltaron "dos personas muy importantes como son Iñaki (Ochoa de Olza) y Ricardo (Valencia)". Dos compañeros esenciales para Kaltenbrunner que perdieron la vida realizando lo que más les gustaba, su pasión por la montaña.

Muestra de esa tarde llena de sensaciones fue cuando Gerlinde Kaltenbrunner se juntó con la madre de Iñaki Ochoa de Olza, Pilar Seguín, y se fundieron en un fuerte abrazo. La madre del montañero navarro, además, le regaló dos libros entre los que destaca Bajo los cielos de Asia, escrito por Ochoa de Olza. "Ha sido un momento muy emocionante cuando he visto a la madre de Iñaki. Fuimos muy amigos y cuando la he visto me han venido muchos recuerdos", confesó Gerlinde Kaltenbrunner.

Toda una vida escalando La alpinista Kaltenbrunner comenzó la charla con sus primeros pasos por la montaña. Gerlinde Kaltenbrunner comentó que la pasión por este deporte le viene desde muy joven, gracias al párroco de su pueblo que muchas veces oficiaba la misa incluso con las botas de monte puestas. "He tenido mucha suerte. Me enamoré de la montaña siendo muy joven, gracias al párroco de mi pueblo. Cuando terminaba la misa íbamos al monte. Así es como desarrollé esta pasión tan intensa", explicó Kaltenbrunner.

Tras varios años como amateur, la deportista austriaca decidió dar un paso más y convertirse en profesional, tras la ascensión al Nanga Parbat en 2003 junto a Iñaki Ochoa de Olza. Era su cuarto ochomil. "Al bajar de la cima tuve la primera entrevista seria y fue cuando di el paso de dedicarme al montañismo profesionalmente. Y de esta manera conseguí más tiempo para invertir en los entrenamientos y en la escalada en concreto", explicó Gerlinde Kaltenbrunner.

"no me gusta la competición" A pesar de haber cosechado varios éxitos en el mundo de la montaña, la alpinista austriaca confesó que no es partidaria de que exista competiciones en la montaña, según ella, existen razones de mayor peso para practicar este deporte. "En la montaña y entre los montañeros no debería existir la competición, hay muchas más razones por las que ir a la montaña, no porque uno quiera ser el primero. A mí no me gusta la competición, prefiero no verme envuelta en ella, en el fondo es peligroso", confesó Kaltenbrunner.

el último 'ochomil' En la tarde de ayer, Gerlinde Kaltenbrunner también aprovechó para contar su experiencia en el K2. La montaña salvaje fue el decimocuarto ochomil de Kaltenbrunner, donde consiguió ser la primera mujer en ascender las catorce cimas sin emplear oxígeno embotellado. Una expedición llena de anécdotas y experiencias que la montañera austriaca quiso compartir con el público pamplonés.

El K2 era una montaña que se le resistía. Hasta en seis ocasiones intentó Gerlinde Kaltenbrunner alcanzar la cima. Una de ellas en el verano de 2010. Como las otras veces, la austriaca ascendió por la cara sur, la de Pakistán. Pero la muerte de su compañero Fredrick Eriksson durante la expedición, hizo que Kaltenbrunner desistiese de la ascensión. Un hecho que provocó un rechazo a esta cima por parte de Kaltenbrunner. Sin embargo, tras meditarlo con su marido y gran apoyo, Ralf Dujmovits, decidieron ascender esta vez por la cara norte. Y en agosto de este año por fín alcanzó la cima tan deseada, el K2.

"Después de seis intentos, cuando conseguí alcanzar los últimos ocho mil metros fue una sensación muy fuerte. Al final has invertido tanta energía, tantas horas de entrenamiento, que cuando llegas a la cima es muy emocionante. Además, tuve mucha suerte con el tiempo, ya que conseguí alcanzar la cima a las 18.06 horas, cuando la luz del sol ya estaba muy baja. Y los quince minutos en solitario que estuve en la cumbre fueron impresionantes, quería dar las gracias al universo", relató la alpinista sobre su llegada a la cima del K2.

En definitiva, una de las mejores montañeras, aunque a ella no le guste esa etiqueta, dio los detalles de toda una vida dedicada por entero a su pasión, la montaña.