doneztebe. Esta temporada, Niko Mindegia cogía la maleta y se iba a jugar al Pick Szeged húngaro. Allí le va muy bien y está encantado con el equipo. Ahora, aprovecha el parón navideño para disfrutar de estas entrañables fiestas junto a su familia y sus amigos en Doneztebe, su pueblo natal, que percibe "igual" que siempre, y cuyos rincones recuerda con añoranza. "Aquí me pasaba yo todo el día jugando", rememora al pasar junto a unos columpios. La semana que viene regresará a Hungría, pero con la felicidad de los días vividos junto a los suyos y con una asignatura pendiente: aprender húngaro.

¿Cómo se siente uno al poder entender a los que le rodean?

Pues un poco extraño, la verdad, después de que te haces a no entender nada en Hungría. Cuando me subí al avión directo a Madrid, donde casi todo el mundo era español, me di cuenta de varias cosas: de que aquí hablamos muy fuerte, muy alto y de que es un placer entender a la gente.

¿Cómo están siendo estos días en casica?

Muy bien. Es un placer estar en casa. Ya he podido ir a Logroño a visitar a los compañeros del año pasado, he estado también en Pamplona y así ando, de visita en visita.

¿Qué tal su vida en Hungría? ¿Se ha adaptado bien?

La verdad es que ha sido fácil. Tengo un entrenador español (Juan Carlos Pastor) y dentro del balonmano no tengo problemas para comunicarme, ya que con los demás hablo en inglés, que más o menos lo domino. Al final allí estoy solo, voy solo, pero no tengo ningún problema y me adapto a todo. Se come bien, me gusta todo tipo de comida y Szeged es una ciudad pequeña, pero muy cómoda, y con mucha vida.

Ha dicho que se defiende muy bien con el inglés, pero ¿qué tal se maneja con el húngaro?

El húngaro es muy, muy, muy difícil. Es parecido al euskera, que no tiene raíces como las demás. Sé muchas palabras, porque al final llevas tiempo allí y no te queda más remedio que aprender, pero ahora, a partir de enero, quiero estudiarlo para manejarme mejor, al menos en las cosas básicas. Además, a los húngaros les gusta que aprendas su idioma, porque muchos jugadores que van allí ni lo intentan. Yo prefiero aprenderlo, porque al final se supone que voy a estar tres años y me apetece conocerlo. Aunque es muy difícil, lo voy a intentar.

Está en Hungría por su trabajo, pero imagino que también tendrá tiempo para divertirse. ¿Qué tal está el tema de la marcha donde vive?

En Hungría hay bastante marcha. Sí que son bastante tímidos y paradicos, pero luego cuando salen tienen la otra versión, la "loca". En la ciudad en la que estoy, además, el 30% de la población son estudiantes, ya que su universidad tiene bastante fama, sobre todo en carreras como Medicina y Derecho. También hay muchos españoles.

¿A usted le gusta salir?

Sí, sí. La verdad es que este año no he salido mucho, pero cuando se ha ganado un partido, sobre todo importante, sí que me gusta ir a cenar fuera con los compañeros, con Roberto García Parrondo por ejemplo, que es muy amigo mío, y sí que me gusta ir a tomar una copa y despejarme un poco.

¿Y qué tal se apaña con la cocina? Antes me decía que le gustaba la gastronomía, ¿es muy diferente a la de aquí?

Sí. Allí todos los del equipo solemos ir a comer a un restaurante después de entrenar. De primero siempre te sirven sopa, es algo muy típico. Se trata de diferentes sopas, muy contundentes, con carne y así. La verdad es que a mí me gustan. Y, de segundo, suelen ofrecer cocidos o pasta. Sin embargo, lo que echo mucho en falta es la carne a la brasa. En Hungría hay muy buena carne, pero la guisan toda, si bien no tengo ningún problema a la hora de comerla. En cuanto a la cena, no suelo cocinar mucho, y ya estoy acostumbrado a hacerme algo fácil y rápido. Me defiendo.

En Hungría también está jugando otra navarra, la 'guerrera' Nerea Pena. ¿Coinciden algo?

Nerea está en Budapest, una ciudad que me queda a una hora y media de viaje, y una vez que tenía el fin de semana libre fui a visitarla. Además, era la primera vez que iba a la capital y me estuvo enseñando la ciudad, fui a verla jugar... Pero es difícil coincidir con ella, porque solemos jugar los dos casi a la vez y además Nerea también está con la Champions, así que no tiene mucho tiempo. Pero sí que estamos en contacto. Nos conocemos desde niños y somos muy amigos.

A usted, como a otros muchos jóvenes, le ha tocado irse fuera a trabajar. ¿Cómo ve la situación por la que está atravesando la juventud?

Bueno, es duro. Muchos estudiantes que acaban la carrera se quedan estancados y es una pena, pero al final es lo que toca. Yo animo a la gente a irse fuera porque, además de que no queda otra, por lo menos aprendes idiomas y, como experiencia, viene bien. Sí que es duro, porque al final estás lejos de tu casa, cambias de cultura y de tradiciones, pero es lo que nos ha tocado. Antes la gente venía, ahora nos toca irnos, y así es la vida. Esta sociedad funciona de esta forma y hay que adaptarse.

¿Qué percepción tienen en Hungría de la crisis que atraviesa este país?

Yo me sorprendo, porque a los españoles nos tienen mucho respeto. España tiene mucho nombre allí. También es verdad que Hungría es un país más pobre que el nuestro y se nota bastante sobre todo en el sur, donde vivo. Allí el sueldo medio es de 450 euros al mes y ellos ven España como un país potente todavía, a pesar de que se dan cuenta de que mucha gente está emigrando, de que esto está mal, de que no hay trabajo y de que la gente joven no tiene oportunidades.

¿Y hay tanta corrupción como aquí?

Sí, sí, hay mucha. Sobre todo muchas mafias, como digo yo. La verdad es que bastante bien se está aquí, comparado con otros sitios.

¿Y qué valoración tienen de sus políticos? Aquí, en general, la percepción no es muy buena...

En Hungría gobierna la derecha ahora, digamos, y mi ciudad es la única importante que es de izquierdas, así que se nota mucho la diferencia. En Szeged la gente es obrera, trabajadora, y si vas hacia el norte es más de derechas. Se nota mucho la diferencia entre la izquierda y la derecha allí también.

Ahora vuelve a casa por Navidad, como el turrón. Me imagino que tendría ya ganas de estar con su gente.

Sí, muchas. He tenido varias visitas que me han ayudado bastante a sobrellevar la estancia. Un fin de semana, incluso, me fui a Alemania a visitar a mi mejor amigo, que está allí, y más o menos se me han pasado muy rápido los cinco meses. Pero siempre tienes ganas de venir a casa. Además, las Navidades me encantan. No soy ni religioso ni nada, pero me parecen unas fiestas muy entrañables, familiares, de estar con los amigos, así que las voy a aprovechar mucho.

¿Y está aprovechando también para ir al monte o para jugar a pelota, que sé que son dos de sus aficiones?

Pues sí. La verdad es que ya he estado en el monte con mi padre y a la pelota solemos ir a jugar aquí a Urtiz. Me gusta mucho. Soy un culo inquieto y no paro, y siempre me gusta hacer todo eso, sí.

Sé que su pasión por el deporte va más allá del balonmano y que incluso, con unos 14 años o así, le confiaban las llaves del polideportivo para que hiciera labores de conserje y todo. Toda una responsabilidad.

Sí, sí. Yo, en broma, les suelo decir a mis amigos que fui el primer funcionario de la cuadrilla (se ríe). Yo creo que incluso era más joven, tenía 12 o 13 años. Había un encargado del polideportivo, que se fiaba de mí porque conocía a mi padre, y me dejaba las llaves. Solía estar ahí, de conserje, y siempre cerca del deporte.

Deportes como el fútbol, ya que es un fan incondicional del Bayern Múnich. ¿Por qué le gusta este equipo?

Tampoco es que sea un fanático del fútbol, no sigo la Liga española ni sé cómo van, pero sí que me gusta mucho el Bayern desde niño. Aunque ni idea de por qué. La verdad es que siempre, desde pequeño, me ha gustado la gente alemana.

¿Qué opina de Guardiola como entrenador?

Es un crack. Yo no entiendo mucho de fútbol, pero por lo que dicen y por lo que ha conseguido, creo que es un auténtico crack.

¿Y qué le pareció el pique que tuvo con Mourinho?

Pues un espectáculo bochornoso, pero al final es fútbol, es un circo, y todo lo que se diga se magnifica mucho.

En el Bayern también está Javi Martínez. Hay navarros desperdigados por todo el mundo.

Sí, sí, ya te digo. Ahora toca salir.

Dice que la Liga española no la sigue. ¿Tampoco le interesa Osasuna?

No. Mi mejor amiga es socia y me cuenta de vez en cuando cómo va, pero tampoco es que me interese mucho.

Lo que sí le gusta mucho es viajar, según me han contado, y que lo mismo recorre Andalucía en autocaravana, como que se coge un avión y se planta en Cuba.

Sí, sí, me gusta mucho viajar. Sobre todo en el verano me gusta ir por las playicas, correr por ellas a la mañana y relajarme. Además, me encanta ir con amigos míos de aquí y, de momento, el mejor viaje que he hecho ha sido ese por Andalucía en autocaravana. Me fui con Ibai Meoki y con tres amigos más y fue una maravilla. Pienso repetirlo.

Viviendo en Hungría, Internet le resultará esencial para comunicarse. ¿Le gusta el tema de las redes sociales?

Sí. Tengo Twitter y por Facebook también me entero enseguida de todo, pero sí que echo menos cosas como el periódico. Todas las mañanas me gustaba tomar mi cortado leyendo mi diario y haciendo el autodefinido, algo que ahora no puedo. El cine también es algo que echo de menos y no poder ir es mortal para mí.

¿Allí no echan películas en versión original? Porque si al menos con el inglés se maneja bien...

En Budapest creo sí que hay, pero en Szeged no hay todavía.

Un motivo más para que se ponga las pilas con el húngaro.

Eso es. Yo creo que si el año que viene aprendo lo básico...

¿Qué otras aficiones tiene?

Me gusta mucho escuchar música. Muchas veces me quedo tirado en el sofá antes de los partidos durante una hora escuchando música. También me gusta conducir. Me saqué el carné hace un año y medio, y me relajo conduciendo. El teatro también me atrae e incluso la ópera. La verdad, he tenido que ir hasta Hungría para ir por primera vez a la ópera... No me enteré de nada, pero cantaban muy bien, y pienso repetir. También me gusta ir a tomar un café con los amigos.

Una vez regrese a Hungría. ¿Cuándo tiene intención de volver otra vez por Doneztebe?

Pues hasta final de temporada no creo que tenga tiempo. Además, tenemos competición europea, así que hasta finales de mayo o junio estaré allí.

¿Ha visto su pueblo muy cambiado?

No, no. Ya les decía a mis amigos que estaba todo igual y, la verdad, no está mal que siga así.

¿Echa mucho de menos Doneztebe?

Sí, porque siempre he jugado cerca, en Pamplona o en Logroño, y de vez en cuando me venía a cenar aquí.

¿Qué otras cosas añora de su tierra?

El pescado, por ejemplo. Allí no hay pescado de mar, solo de río, y lo hacen en plan fritanga. Se puede comer, pero no tiene nada que ver con el de aquí. También echo de menos una buena carne y el poder hablar en euskera.

¿Tiene pensado llevar algo de aquí en su maleta?

Me voy a llevar orujo de hierbas, para tomarlo de vez en cuando en una de estas comidas copiosas. Allí te dan un pálinka que es aguardiente puro y a veces lo bebes, pero un orujo de hierbas es mejor.

Un deseo para 2014.

Que todo siga igual. Que siga feliz, mi familia esté bien y, sobre todo, que haya salud. Con eso me vale.