PAMPLONA - "Tengo un mapamundi en casa con chinchetas en cada país y continente que he visitado", explicó Alex Txikon, "y no me dan las chinchetas para Nepal y Pakistán. Eso quiere decir que en los últimos años me he concentrado en esos dos centímetros cuadrados del mapamundi. Hay muchos retos importantes en todo el planeta y aventuras para hacer". El montañero de Lemoa siente que el globo terráqueo esconde desafíos de todo tipo que aguardan su atención, pero todavía quiere dedicarse un poco más al Himalaya. Allí está el Kangchenjunga, con sus 8.556 metros. Una mole de cinco cumbres, cinco picos que rompen esa frontera legendaria de los ocho kilómetros sobre el nivel del mar. Hacia ella partió ayer el vizcaíno, de la mano de dos de los mejores alpinistas del momento y con quien forma, posiblemente, la cordada de más quilates de la actualidad. Txikon se ha aliado con el kazajo Denis Urubko y el polaco Adam Bielecki para inaugurar una nueva vía por la cara noroeste de la montaña, un rincón hostil por el que pocos han osado atacar la cumbre y que cultiva un negro historial. Son 45 los montañeros que han dejado su vida como peaje al intentar asomarse a sus metros más altos, esos que nadie pisa tal y como hizo la primera expedición que llegó en 1955 como respeto a los dioses locales.

Txikon se despidió el martes en un acto ante la prensa en Bilbao. Fue el momento de mirar atrás y contar cómo fue su primer contacto con la tercera montaña más alta del mundo. Alex pisó el Kanchenjunga en 2009, cuando formaba parte del equipo que puso su granito de arena para que Edurne Pasaban fuese la primera mujer de la historia en subir todos los ochomiles. "En 2009 estuve a 60 metros de la cumbre, pero no era mi Kangchenjunga", confesó el montañero, "en aquella expedición tenía otra labor. Supimos hacerlo bien. El objetivo era que Edurne llegase a la cumbre y así fue. En el descenso le eché un buen capote para llegar al campo base. Lo conozco muy bien, pero aquello fue en la cara sur". Es por eso que el reto nace como si de una montaña nueva se tratara. Y eso motiva a Txikon, un amante de las viejas aventuras, de las que nacen en casa, a meses de calzarse las botas.

Ayer fue el día uno de la expedición, en el que sale de Loiu para llegar a Katmandú. Después le esperan dos días de travesía en autobús, una odisea a la que han optado para renunciar a peligros adicionales: "Hace mes y medio hubo un accidente de avioneta en aquella zona en el que fallecieron todos los pasajeros y hemos decidido viajar en autobús". No será hasta el día 21 o 22 cuando lleguen al campamento base, sito a 5.100 metros de altura, y al que Txikon no dudó en catalogar como "uno de los rincones más bonitos del mundo". A partir de ahí comienza a gotear una cuenta atrás de todo un mes para conseguir la machada de llegar a la cumbre por una ruta inédita.

Aclimatación El primer objetivo será hacer frente al período de aclimatación a la altura. "Hay que ascender a una cota alta para estar aclimatados y haremos esto ascendiendo a los 8.000 metros por la cara abierta por los británicos", explicó Txikon, "descenderemos al campo base, miraremos las condiciones y, cuando el tiempo nos lo permita, atacaremos la cumbre". Será en esos días cuando el vizcaíno negocie con sus compañeros de empresa los últimos detalles del asalto a la cumbre. Txikon aseguró que una de las cosas más importantes del alpinismo es la "improvisación", la capacidad para reaccionar y tomar decisiones según el estado de la ruta y la climatología. Urubko y Bielecki están cortados con el patrón del alpinismo de Europa del Este y sus decisiones son mucho más arriesgadas que las que acostumbra a tomar Txikon: "Veo más factibles otras rutas, pero ellos dos han propuesto esta. Cuando estemos en el campo base veremos las condiciones y decidiremos". Las principales dificultades estarán en dos barreras de escalada pura y dura a unos 6.500 metros y por encima de los 7.000 metros, además de un tramo final muy técnico y exigente que les obligará a hacer como mínimo dos noches por encima de los ocho mil metros.

Altura. 8.556 metros

Primera ascensión. 25 de mayo de 1955.

Alto riesgo. Es el cuarto ochomil más peligroso del mundo y son ya 45 los montañeros que han fallecido en esta montaña. En 2013 once alpinistas alcanzaron la cumbre, de los que cinco murieron en el descenso.

De sus 295 cumbres, solo 41 han sido por la vertiente noroeste.

Desde 1998 solo 2 alpinistas han hecho cumbre por la cara Noroeste y uno de ellos falleció por el descenso.