Ya no hay jueces de línea
parecía un simple cambio de nombre, pero no lo era, la nueva designación encerraba un profundo cambio de concepto. Esos dos señores, con la banderita, que acompañaban al árbitro, siempre se habían llamado jueces de línea o linieres y pasaban a llamarse árbitros asistentes, aparentemente sus funciones seguían siendo las mismas, así que no parecía una innovación de calado.
Pero pronto resultó evidente que a esos árbitros asistentes se les pedía, o mejor dicho, el mundo del fútbol les exigía, un rotundo cambio de actitud y de aptitud.
El antiguo juez de línea era un árbitro de categoría inferior al principal que se preparaba fundamentalmente para arbitrar en su categoría y que, incidentalmente, ayudaba como linier a otro árbitro sin que ésta fuera su función principal.
Los avances técnicos en la retransmisión televisada de los partidos empezaban a evidenciar que los jueces de línea no eran capaces de responder a las exigencias que se les planteaban y los organismos responsables tenían, necesariamente, que dar una respuesta al problema.
El primer paso fue hacer, en un corto periodo de tiempo, que los árbitros asistentes fueran específicos, es decir dejaron de ser árbitros principales y se dedicaron en exclusiva a la función de ayudantes y a ejercitarse exclusivamente para ello.
El siguiente paso fue dotar al equipo arbitral de un sistema de intercomunicación que les permite estar en un diálogo continuo, además se han creado equipos estables de modo que los asistentes y el árbitro principal son casi siempre los mismos consiguiendo así multiplicar su compenetración.
A pesar de que la regla 6 no ha cambiado apenas la función que desempeña, un árbitro asistente tiene muy poco que ver con la que desempeñaba un juez de línea, su responsabilidad y su actuación sobre el juego se han multiplicado y actualmente son calificados y clasificados individualmente.
Su fiabilidad poco o nada tiene que ver con la que lográbamos hace años, actualmente trabajan aspectos como trabajo en equipo, comunicación eficaz, fortaleza mental, concentración, atención y, por supuesto, el fuera de juego.
El autor es vocal de Formación y Relaciones Sociales del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol.