uharte arakil - El domingo anterior a Navidad es una fecha marcada en rojo en el calendario de los montañeros de Navarra. Es el Mendigoizaleen eguna, un día de encuentros en San Miguel de Aralar para despedir el año y preparar el siguiente. Así, cientos de personas ascendieron ayer a este emblemático lugar, que les recibió radiante en un mar de niebla en el que las cimas de los montes emergían como barcos varados.
Por el puerto de Uharte Arakil, Lekunberri, Madotz, Lakuntza, Baraibar o Guardetxe, según las ganas y las posibilidades, los montañeros comenzaron a llegar a lo alto de Aralar a partir de las diez de la mañana pero sobre todo al mediodía, con numerosas personas almorzando al sol y otras en el refugio, que se encontraba a rebosar. Otros acudieron a la misa celebrada a las 11.30 horas en el santuario en recuerdo de los montañeros fallecidos. “Este año han sido dos: Axio Aranbaru, de Altsasu, en los Alpes, y Alfonso Ripa, de Pamplona, en el Himalaya nepalí”, recordaba Martín Montañés, reelegido presidente de la Federación Navarra de Montaña y Escalada.
El montañismo en Navarra goza de buena salud, con casi 10.000 licencias, solo superado por el fútbol, según destacó Montañés. “Este año se ha tocado techo, con unas 500 nuevas licencias”, apuntó. Al respecto, subrayó el tirón de las carreras y la escalada entre los jóvenes, nuevas formas de disfrutar de la montaña.
Lo cierto es que la media de edad de las personas que acudieron ayer era de 50-60 para arriba. “Sería deseable ver más gente joven, pero anda en las paredes de Etxauri”, apuntó. Precisamente, uno de los objetivos de la junta que preside es dar un impulso a la escalada, con competiciones, manteniendo vías y la apertura de otras nuevas. “Estos cuatro años se han hecho cosas pero hay que hacer más”, indicó.
Junto a la veteranía de montañeros que llevaban perdida la cuenta de cuántas veces habían acudido a esta fiesta, como era el caso de Heliodoro Mendoza, de Olazti, había niños que se acercaban por primera vez. Probablemente la más joven era Lorea De Carlos, de cinco años, que ayer ascendió desde Uharte Arakil con su hermana Saioa, de siete, y su padre, Javier. “Es cuestión de motivarles, la niebla que se convierte en algodón, los árboles que aparecen, la luna que se veía? Está muy bonito”, apuntaba este aficionado a la montaña de Pamplona. También con cinco años y desde Uharte Arakil subió la pasada edición Igor Martínez pero ayer lo hizo desde Guardetxe. Y es que este año no estaban sus padres, como recordaba su abuelo, José Javier de las Heras, más conocido como Txatxo, un veterano montañero que comenzó con el club Goitik begira, ya desaparecido. Aunque han pasado los años, la afición continúa y ayer su cuadrilla se volvió a reunir para celebrar este día. Tampoco quisieron perderse esta cita Marcela Eseverri, Estrella Cigüela, Livia Acuña y Amaia Lizarrondo, otras veteranas del Aitonak, club que ayer llenó un autobús. En total se movilizaron nueve autocares.
51 ediciones Esta cita se celebra desde 1965. Un año antes, tras el fallecimiento en 1964 de tres montañeros navarros por diferentes causas en la montaña, se celebró una misa que fue multitudinaria. Al año siguiente se instituyó como jornada de recuerdo y de hermandad montañera, según recordaba Juan Mari Feliú, uno de sus impulsores y fiel a esta cita. A las puertas del invierno, en este más de medio siglo ha hecho de todo, con sol, lluvia y también nieve. “Recuerdo un año horroroso que tuvimos que venir en tren hasta Uharte Arakil. Entonces no había restauración y llevaba un garrafón de vino en la mochila, con tramos con un metro de nieve”, rememoraba.
Y es que esta fiesta de la montaña también es un día de recuerdos. “Antes se trabajaba el sábado y solo se podía salir el domingo. Hasta el papa Juan XXIII no se podía ir a misa la víspera, por lo que había un cura que oficiaba a la una de la madrugada para que pudiéramos ir a Pirineos”, apuntó Feliú. Otros veteranos, Ramón Elías Nuñez y Carmen Elia Iturri recordaban que también se solía ir a una misa que se conocía como la de cazadores, en la capilla de San Martín de Calderería.
Al igual que estos últimos cuatro años, el club Anaitasuna organizó esta fiesta, con almuerzo en la hospedería a cargo de la Federación. Se prevé que el próximo año se encarguen Bosco e Iratxo.