- Arthur Pereira dejó hace dos años su Brasil natal, cruzó el océano y se plantó en la Liga Sacyr Asobal para seguir creciendo como jugador de balonmano, un deporte que le ha dado "todo" a nivel profesional y personal. Tras dos temporadas en Guadalajara, inicia ahora junto a su esposa, Ana Laura, una nueva etapa en Pamplona, en el Helvetia Anaitasuna, donde espera aportar al máximo desde el lateral derecho. A sus 26 años, este ingeniero civil, dibujante por afición y entusiasta de la cocina, quiere escribir un capítulo más en el deporte que tanto le apasiona.

¿Qué tal está llevando la pretemporada hasta ahora?

-La verdad es que está siendo un poco diferente para mí. He llegado a un equipo que está prácticamente hecho, sabe perfectamente a lo que juega y se conocen todos muy bien. Así que a mí y a los argentinos (Juan Bar y Nicolás Bonanno) nos toca adaptarnos. Pero estoy contento por haber ganado los dos amistosos. Y, más allá de eso, por la actitud del equipo, por la unión y por cómo estamos jugando.

¿Cómo se va encontrando?

-Yo creo que bien. El estilo de juego de Quique (Domínguez) es parecido al mío. Al final, cuando decidí fichar por Anaitasuna fue una de las cosas en las que me fijé. Pensaba que mi forma de juego podía encajar. Ahora, en los entrenamientos trato de entender mejor los pensamientos de Quique, su propuesta de juego y aplicarla. En los partidos he tenido fallos, creo que es normal, pero pienso que me estoy adaptando bien.

Con Quique Domínguez, además de entrenar, están conociendo mucho Pamplona y también otros lugares de Navarra...

-Sí, así es. El primer día de pretemporada ya salimos a caminar. También hemos visitado la zona de Lekunberri y la última vez estuvimos por el centro de Pamplona y conocimos la Catedral. Para mí está siendo maravilloso, porque es una ciudad muy bonita. Hermosa. Estoy feliz aquí.

¿Le gusta conocer el entorno donde vive? ¿Hacer excursiones o dar paseos?

-Me gusta. Además, a mí particularmente me encantó la visita a la Catedral. Tengo el grado de Ingeniería Civil y me fijo en los detalles, en los edificios, en lo que tiene que ver con el arte también.

Ahí tiene entonces un nexo con su entrenador, que es licenciado en Historia del Arte.

-Sí, a él le gusta mucho y a mí también. Desde niño siempre he dibujado, porque creo que es una manera de expresarme y de desconectar un poco del mundo del deporte. Es un tiempo que me sirve para tener la cabeza más libre y no pensar tanto en temas profesionales. Lo tengo como un hobby.

Tiene el grado de Ingeniería Civil... ¿Qué tipo de edificios o instalaciones son los que más le gustan?

-Sobre todo me gusta el tema de los cálculos y ya ver sólo el mismo pabellón Anaitasuna me impresiona, con esas vigas que tiene en el techo. Pamplona y su centro también tienen edificios muy bonitos. La verdad es que siempre voy mirando hacia arriba, fijándome en los techos o también en los pilares.

Centrándonos de nuevo en Anaitasuna y en la pretemporada. ¿Cómo ve al equipo? Con ganas, ilusionado...

-Sí, lo veo muy ilusionado. Creo que esto también parte mucho de Quique. Es un entrenador al que le apasiona el balonmano y quiere que juguemos rápido, con velocidad, bonito y con mucha personalidad. A Carlos Chocarro, el capitán, que lleva aquí muchísimos años, también le veo con esa ilusión. En general, a todos los jugadores les veo con ganas de hacer una temporada especial y superar el puesto de la pasada campaña. Tenemos mucha voluntad de hacer cosas bonitas, de disfrutar del juego y del espectáculo del balonmano.

En su presentación dijo que fichar por el Helvetia suponía dar un paso grande en su carrera. ¿Cuáles fueron sus motivos para venir a este club?

-Como ya he dicho, una de las cosas en las que me fijé fue en el estilo de juego del equipo. Además, la plantilla no ha sufrido grandes cambios y eso hay que tenerlo en cuenta, porque siempre puede costar más adaptarse si ha habido muchos movimientos. También me gustó la estructura del club, que para mí sólo está por detrás del Barcelona. El preparador físico, Javier Angulo, los fisios también... Son personas increíbles. Y la solidez del equipo, que lleva muchos años ya en Asobal e incluso jugó tres años seguidos en Europa. Repetirlo no es el objetivo, pero sí un sueño. Y también me hablaron muy bien de la ciudad. Valoré todo ello y ha salido muy bien. Desde que firmé, tenía ganas ya de venir.

Los 170 goles de la pasada campaña le avalan. Pero no sólo es un jugador con perfil ofensivo, sino que también puede aportar en defensa, ¿verdad?

-Desde que llegué a España estoy trabajando en el tema defensivo y, en este sentido, los dos últimos años en Guadalajara han sido muy importantes. Tanto Mariano Ortega como Rodrigo Reñones han confiado en mí en defensa y Quique va en la misma línea. Estoy dándolo todo en los entrenamientos para que en los partidos pueda tener la misma eficacia. Y creo que voy mejorando.

Llevará el dorsal 20 -el del excapitán Miguel Goñi-. ¿Le pesa la responsabilidad?

-Yo siempre he tenido el 10, pero aquí lo lleva Ander Torriko, así que opté por el 20. Sé que es una camiseta que tiene mucha historia en este club. Es una honra, pero también una responsabilidad, puesto que ha pertenecido a una persona que ha sido capitán y ha estado muchos años en el equipo. Así que tengo una gran responsabilidad y ojalá pueda escribir una historia tan bonita como la de Miguel Goñi.

Con unos 11 años comenzó a jugar al balonmano. ¿Siempre ha querido enfocar su carrera hacia este deporte?

-No, la verdad. Con 5 o 6 años empecé en el fútbol sala y luego me pasé al fútbol de campo. Con 14 años llegué a un punto en el que compaginaba los tres deportes: balonmano, fútbol sala y fútbol. Mis padres me dijeron que debía escoger uno, aunque me avisaron de que, optase por el optase, me iban a apoyar. Eso, para mí, fue muy importante. Ya había destacado en el balonmano y, además, en fútbol era portero y no muy alto. Opté por el primero, salí de mi ciudad y me fui a Maringá, donde terminé de formarme como jugador, aprendí muchísimo de mi por entonces entrenador, Leonardo, y me hice profesional. Después pasé al Pinheiros, un club con mucha cantera, y donde también estuve muy bien.

Imagino que no se arrepiente de su elección. Le ha ido bien.

-No, no me arrepiento. Si me paro a pensar fríamente, el balonmano me lo ha dado todo. En Maringá, además de jugar, pude graduarme en Ingeniería Civil y es el lugar donde conocí a mi mujer y me casé. Allí he hecho amigos para toda la vida. Tengo que agradecerle mucho al balonmano y al deporte, que lo veo como algo que te da muchos valores.

Al margen del deporte, ya ha comentado que tiene otras aficiones como dibujar. Incluso, una cuenta en Instagram donde cuelga los diseños. ¿Cómo surgió esta idea?

-Las cuarentenas por el covid ayudaron mucho. Siempre he dibujado desde niño, he hecho cursos también, y con los confinamientos cogí el móvil y empecé a dibujar. Decidí crear la cuenta para compartir los dibujos. Los voy haciendo en el tiempo libre o para desconectar.

Sus dibujos representan a jugadores y jugadoras de balonmano. ¿Hace algún boceto previo o cómo es el proceso?

-Cojo como modelo alguna foto y la voy plasmando poco a poco en el móvil con mis dedos. Voy haciendo el dibujo y posteriormente añado el color y los detalles. Cada uno me cuesta entre tres o cuatro horas, hasta que queda como me gusta. Es una afición que tengo, nada más. La página la creé para compartirlos.

En sus dibujos tiene a Entrerríos, Hombrados o Silvia Arderius... ¿Hay algún jugador o jugadora en especial que desearía plasmar?

-Los dibujos dependen mucho del momento y de las competiciones. Con Jota (Hombrados) he compartido pista y fue un gran compañero. Raúl Entrerríos acaba de jugar su última competición con España, los Juegos, y se ha retirado. Valero Rivera hizo en su día una gran Champions. Silvia Arderius completó una estupenda temporada en Málaga y Nora Mork ha regresado triunfante tras sus lesiones. Sé que Raúl o Valero no los van a ver, pero es una forma también de hacer un homenaje a estos grandes jugadores. Todavía no sé quién será el próximo, pero ojalá sea algún jugador de Anaitasuna que haya hecho una gran temporada.

Se le ve una persona creativa.

-Sí, desde niño me ha gustado pintar y también los puzles. En las cuarentenas me compré uno de 1.000 piezas y lo terminé. La pena ha sido tener que desmontarlo para traerlo a Pamplona, pero lo volveré a hacer. Dentro de la pista intento ser creativo también y hacer cosas diferentes. El balonmano es al final un juego creativo, que requiere también de contar -ahí entra la ingeniería, los cálculos- y todo ayuda. Todo va de la mano.

Además de dibujar, ¿tiene otras aficiones?

-Sí, me gusta mucho cocinar. Suelo pasar bastante tiempo buscando recetas en Youtube. Y también me encanta ver series con mi mujer, pasear o comer algo diferente los domingos.

Ha venido a buena tierra entonces, si de gastronomía se trata.

-Ya he probado algunos platos y están muy bien, la verdad.

Fecha y lugar de nacimiento. 10/04/1995 en Arapongas (Brasil).

Demarcación. Lateral derecho.

Altura y peso. 1,82 m y 90 kg.

Trayectoria. Comenzó en 2006 a jugar en el Colegio Estadual Emilio de Menezes, en Arapongas, donde permaneció hasta 2012. En 2013 se trasladó al equipo de Maringá, donde jugó hasta 2017. Posteriormente, en 2018 se incorporó al Esporte Clube Pinheiros y en 2019 dio el salto a la Liga Sacyr Asobal de la mano del Guadalajara, donde ha jugado dos temporadas. Ahora, ha fichado por el Helvetia Anaitasuna.

Estudios. Ingeniería Civil.

Familia. Casado con Ana Laura Pereira. Tiene dos hermanos.

Aficiones. Le encanta cocinar y dibujar. De hecho, tiene en Instagram una cuenta con diseños de balonmano que se llama Handball Illustration.

"El balonmano me lo ha dado todo. Tengo que agradecerle mucho a este deporte"

Jugador del Helvetia Anaitasuna