Leon Marchand acelera de manera imperial hacia el reinado absoluto de los Juegos Olímpicos de París, a imagen y semejanza de lo que hizo en citas pretéritas el gigantesco Michael Phelps. Con solo 22 años, acumula ya tres medallas de oro en esta cita. Si el pasado domingo subió a lo más alto del podio en la prueba de 400 estilos, este miércoles elevó a tres su botín dorado al adjudicarse la victoria en las finales de 200 mariposa y 200 braza, finales que se disputaron con menos de dos horas de descanso entre ambas, firmando además en las dos sendos récords olímpicos. Colosal lo del francés, ídolo absoluto de la piscina parisina y que tiene como entrenador a Bob Bowman, el técnico que descubrió, pulió y elevó al Olimpo de la natación al fenómeno de Baltimore. Por el momento, sigue sus brazadas.

Su rendimiento en la final de los 200 mariposa fue extraordinario. Compartiendo calles centrales con Kristof Milak, poseedor desde 2002 del récord mundial, su último largo fue apoteósico. Porque su gran rival húngaro dominó la prueba con gran autoridad desde el pistoletazo de salida, comandando los tres primeros largos con ventajas superiores al medio segundo con respecto al francés. Sin embargo, a Marchand aún le quedaba potencia para revelarse y en los cincuenta últimos metros dio lo mejor de sí mismo para firmar una remontada fantástica entre los vítores de su afición. Acabó con un tiempo de 1:51,21, mejorando en más de un segundo su mejor registro en esta prueba. Milak tuvo que conformarse con la segunda posición (1.51,75) y la medalla de bronce fue a parar a manos del canadiense Ilya Kharun, lejos ya de los dos principales protagonistas (1:52,80).

Menos de dos horas después, regresó a la piscina parisina y su actuación fue aún más apoteósica. Comandó la final de los 200 braza de inicio a fin, saltó al agua sin reservas, nadó por delante del récord del mundo durante tres largos y medio y resistió el empuje final de sus rivales para colgarse su tercer oro por delante del australiano Zac Stubblety-Cook y el neerlandés Caspar Corbeau. Su siguiente reto, mañana en los 200 estilos.

Por su parte, Katie Ledecky ofreció el esperado monólogo en la final de 1.500 libre para igualar a la también estadounidense Jenny Thompson como la nadadora con más medallas de oro de la historia olímpica, con ocho. Pocas pruebas hay en el calendario global de los Juegos más previsibles que esta. Y Ledecky se encargó de demostrarlo de principio a fin. Nadando prácticamente en solitario, con sus rivales a muchísima distancia desde los primeros largos, supo regularse y exprimirse en el tramo final para rebajar el récord olímpico en más de cinco segundos. Una auténtica demostración de tiranía para una nadadora que todavía tendrá en París la oportunidad de aumentar su botín de medallas. Finalmente acabó deteniendo el cronómetro en un excelente 15:30,02. La francesa Anastasiia Kirpichkinova fue plata (15:40,35) el bronce se lo quedó la alemana Isabel Gose (15:41,16).

Pan, récord del mundo en 100

A la jornada de natación todavía le quedaba un punto álgido. ¡Y qué puntazo! En la final de los 100 libre masculino el chino Zhanle Pan recortó en cuatro décimas su propia plusmarca mundial, conquistada en febrero de este mismo año en Doha, y la dejó en unos estratosféricos 46,40. El australiano Kyle Chalmers y el rumano David Popovici fueron plata y bronce. Además, a sus 30 años la sueca Sarah Sjolstrom agigantó su leyenda al conquistar el oro en la final de los 100 libre (52,16) por delante de la estadounidense Torri Huske (5,29) y la hongkonesa Siobhan Haughey (52,36).