Comenzábamos la semana confiando en jugar fuera como en casa y la terminamos jugando en casa como fuera... Bueno, vale, lo segundo es un poco exagerado (lo primero, no, que lo de Vallecas fue casi tan penosillo como lo de Girona) porque ayer se fue de menos a más y se lograron tres puntos de oro, de ésos que valen más de lo que suman, porque se los quitas a un rival por la permanencia (si la cosa se tuerce); porque te sitúan ya con 10 y en la zona noble de la tabla; y porque consolidan la idea de que El Sadar sea un fortín donde se obtienen puntos, aunque en ocasiones como la de ayer sea más por voluntad que por claridad de ideas. Las victorias a trancas y barrancas también valen, y más para Osasuna, que no está casi nunca como para ponerse exquisito con eso. Con 10 puntos en 6 jornadas es (o tiene que ser) menos difícil estrenar el casillero de puntos a domicilio, aunque sea ante un Valencia que ayer sumó con solvencia su primer triunfo.