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El navarro César Bayo sube al podio del Campeonato de España de Caza Menor con Perro

El cazador fiterano obtuvo la tercera posición en una prueba celebrada el pasado fin de semana en Villadiego (Burgos)

El navarro César Bayo sube al podio del Campeonato de España de Caza Menor con PerroRedacción DNN

Con una progresión sensacional, el cazador de FiteroCésar Bayo García, de 37 años, subió el pasado 7 de diciembre al tercer escalón del podio del LV Campeonato de España de Caza Menor con Perro, tras solo dos años inmerso en la competición. A pesar de ser una de las pruebas más cotizadas y valoradas por los cazadores, el navarro demostró en la localidad burgalesa de Villadiego ostentar el nivel suficiente para codearse de tú a tú con los grandes referentes de esta modalidad. Con sus 1.900 puntos, obtenidos tras abatir tres perdices y un conejo, tan solo fue superado por el castellanoleonés Ricardo Ramos (3.250 puntos) y el extremeño José Francisco Murillo (2.100 puntos).

Bayo comenzó a competir en el 2023, cuando se inscribió en el Campeonato Navarro de Caza Menor con Perro y, debido a los nervios inherentes a su primera prueba, realizó una mala jornada de caza. Sin embargo, esa experiencia no le hizo echarse atrás y, solo un año después, en el torneo regional de este mismo 2024, se proclamó campeón navarro, una victoria que, además, le dio el pase a la semifinal nacional. Allí le acompañaron Fernando Echeverría (segundo en el campeonato navarro) y José Félix Fernández, clasificado automáticamente tras haber ganado la semifinal nacional del año anterior. El lance salió a pedir de boca para los tres navarros, ya que todos consiguieron meterse en la final de Burgos.

En esa semifinal de la zona norte, que tuvo lugar en Llanos del Caudillo (Ciudad Real), el cazador fiterano se puso como meta estar tranquilo y, sobre todo, salir a disfrutar. No obstante, los nervios volvieron a aparecer, al tratarse de su primera participación en una prueba nacional. “El día de antes, estaba calmado, pero, cuando llegas allí y ves a todos los cazadores famosos, los de toda la vida, a los que has estado viendo en vídeos y revistas, te empequeñeces. Piensas ‘qué hago yo aquí rodeado de gente tan buena’. Pero, a la hora de comenzar la prueba, me mentalicé en salir a competir y en cazar como yo sé. Y me llevé una gran alegría al clasificarme para la final”, relata Bayo.

En su cabeza, se había propuesto alcanzar el cupo de cuatro conejos, ya que lo veía más sencillo que abatir perdices (los conejos poseen una puntuación de 250 puntos y las perdices, de 550), debido a que se compitió en un terreno muy llano. Tras diversos lances con perdices en los que no estuvo del todo acertado, entró al control con dos conejos y una perdiz, quedando en el sexto puesto y, por tanto, sacando su billete para la final.

Con el día 7 de diciembre marcado en rojo el calendario, Bayo reconoce que no se preparó de una manera excepcional, sino que continuó entrenando como de costumbre, saliendo a cazar los jueves, sábados y domingos. Una semana antes de la final, acudió a Villadiego para examinar el terreno. “Nunca había cazado en la zona de Burgos y, de primeras, el sitio me pareció horroroso, porque se trataba de fincas inmensas de cereal y barbecho, todo en un terreno muy llano. Además, no logré ver ni una sola perdiz, por lo que deduje que no se abatirían muchas piezas el día de la final. Pero si no había caza, estaba claro que no había caza para nadie”, comenta.

La jornada de la final amaneció oscura, medio lluviosa y con algo de aire. Bayo expone que se encontraba tranquilo, porque ya solo haber llegado a la final era un logro. Su único propósito era el de entrar al control con, al menos, una perdiz. Había recibido muchos consejos de José Félix Fernández (el único navarro que se ha proclamado campeón de España en caza menor con perro) y Ángel Pérez (cuatro veces campeón navarro y con casi media docena de participaciones en finales nacionales), sus dos grandes referentes en esta disciplina.

Nada más darse la salida, corrió en estampida y logró ponerse de los primeros. Al estar el lugar embarrado, su intención era la de buscar perdices en caminos o cunetas, donde estas aves pisaran en tierra más firme. Precisamente, fue en las cercanías de una carretera donde, a las 9.30 horas, dio con una banda de unas 12 perdices. Tuvo que intentarlo en cinco de sus vuelos a unos 200 metros para, en el sexto, abatir su primera pieza. “Con una perdiz ya cazada, me tranquilicé y me dediqué a disfrutar del día”, recuerda Bayo, que confiesa que buena parte del mérito de su tercer puesto se lo debe a su perra, Trufa, una braca alemana de seis años. “En un sitio tan llano, dependes absolutamente del perro, y la mía me guio muy bien, llevándome en todo momento a zonas con perdices y mostrándome también conejos”, apunta.

Media hora después de haber inaugurado su casillero de puntos, cazó su segunda perdiz. Y diez minutos después, se hizo con un conejo. También protagonizó algún lance en el que, pese a herir a una perdiz, no consiguió después cobrarla. Y a las 12.40 horas, en un sembrado llano, su perra le avisó de la presencia de otra perdiz, que, esta vez, sí consiguió cazar. Después, tras una media hora en la que no logró ver nada de caza, accedió al control. “En ese momento, pensé que los demás competidores entrarían con tres perdices, así que, como yo, además, llevaba un conejo, decidí terminar la prueba, porque en ese coto había muy pocos conejos. Para nada esperaba subir al podio, sino que barajaba estar entre los diez primeros”, sostiene.

El fiterano fue el segundo cazador en llegar al control, al que accedió cuando todavía faltaba una hora y media para terminar la competición. “Me la jugué -confiesa-. Son decisiones que tomas en ese instante, porque, obviamente, no sabes la caza que llevan los rivales. Después, viendo la clasificación y los puntos, sí que debería haberme arriesgado a seguir cazando”. Nadie le hubiese superado por tiempo, puesto que, del cuarto al octavo puesto, todos los competidores presentaron tres perdices. Además, Bayo alega que, pese a haber recorrido unos 33 kilómetros con la presión de la final y el barro que se pegaba a las botas, aún le quedaba fuelle para continuar cazando. “Físicamente, me encontraba muy bien. De haber seguido, habría superado fácilmente los 40 kilómetros”, manifiesta.

Los minutos que transcurrieron entre su entrada al control y la llegada del último cazador se le hicieron eternos. “Todo el mundo me decía que iba a subir al podio, pero tenía que esperar a que acabara la prueba. Y cuando anunciaron la clasificación final, me llevé una alegría inmensa. De hecho, los compañeros navarros, al felicitarme, me comentaron que dentro de algunos años me daría cuenta de lo que había logrado, porque ellos, que llevan muchos años compitiendo, saben que entrar en el podio en tu primera final es algo muy difícil”, subraya.

Además de agradecer el trabajo de la Real Federación Española de Caza y el del coto donde se celebró la prueba, el fiterano afirma que este tercer puesto le anima a seguir compitiendo y ganando experiencia. “Poco a poco, aprendes por dónde tienes que ir y te fijas en cómo lo hacen los rivales. Pero siempre hay que contar con el factor suerte, porque, aunque tengas el mejor perro, seas el mejor tirador y estés muy bien preparado físicamente, si no te acompaña el día, no hay nada que hacer”, remarca, antes de indicar que, a pesar de que le saldrá algún año en el que no competirá bien, continuará participando en estas pruebas, mejorando su habilidad a la hora de cazar y, sobre todo, disfrutando.

CAMPEONATO DE ESPAÑA

l Tres navarros. En la final, participaron los navarros César Bayo (3º), José Félix Fernández (7º) y Fernando Echeverría (24º). Compitieron 27 cazadores, además de, como invitado, el campeón de España de Caza Adaptada.

l Donaciones. En la prueba, que duró seis horas y media, que se disputó en unas 3.500 hectáreas y que contó con unos 600 espectadores, se abatieron 41 perdices, 10 conejos, 2 codornices y 1 zorro. Las perdices, los conejos y las codornices se donaron al convento de San Miguel de las Madres Agustinas de Villadiego.