“Las estadísticas están para romperlas”. Esas fueron las palabras de Eduardo Coudet en la previa del derbi contra el Athletic. Y su equipo cumplió. Casi 20 años más tarde, el Deportivo Alavés consiguió conquistar San Mamés gracias al gol de Denis Suárez, aunque se lo dieron a Álex Berenguer en propia puerta, y la garra de los once sobre el césped. Ninguno dejó de creer en la hazaña babazorra.

No se complicó el Chacho a la hora de elegir sus once guerreros para la cita en el bastión rojiblanco. En su línea habitual, el técnico argentino apostó por la continuidad, dando entrada como única novedad a Mariano Díaz, en lugar de Toni Martínez. Sí fue una sorpresa que Moussa Diarra mantuviera su puesto en el lateral izquierdo, pues había sido de los más flojos del equipo contra el Atlético de Madrid.

La primera media hora de juego fue de igualdad. Dentro de la misma, tal vez el Alavés se mostró más cómodo y acertado con el balón, pero no lo suficiente como para sentirse superior. Los acercamientos peligrosos brillaron por su gran escasez y, cuando los hubo, llegaron por errores en la salida de pelota de los rojiblancos, que cometieron unos cuantos. Mariano, solo y sin acierto, cazó la mayoría de ellos.

Cuando se acercaba el descanso, el Athletic dio un paso adelante y merodeó con mayor asiduidad la meta de Sivera. Ahora bien, sin riesgo para los intereses de los babazorros. Los del Chacho, ordenados, aguantaron bien las tentativas locales y lograron marcharse al descanso con las tablas en el electrónico. Un resultado que no era el ideal, pero sí suficiente como para tratar de dar la sorpresa más tarde.

Durante esta primera mitad en San Mamés, como en muchos minutos de las anteriores jornadas, el Alavés echó en falta mucha más profundidad. Ni las bandas estuvieron activas –ejemplo de ello fueron los cero regates intentados por Carlos Vicente– ni la medular se sumó con acierto a las jugadas de ataque. Tampoco el balón parado significó un recurso útil. Mariano, una isla en la punta de lanza.

Esto último, sumado a la tarjeta amarilla que había visto el propio delantero hispano-dominicano –y cerca estuvo de la roja–, provocó que Coudet agitara el árbol de cara a la segunda parte. Aunque lo hizo más de lo esperado. El propio nueve, Jon Guridi y Vicente se quedaron en el banquillo, dejando su sitio a Toni Martínez, Lucas Boyé y Denis Suárez. Un 4-4-2, con interiores y no extremos en los costados.

Athletic 0

Alavés 1

ATHLETIC Unai Simón; Areso, Vivian, Paredes, Yuri; Galarreta (Vesga, m.59), Jauregizar; Iñaki Williams (Izeta, m.80), Sancet (Navarro, m.67), Berenguer (Nico Serrano, m.80); y Guruzeta (Maroan, m.59).

ALAVÉS Sivera; Otto, Garcés, Tenaglia, Diarra (Víctor Parada, m.89); Blanco; Carlos Vicente (Lucas Boyé, m.46), Ibáñez, Guridi (Denis Suárez, m.46), Aleñá (Pacheco, m.74); y Mariano (Toño Martínez, m.46).

Gol 0-1, m.57: Berenguer, en propia puerta.

Árbitro José María Sánchez Martínez (Comité murciano). Mostró amarillas a Galarreta (m.18), Paredes (m.53), Maroan (m.85) e Izeta (m.94), del Athletic; y a Mariano (m.30), Tenaglia (m.49) e Ibáñez (m.91), del Alavés.

Estadio San Mamés. 49.136 espectadores.

Esta apuesta, sin duda valiente, le salió bastante bien al Chacho. Es cierto que con algo de fortuna, pero todos los goles valen lo mismo. Cuando corría el minuto 57, en la salida de un córner, Denis recibió de Aleñá, colgó la pelota al área y esta, tras tocar en el pie de Berenguer, se coló por encima de Unai Simón (0-1). Dio, incluso, en el palo antes de acabar en la red. La euforia, por supuesto, fue importante.

A partir de ese momento, le tocó al Alavés hacer lo más difícil: aguantar una ventaja mínima en un bastión tan exigente como San Mamés. Y tocó sufrir. Poco después del tanto, Iñaki Williams desaprovechó una oportunidad clarísima para el 1-1, cabeceando desviado en otro saque de esquina, y el propio atacante ghanés volvió a rematar cerca del 70, esta vez obligando a intervenir a Antonio Sivera.

Visto el escenario, el Chacho volvió a mirar tras de sí y, de cara a la recta final del derbi, formó una defensa de cinco con la entrada de Jon Pacheco (Aleñá). Más tarde, el último cambio fue Víctor Parada, en lugar de Diarra. Lo curioso es que el sufrimiento se limitó a lo ya comentado. No hubo más. El Alavés aguantó muy bien y las ocasiones, en realidad, fueron visitantes, en dos contras en las que faltó acierto.