Macedonia21

España32

MACEDONIA Mitrevski; Georgievski, Stoilov, Markoski, Taleski, Kuzmanovski (4) y Manaskov (3) -siete inicial-; Ristovski (ps), Kiril Lazarov (5, 1p), Churlevski, Tankoski (1), Filip Lazarov (1), Krstevski (1), Popovski, Peshevski (6) y Serafimov.

ESPAÑA Pérez de Vargas (2); Solé (1p), Alex Dujshebaev (2), Raúl Entrerríos (5), Cañellas (2), Ángel Fernández (1) y Aginagalde (3) -siete inicial-; Corrales (ps), Gurbindo (1), Sarmiento (2), Morros, Aleix Gómez (6, 1p), Ariño (3), Gedeón Guardiola, Figueras y Dani Dujshebaev (4).

Marcador cada cinco minutos 2-1, 5-3, 6-5, 8-8, 10-10 y 12-13 (descanso); 13-20, 14-20, 16-23, 19-25, 20-29 y 21-32.

Árbitros Brunner y Salah (Suiza). Excluyeron a Kuzmanovski, Manaskov, Stoilov y Popovski, por Macedonia; y a Ángel Fernández y Gurbindo, por España.

Pabellón Olympiahalle de Múnich (Alemania). Unos unos 10.000 espectadores.

Múnich (Alemania) - La selección española de balonmano certificó su clasificación para la segunda fase del Mundial de Alemania y Dinamarca con, al menos, dos puntos en su casillero, al imponerse ayer a Macedonia (21-32) en un duelo en el que España arrolló al conjunto macedonio con un espectacular arranque de segundo tiempo. Una soberbia puesta en escena que en nada se pareció al de nuevo gris inicio de partido del equipo español, en el que ni estuvo acertado en defensa, superado por el ataque siete contra seis del cuadro macedonio, ni mucho menos en ataque, donde volvió a verse lastrado por una serie de fallidos lanzamientos.

Si ante Baréin fue Mohamed Husain y ante Japón Akihito Kai los encargados de amargar a los Hispanos con sus paradas, ante Macedonia los jugadores españoles se estrellaron al principio con el portero Niloka Mitrevski, que ya acumulaba cinco paradas en otros tantos minutos. Los continuos errores condenaron a España a encontrarse a los nueve minutos con una más que inquietante desventaja de tres tantos en el marcador (5-2).

Pero ni aún así el conjunto español, que encontró por fin el camino al gol en la figura de pivote Julen Aginagalde, perdió la compostura, ni la confianza en su estilo de juego, pese a que Mitrevski y los palos siguieran negándole el gol. Una fe ciega en sus posibilidades, que empieza en la defensa, donde los de Jordi Ribera fueron tomando la medida al ataque siete contra seis que dispuso desde el inicio del partido el seleccionador macedonio, el español Raúl González.

En la mejoría defensiva tuvo un papel especial el portero Gonzalo Pérez de Vargas. Los Hispanos llegaron con ventaja al descanso y rompieron el duelo en el inicio del segundo acto. Después, poco más. - Efe