a historia de Anaitasuna trasciende de lo deportivo. Nació a la sombra del balonmano y para dar cobijo a otras disciplinas, pero durante sus 50 años de vida se ha coronado como uno de los escenarios claves para la música. Los mejores grupos y los artistas más destacados han convertido a lo largo de décadas al pabellón pamplonés en referente cultural. En la gran sala de conciertos de la capital navarra. En cita obligada de esparcimiento para generaciones enteras.

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En Anaitasuna no hay edad que valga. En su interior se ha albergado la magia del circo. Pirritx eta Porrotx han arrancado las sonrisas de los más pequeños cuando en otros escenarios no les dejaban. Las canciones de Miliki han supuesto un chute de nostalgia para quienes no son ya tan niños y peinan canas, y en una versión más moderna los Cantajuego han encandilado con sus temas y personajes a sus jovencísimos y entusiastas seguidores.

Cualquier estilo musical ha sido bienvenido en esta gran sala de conciertos. Allí se han celebrado finales de bertsolaris. El rock radical vasco ha estado representado, entre otros, por Cicatriz, La Polla Records o Negu Gorriak. Kortatu, incluso, grabó en este escenario, el 1 de octubre de 1988, su disco en vivo Azken Guda Dantza, que supuso el último del grupo.

La Catedral ha retumbado también con Leño, Burning, Obús, Barón Rojo, Asfalto o Ramoncín. Mientras que el toque más sosegado lo han aportado otros artistas como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Víctor Manuel, Joan Manuel Serrat o Joaquín Sabina.

el adiós de barricada El pabellón Anaitasuna también será recordado por ser la última parada de una de las grandes bandas de rock que ha dado Navarra. Una de las grandes o la mejor para muchos. El 23 de noviembre de 2013, Barricada decía adiós a 31 años de carrera en una cita histórica que congregó a 4.000 incondicionales. Anteriormente había ofrecido también otros dos conciertos de despedida. Fue el último espectáculo de Barricada ya sin ElDrogas. Lo curioso es que, años antes, Anaitasuna albergó también el último concierto con él al frente.

La cancha pamplonesa también pasará a la historia, esta vez tristemente, por ser el último escenario donde actuó Antonio Flores. El 26 de mayo de 1995, ante 2.000 almas, el hijo de La Faraona interpretaba sus últimas canciones en público. Sólo cuatro días después, falleció.

No fue el único del clan Flores que se subió a un escenario en Anaitasuna. Su hermana Rosario también desplegó todo su arte en un pabellón por el que pasaron además Jarabe de Palo, Molotov, Juanes, Miguel Bosé, Carlos Núñez, Manolo García, Dover, Melendi, Fito y Fitipaldis, La Oreja de Van Gogh, Malú, Alejandro Sanz, el maestro Paco de Lucía, Ana Torroja recordando los éxitos de Mecano o los hermanos José y David Muñoz, Estopa, que reventaron dos días el enclave pamplonés.

A nivel internacional, aunque ya se ha mencionado algún artista, no fueron pocos los solistas y las bandas que eligieron Anaitasuna para deleitar al público navarro. Bob Dylan, ídolo incontestable de algunos, se subió al escenario de La Catedral en 2008. También allí desplegaron su música Nina Hagen o Ian Gillan y dignos de enmarcar fueron los espectáculos que ofrecieron los británicos Deep Purple o el grupo alemán Scorpions. Las canciones de Queen también resonaron por este espacio, aunque fuese en forma de tributo.

Seguro que a esta lista le faltan muchos nombres. Conciertos que han quedado en la retina de fervientes fans que un día pisaron, bailaron, gritaron y se dejaron llevar por la música en Anaitasuna. En la memoria quedarán.