Brandon McNulty, que en la Challenge de Mallorca se exhibió en uno de lo trofeos con una escapada que tumbó a todo el pelotón, retorcido persiguiendo un fantasma, porque solo supieron de él en meta, buscó fotocopiar aquel episodio en Murcia. Al norteamericano, que gestiona de maravilla las manecillas del reloj, no le dio cuerda el grupo cabecero y lo devoró a escasos kilómetros de la llegada. Era el final de algo, pero el comienzo de otra cosa. El ciclo de la vida. El ocaso y el amanecer. El juego de sombras del UAE.

Apresado McNulty, se lanzó de inmediato Alessandro Covi, otro peón del UAE, que gestionó la clásica a su antojo, dominador. El italiano se personó por el callejero con fuerza y determinación sin que el resto pudiera encimarle a tiempo. Gestionó apenas un manojo de segundos, suficientes, empero para inscribir su nombre en el palmarés de la carrera.

Además, Trentin pastoreaba el rebaño, dispuesto a ser el más rápido en caso de que Covi se quedará sin aire. El UAE celebró un doblete. McNulty corría con dos opciones cuidándole la espalda. Antes de que se disparase todo, lo intentó el Euskaltel-Euskadi desde lejos, con el novicio Asier Etxeberria, que se llevó el premio de la montaña, y Xabier Mikel Azparren. Acabada la aventura, la desventura quiso que Antonio Soto, vencedor el pasado año se cayera en el momento álgido de la prueba y perdiera cualquier posibilidad. En el cierre, Covi remató la táctica del UAE en Murcia.