pamplona - Iván (Cintruénigo, 15-6-2001) es un juvenil del Cirbonero que lleva mes y medio entrenando con el primer equipo. Debutó en Copa y en el último partido en casa, Sergio Vázquez lo convocó por vez primera en Liga. La historia de Iván puede ser la de cualquier juvenil que vive con ilusión la llamada del primer equipo, si en su casa el fútbol no se hubiera vivido desde que era pequeño. Su padre le entiende mejor que nadie, porque también fue un canterano, en su caso de Osasuna Promesas, al que un día le llaman para jugar en el primer equipo. Si decimos que el apellido de Iván es Enériz, muchos ya lo relacionarán con su padre, el que fuera jugador de Osasuna Kike Enériz.

Hoy Kike tiene 46 años. A sus dos hijos les gusta el fútbol, “pero no he sido yo el que les ha animado. De hecho, les hubiera apoyado igual si hubieran elegido otro deporte. No espero que vivan del fútbol, sino que disfruten con lo que hacen y hagan deporte, que a esas edades es muy importante”.

Que nadie espere ver otro meteorito en el campo. Las cualidades de cada uno de los Enériz son diferentes. Si su padre sorprendía a los defensas en Segunda División con su velocidad, Iván, el mayor, es zurdo y juega como central o lateral, y su hijo pequeño, Diego, es portero. “Cada uno es diferente. No se puede comparar”.

Iván ya debutó en Copa con el Cirbonero. Ahora está a un paso de hacerlo en Liga. “Tengo que agradecer al anterior entrenador, David, que me hizo jugar 3 partidos, y a Sergio, que me convocó el otro día en Liga”. Todavía le queda un año más de juvenil. “Este mes y medio estoy entrenando con el primer equipo. Se nota otro ritmo, pero intento estar a la altura gracias al trabajo y al entrenador, que es excepcional. Llevo toda la vida en el Cirbonero y que me llamen del primer equipo es algo con lo que siempre sueñas”. A Kike le recuerda a sus inicios, “porque yo también jugué en Tercera, con el Ribaforada. El fútbol aficionado es distinto al profesional, que tiene mucho sacrificio detrás, mucho más de lo que a la gente le parece, pero siempre hay que trabajar mucho, en cualquier categoría”, asegura Kike. E Iván apostilla: “No he heredado su velocidad, pero sí la garra y el hecho de saber que si no trabajas, no llegas a ninguna parte”.

Les une la pasión por el fútbol. Y para ver un partido, qué mejor que echar mano del vídeo para revivir la etapa de futbolista de su padre. “Tengo guardados los vídeos como una reliquia”, comenta Kike. “Los voy a tener que digitalizar, porque cada vez es más complicado verlos. Tampoco había tantos como ahora, pero Canal Plus nos regalaba el vídeo del partido a los que marcábamos un gol, y gracias a eso tengo uno muy completo contra el Mallorca. También han visto camisetas, fotos, recortes de periódico que guardaban los familiares...”. Kike debutó en Osasuna en 1995, con dos goles en San Mamés, y estuvo tres temporadas antes de seguir en el fútbol por otros equipos como Don Benito, Orihuela o Alfaro. Iván se queda “con la camiseta del Milan, en el 75º aniversario de Osasuna, pero no me la deja”.

“El vídeo que más hemos visto es el de Mallorca”, comenta Iván. “Y nos quedaríamos más tiempo viendo, pero nos manda a estudiar (cursa segundo de Bachiller en la Escuela de Artes). Le veo como un jugador muy veloz, con un control de balón que ya me gustaría tener a mí. Sería buen entrenador, porque da muy buenos consejos, pero no quiere”. Kike sólo ha colaborado en el campus de tecnificación: “Lo haces porque te gusta y porque no hay mucha gente dispuesta a pasar el tiempo con los chavales sin que haya compensación económica de por medio”.

Iván no lo vio jugar, “pero cuando vamos a El Sadar, no para de saludar a todo el mundo”. Y Kike confiesa que “se me ponen los pelos de punta al ver esa comunión del equipo y la grada, como el día del Zaragoza. Con esfuerzo y trabajo se están consiguiendo cosas y Jagoba lo está haciendo muy bien”. Disfruta con Osasuna, pero si sus hijos tienen partido, tiene claro con qué se queda.