PAMPLONA. - El lunes la nombraron entrenadora del Valencia, donde llevaba dos temporadas como segunda de a bordo. El lunes dirigió su primer partido en Mestalla. Mañana se mide al Atlético de Madrid. En medio de esta vorágine, Carol Miranda no se olvida de sus orígenes en el Lagunak y sigue de cerca el fútbol femenino en Navarra. Es una de las tres entrenadoras en la Liga Iberdrola.

¿Cómo surge la oportunidad de entrenar al Valencia?

-De la noche a la mañana. Perdimos 6-0 en San Sebastián y el lunes estábamos con ganas de remontar para el derbi. Pero después del entrenamiento, la directiva decidió destituir a Óscar Suárez, que ha sido un profesional. Me dijeron si quería coger las riendas del equipo y no he podido dejar escapar una oportunidad así. El año pasado estuve de segunda entrenadora con Jesús Oliva y este año he estado con Óscar. He aprendido muchas cosas con él. Que me dijeran que cuentan conmigo en estos tres partidos que quedan hasta el final de la Liga fue una sorpresa, una oportunidad. No soy consciente de lo que puede suponer para mí este cargo, pero lo importante es trabajar por y para el club, por y para las jugadoras. Cuando pase, ya me daré cuenta de lo que puede significar todo esto.

Son octavas. ¿Cuál es el objetivo?

-Hacer un buen papel, competir bien, como lo hicimos en el derbi a pesar de la derrota, y ahora nos toca otro hueso duro como es el Atlético, que se está jugando la Liga. Intentaremos ponerles las cosas difíciles y después despedirnos de nuestra afición ante el Betis con un buen sabor de boca.

¿A principio de temporada a qué aspiraba el Valencia?

-Al principio se plantean muchas cosas, pero sabíamos que había tres equipos por encima del resto, como son Atlético de Madrid, Barcelona y Levante, que son los que están en cabeza. Teníamos confianza de estar en el grupo de los perseguidores con Athletic, Betis, Granadilla... Y ahí se ha metido la Real por méritos propios con una campaña increíble. Hemos trabajado mucho, pero los resultados no han acompañado. Somos octavas. Ha habido lesiones y muchos contratiempos. El trabajo siempre quedará ahí, y la experiencia, también.

¿El Valencia femenino está integrado en el club profesional?

-El Valencia nos cuida muy bien, pero no estamos dentro del club, somos Fundación. Entrenamos por las mañanas en Paterna en campos de hierba con todos los medios a nuestro alcance, el lunes jugamos en Mestalla... Nos tratan muy bien. La estructura es profesional. Las jugadoras que estudian se han buscado las carreras por las tardes y nos dedicamos a esto. Nuestra profesión es ser futbolistas y en mi caso, ser entrenadora.

¿Cómo llega una chica navarra a entrenar al Valencia?

-En el años 2002 me tuve que ir del Lagunak, porque en Navarra no se apostaba por el fútbol femenino. No había medios. No lo culpo ni lo critico. Me llegó una llamada de Sabadell y cogí la maleta y me fui, porque para mí el fútbol es una pasión. Estuve allí tres años, y el entrenador del Sabadell fichó por el Espanyol. Cuando me iba a volver a casa, me dijo si quería ir a jugar al Espanyol. Evidentemente, dije que sí. Fue una de las mejores decisiones que tomé, porque ganamos todo, la Liga, la Copa... Al año siguiente jugamos la Champions. A nivel de club es lo máximo a lo que podemos aspirar. Cuando acabó mi etapa en el Espanyol, fiché por un equipo de Segunda, el Sant Gabriel y subimos a Primera. Después Levante Las Planas y mi último club fue el Seagull de Badalona, con quien jugué la fase de ascenso a Primera, pero no subimos. Y cuando estaba pensando si jugar un año más o no, el Valencia me llamó para formar parte de su cuerpo técnico, así que decidí colgar las botas para seguir mi carrera futbolística en los banquillos. Cogí las maletas de Barcelona, donde ya tenía la vida hecha, e inicié una nueva vida en Valencia. Esto es una vida profesional 100% y no se acaba en la hora y media de entrenamiento, sino que hay mucho trabajo detrás. Como segunda entrenadora he intentado transmitir mis valores, sobre todo a las jóvenes, porque las veteranas ya saben de dónde venimos, y ahora me ha llegado esta oportunidad.

¿Tenía claro que iba a ser entrenadora?

-A la vez que jugaba, iba entrenando a los equipos de la base y me iba sacando los títulos. Tengo el tercer nivel. Me he ido formando porque sé que esta es mi pasión y todo lo que pueda, seguiré. Empezamos cuando esta ola llegaba a la orilla y se rompía, y seguíamos ahí a pesar de todo, y ahora que esta ola está cogiendo un poco más de fuerza te emociona. Mirando fotos de cuando empecé, en el campo de tierra del Lagunak, tenía la misma ilusión que cada mañana cuando me levanto y voy a entrenar a Paterna. Es mi estilo de vida. Es lo máximo. El día que no tenga ilusión, tendré que dejarlo.

Sólo hay tres entrenadoras en la Liga Iberdrola.

-No sé si es porque las jugadoras no quieren seguir en este mundillo o porque los clubes no se atreven a dar las riendas a una mujer. Lo importante es seguir formándonos. Yo no esperaba esta oportunidad y ha llegado.

¿Un sueño cumplido?

-Sí, no es fácil llegar a entrenar a un equipo en la máxima categoría. Y debutar en Mestalla es impresionante. Con todo el trabajo y el sacrificio que supone estando lejos de la familia, llegar a lo más alto es el momento en el que dices que todo ha merecido la pena. Me fui para triunfar en el fútbol femenino y ahora miro a mis padres y a mis hermanas y pueden decir que realmente estoy haciendo lo que me gusta. Para ellos también el estar lejos supone una situación difícil y ahora están muy contentos.

¿Cómo fue el momento en el que sale del Lagunak para ser futbolista?

-Es un momento difícil, porque, además, me tocó muy joven, con 19 años. Cada título, cada persona que he ganado en el camino, que son muy importantes para mi vida, es con lo que me quedo. Cuando miro hacia atrás, pienso que mi sueño era ser futbolista y mi estilo de vida siempre ha sido ser profesional. No tiene que ver con recibir dinero por jugar. Ser profesional tiene que ver con compromiso y sacrificio, tanto si es a cambio de dinero como si no lo es. Desde que empecé me he considerado una profesional, y ahora como entrenadora sigo funcionando igual. Me dedico a esto 100%, me sacrifico y mi compromiso es total.

Esa ola del fútbol femenino parece que ha llegado para quedarse.

-Esperemos que sí. Que no haya egos que frenen todo esto. Hace poco hubo una situación en la que la Federación y la Liga entraban en controversia, pero tenemos que empujar todos en el mismo sentido. Sabemos de dónde venimos y tenemos que saber hacia dónde queremos ir. Ha sido muy difícil llegar hasta aquí y esperemos que por una cuestión de egos esto no se vaya al garete.

¿Qué le aporta el fútbol?

-Sin fútbol no me hago a la idea de cómo sería mi vida. Pongo la tele para desconectar y acabo viendo un partido de fútbol. Cuando era jugadora, salía a cenar con los amigos y miraba lo que comía. Me cuidaba porque me sentía profesional, a pesar de que no me pagaran por ello. Ahora que soy entrenadora, sigo necesitando hacer deporte, alimentarme bien y creo que seguiré así. Soy deportista, pero sobre todo soy futbolista. Aunque sea entrenadora, creo que siempre voy a entender el fútbol como futbolista. Eso es lo que intento transmitir a mis jugadoras: los valores y el sentimiento que tengo por el fútbol. Contagiar esa pasión y hacerles ver de dónde venimos. Tengo envidia sana por ellas. Pero el granito de arena que hayamos puesto las de mi generación creo que ha sido importante para lograr lo que tenemos ahora.

¿Sigue el fútbol femenino en Navarra?

-Por supuesto. Que abran El Sadar es lo máximo. Jugué con la selección navarra en Oberena en mi último año y al año siguiente les abrieron El Sadar. Una pena para mí. Sigo emocionada la temporada de Osasuna y ojalá puedan acceder como Osasuna a la Liga Iberdrola. Hace falta que todos los clubes navarros se unan para que haya un referente en Navarra. En una comunidad tan pequeña es necesario que trabajen todos en el mismo sentido.

Han salido buenas futbolistas de Navarra que se han tenido que marchar fuera para jugar.

-Casi todas las que hemos seguido jugando a fútbol nos hemos ido fuera, porque en esa época en Navarra no había un proyecto para jugar en Primera. Ahora les envidio y ojalá puedan llegar a lo más alto y jugar en la máxima categoría en su casa. Si Osasuna llega a lo más alto, será un éxito de todo el fútbol femenino que ha trabajado desde hace años. Osasuna ha dado el impulso ahora y está muy bien. Hay que aprovechar el momento y trabajar en la misma dirección.

¿Se ve volviendo por Pamplona?

-Si es ligada al fútbol, por supuesto. Lo que me hace estar fuera es que en otros lados sí que han apostado por mí. Estoy orgullosa de dónde vengo.