pamplona - Oihane Gil empezó en el fútbol con 15 años y ha logrado jugar en Primera, la final de la Copa de la Reina y en El Sadar ante 10.000 personas. Dejó Osasuna hace menos de un mes. No estaba disfrutando. Ahora vuelve a sonreír en la Peña Sport, con su pareja, Kike Iriarte, como entrenador.

¿Qué le ha llevado a fichar por la Peña Sport?

-Dejé con mucha pena cuando me fui de Osasuna. Fue una decisión difícil. Mi corazón me decía una cosa y mi cabeza me mandaba otra. Al final, meditándolo mucho sentía que era poco premio para tanto sacrificio que me suponía la dinámica del equipo, teniendo un trabajo, y lo dejé porque mentalmente me estaba afectando mucho, pero no pensando en dejar el fútbol, porque me encanta y quería seguir jugando. Mis compañeras me entendieron a la perfección y sabían que en cuanto pudiera, iba a seguir jugando. Y en cuanto he tenido una oportunidad he jugado. Así que la oportunidad surgió después, cuando le llamaron a Kike para entrenar a la Peña Sport. Kike (Iriarte) es mi mozo. Lo conocí porque fue mi entrenador hace 18 años, y nos pareció una oportunidad muy buena para cerrar un ciclo. Empezamos juntos, y de este modo íbamos a poder terminar juntos. No me apetecía terminar mi vinculación con el fútbol con mi marcha de Osasuna, sino acabar en el verde, que es mi pasión.

En la Peña ha encontrado otra exigencia diferente a la de Osasuna.

-Sí. En Osasuna entrenábamos cuatro días a la semana, teníamos fiesta sólo los martes. Además, para las siete y media ya empezábamos a trabajar en el gimnasio, lo que significaba que cuando salía de trabajar ya estaba pensando en entrenar, a lo que tenía que sumar el fin de semana y los viajes. Lo que me gustaba era jugar, y, aunque lo estaba haciendo, no era de la manera que yo pensaba. Así que me decidí por aceptar esta oportunidad de ir a Tafalla, que son dos días de entrenamiento, y la verdad es que anímicamente estoy mejor y disfrutando con las compañeras, que es lo que yo quería.

Necesitaba que anímicamente el fútbol le diera una alegría.

-Sí. La gente que me conoce ya sabe que yo no puedo parar quieta, tengo que estar siempre en activo. Si he aguantado tanto tiempo jugando es porque me gusta competir. Cuando dejé de entrenar iba a correr y trataba de mantenerme en forma por si surgía la oportunidad de volver a jugar. Y el domingo por fin disfruté de un partido y estoy contenta.

Conoce bien la Regional, donde fueron sus inicios.

-Cuando yo empecé en San Juan tenía 15 años. Éramos seis equipos en Navarra y jugábamos ida y vuelta dos veces para completar la temporada. Desde entonces el fútbol ha evolucionado, ha ido creciendo, pero a día de hoy todavía se ve mucha diferencia entre los equipos que están en la zona alta con los que están abajo.

Poco a poco se le va dando una estructura al fútbol femenino.

-Cuando empecé, las de 15 años empezábamos con gente de treintaytantos. Ahora hay más chicas y eso ha permitido ir creando categorías en la base.

¿Hay que cuidarse mucho para seguir jugando con 38 años?

-Sí, es verdad que me he cuidado, pero también puede ser por genética o por la suerte que he tenido de no tener lesiones graves, que espero que no las tenga. Pero sí que con el paso de los años notas los achaques del tiempo en las rodillas, pero me encuentro bien y mientras yo esté bien, seguiré.

¿Qué le aporta el fútbol?

-A mí me ha dado la vida. Lo que me gusta es jugar en equipo, más que los deportes individuales. Lo que soy hoy me lo ha dado el fútbol: la disciplina, los valores, la gente que conozco... y mi compañero de vida, así que a mí me lo ha dado todo.

¿Se hace raro volver a tener a Kike de entrenador?

-No, lo llevo con toda naturalidad. Empezamos juntos en Amaya, cuatro años, y después seis en San Juan. Nos conocemos de sobra. Él sabe lo que yo puedo aportar y yo conozco lo que él quiere en el equipo.

¿Qué objetivo tiene la Peña Sport?

-El equipo venía de una mala racha, pero está con mucha ilusión. El domingo se empató en un partido muy peleado. El objetivo es hacerlo lo mejor posible y de cara al año que viene ir mejorando. Las chicas del equipo tienen mucho potencial.

Le ha tocado vivir cosas muy bonitas en los últimos años.

-Sí. Ya he jugado en Primera cuando estaba en Superliga, la final de la Copa de la Reina, en El Sadar con 10.000 personas y mi familia viéndome... Estoy encantada de lo que he vivido y lo que tenga que venir, vendrá. Si es en el verde, yo estaré feliz.

El fútbol está para usted por encima de los focos mediáticos.

-Sí. Es muy bonito jugar ante 10.000 personas en El Sadar, pero soy igual de feliz en Regional. Lo que me gusta es el fútbol. Prefiero jugar a las entrevistas. Para eso soy muy vergonzosa. Esta semana me venían recuerdos de cuando empecé. A veces sólo se da visibilidad a Osasuna, pero también hay chavalas en otras categoría que se sacrifican y juegan con mucha ilusión. Para llegar arriba, hay que empezar desde abajo.

¿Hacia dónde camina el fútbol femenino?

-Se han dado pasos enormes y muy positivos, como la firma del convenio, aunque todavía queda mucho camino. Hay que ir dando pasos, pero con los pies en el suelo. Me alegro por todas las chavalas que van a poder jugar en mejores condiciones.

la protagonista

Fecha y lugar de nacimiento. 18-12-1981, Pamplona.

Profesión. Profesora.

Trayectoria. Empezó con 15 años en San Juan, donde estuvo tres años, uno de ellos en Nacional y dos en Regional. Después jugó una temporada en fútbol sala en Donapea. Regresó al fútbol para jugar cuatro años en Amaya (Nacional), tres años en Lagunak (Superliga), de nuevo San Juan (Nacional), donde estuvo seis años hasta que desapareció el fútbol femenino. Después, Burladés, Ardoi, Mulier y Osasuna.