o me digan que no les parece curioso que en una ciudad de casi 7 millones de habitantes el patrón sea curiosamente un labrador. Si me dijeran que es un ejecutivo o un taxista igual sería más raro€ ¡vaya usted a saber! Madrid celebra hoy la festividad de San Isidro y bien a gusto bailarían un chotis aunque la cosa no está para juntarse demasiado.

No sé mucho de su patrón, pero parece ser que era un buen zahorí y sacaba agua de cualquier secarral, además de hacer algún milagro, cosa que dejo para otras escrituras. Sí que me he informado de que el buen señor tuvo un hijo.

Isidro y María Toribia, así se llamaba la madre como habrán deducido, querrían para el chaval lo mismo que queremos todos y por el mismo orden. Que fuera buena persona, que saque una buena carrera y que viva un poco mejor que ellos si puede ser. Pero claro, en aquella época dudo mucho que el equipo de fútbol donde jugaría su hijo la próxima temporada fuera un quebradero de cabeza para dicha familia.

Por aquí, a 15 de mayo del 2020, tenemos muchas familias que tienen esa duda metida en su cabeza y otras tantas que por fin se la han sacado ya tomando una decisión que les aseguro que a veces resulta más que complicada.

Todos los clubs, todos los coordinadores, todos los entrenadores y hasta el sursuncorda pintan su jardín de la forma más bonita para que tu pequeño Isidro vista su camiseta el año que viene.

Charlas, conversaciones, nervios y hasta un poco de angustia se genera para tomar esa decisión tan mini compleja. No existe una norma clara que te indique el camino correcto, pero si quizá un punto de partida donde posicionarse. Mi experiencia me dice que la gente pone en una balanza las cosas buenas y las cosas malas de cada club y depende de donde caiga toman la decisión. A priori parece el plan perfecto y seguramente lo sea, pero yo a esa balanza le incluiría otro platillo donde pondría qué es lo mejor para el niño o para el chaval. Una balanza con tres patas donde la que acabamos de crear tenga el mayor de los pesos. San Isidro lo hubiera hecho y no parecía mal tío.

El autor es técnico deportivo superior