- Osasuna celebra este miércoles un año de su flamante regreso a la Primera División y lo hace en medio de este clima extraño provocado por la pandemia del coronavirus y sus consecuencias, esperando los jugadores el momento de salir al campo para meterse de nuevo en la faena, que será el mes que viene. Todo muy raro.

Y si la situación actual es una rareza que no se pasa aunque llevemos unos cuantos meses de experiencia, también fue peculiar la celebración hace un año cuando a Jagoba Arrasate y los suyos les tocó vivir el ascenso como espectadores, en Pamplona, reunidos en El Sadar, en zapatillas y en el sofá, nada de metidos en el césped o en los vestuarios, con los tacos chapoteando en las baldosas. El ascenso se produjo de una manera sui géneris porque la dictadura de la televisión y la programación de los partidos hizo que compromiso crucial para el destino de los rojillos fuera el último de la jornada, con todos los demás mirando. Y la carambola salió.

Osasuna venía aplazando varias jornadas su ascenso matemático a Primera División -un par de fines de semana antes ya existía la posibilidad-, pero la 39ª jornada resultó la definitiva. El conjunto navarro empató en Cádiz (0-0) y sumó un punto que resultó suficiente para que se mantuviera la llama hasta el final de la jornada y, así, el fuego siguió ardiendo en el partido del lunes entre Albacete y Granada. No era una locura que el conjunto manchego se atragantara con el fútbol espeso y sin concesiones del equipo de Diego Martínez y que a Osasuna, que le bastaba con que el Albacete no ganara, le saliera la cuenta para el ascenso matemático y por televisión.

El encuentro en el Carlos Belmonte empezó a las 21.00 horas, con lo que se iba a confirmar el peor de los escenarios para la celebración. Casi de medianoche, de un lunes a martes, con jugadores y afición viendo el partido desde la distancia entre dos rivales sin mucha afinidad por aquí. Quizás Adrián Ramos, el delantero colombiano del Granada y excompañero de Mikel Merino en el Borussia de Dortmund, no haya tenido el reconocimiento merecido por estos lares, pero el atacante firmó el único gol del partido en el minuto 75 y puso en la rampa del ascenso directo inmediato a los rojillos. El Granada ganó (0-1) y Osasuna certificó su ascenso cerca de las 23.00 horas del lunes 20 de mayo de 2019. Un regalo nocturno en un día impensable... A pesar de ello, los aficionados estuvieron en la Plaza del Castillo arropando a los suyos y alguno tuvo tiempo de sobra para perderse por alguna o varias de las tascas que abrieron el primer día de la semana para la celebración. Al día siguiente hubo desfile en autobús por la ciudad y recepciones en el Gobierno, Ayuntamiento de Pamplona y la capilla de San Fermín, en la iglesia de San Lorenzo.

Aunque quedaban tres encuentros más, los diez puntos de diferencia de Osasuna con el tercer clasificado, precisamente el Albacete, resultaban una diferencia insalvable. Granada acompañaría a los rojillos en la otra plaza de ascenso directo a Primera. Arrasate y los suyos, además, lograrían el título de campeones de Segunda al final del torneo con unos imponentes 87 puntos -ganaron los tres partidos que les quedaban-. Unos buenos motivos para la celebración. Que seguirá con la consecución de la permanencia.

La jornada 39ª. Osasuna había empatado el domingo en el campo del Cádiz (0-0) y el lunes, en el Albacete-Granada -el partido por televisión de ese día de la semana-, le bastaba con que los locales no ganaran. Los andaluces se llevaron la victoria (0-1).

La clasificación. Osasuna llegó en la jornada 39 a los 78 puntos, el Granada era segundo con 74 y el Albacete, tercero y equipo que marcaba el ascenso matemático, se quedaba con 68. Una distancia insalvable con tres jornadas por delante.

Fiesta improvisada. Los jugadores siguieron el partido decisivo en El Sadar y hubo celebración nocturna con la afición pese a ser lunes.