pamplona - El hoyo 17 de la jornada de individuales de la Ryder Cup en Le Golf National quedará para siempre en la memoria de los aficionados al golf y en la de Jon Rahm. La manera perfecta en que jugó los tres golpes, drive, approach y putt, cuando tenía el aliento de Tiger Woods en el cogote y la exigencia propia de tener que ganar, puede servir de mucho al de Barrika en el futuro. Su discreto papel en los dos primeros días, saldados con sendas derrotas que le llegaron muy dentro, le había colocado en una posición complicada, pero las charlas que mantuvo con unos y otros y la victoria ante Tiger le llevaron a la conclusión de que todo acaba llegando, de que la paciencia también puede ser una virtud en un campo de golf.

Rahm tiene varios ejemplos en los que apoyarse. Sergio García o Henrik Stenson han firmado un año discreto, pero han sido piezas claves en el equipo europeo. Francesco Molinari había jugado dos Ryder sin anotarse ni una victoria y ha hecho pleno de cinco en París para erigirse en la gran estrella de esta edición. Y su referente Seve Ballesteros acabó con una victoria y cuatro derrotas en su primera Ryder Cup. En sentido inverso, Tiger Woods no conocía la derrota en individuales desde 1997 cuando debutó. Le ganó otro italiano, Constantino Rocca, y 21 años después sumó otra derrota. Jon Rahm, en su estreno en la competición, estaba allí para apropiarse de ese momento, con la ambición intacta, pero sobre todo con la mente limpia. Solo tuvo que pegar como sabe y el resto fluyó hasta lograr un birdie que pasará a la historia.

Ahora, ya tiene su primera Ryder Cup sin esa sensación que le carcomía de no haber aportado. En ese torneo todo es diferentes y el objetivo es estar en el siguiente de 2020 y en los sucesivos. Y es que casi nadie duda de que Rahm, si todo va normal, será una pieza segura y valiosa en la Ryder. Y ahora que ha aprendido a jugarla, aún más. Por delante, situado en el octavo puesto de la clasificación mundial, quedan retos nuevos en los que deberá mezclar su valentía y decisión con la templanza que puede haber adquirido en una semana de emociones fuertes, en un sentido y otro.

Por eso, el de Barrika quiere tomarse un final de curso más relajado. En sus planes están de forma ineludible la cita del Campeonato del Mundo de Shangai de finales de octubre y la última cita del Circuito Europeo en Dubai, entre el 15 y el 18 de noviembre, que ganó el año pasado. Entre medias, están las citas de las Rolex Series de Turquía y Sudáfrica, que le apetecen a Rahm, aunque quizás solo juegue una. En todo caso, todo lo que pase será incomparable con la Ryder Cup donde ha tenido “la mejor sensación de su vida” tras derrotar a su ídolo.