El nuevo Edge representa la apuesta más contundente de Ford en el segmento de los SUV, ya de entrada debido a su notable tamaño (4,834 metros de largura) y maletero (602 litros). Y no es que sus hermanos de gama de cotas más contenidas constituyan una oferta, digamos, menor -como lo demuestra la excelente aceptación que están teniendo en el mercado los EcoSport o Kuga y los más derivados de turismo como los Focus, Fiesta y Ka+ Active-, sino que el Edge en realidad es la forma que tiene Ford de poner toda la carne en el asador para dejar bien clara su respuesta a la creciente demanda de modelos con aspecto de todoterreno, perfectamente adaptados al uso por asfalto y dotados a la vez de una versatilidad que les permite ser totalmente eficaces cuando las condiciones de adherencia se tornan precarias, como cabe esperar de un SUV de verdad, y más ahora que el invierno comienza a apretar en serio.

La renovación del Edge llega, según precisa Ford, con “innovadoras tecnologías de asistencia al conductor, nuevos y potentes motores diésel EcoBlue -ambos de dos litros (1.996 cc), el primero con 190 CV, 400 Nm, cambio manual de seis marchas, 203 km/h y 6,0 litros de consumo medio; y el segundo, biturbo, con 238 CV, 500 Nm, caja automática de ocho relaciones, 216 km/h y 6,7 litros de gasto promediado- y confort Premium en las distintas versiones Trend (desde 36.568 euros el de 190 CV), Titanium (38.938 euros con 190 CV y 43.444 euros con 238 CV), ST-Line (41.466 y 45.972 euros) y Vignale (45.516 y 50.022 euros). Equipado con las tecnologías de control de crucero adaptativo con stop & go y centrado de carril, freno postcolisión, asistente de maniobra evasiva y función de alerta de tráfico cruzado como parte del paquete tecnológico de asistencia al condutor Ford Co-Pilot360; con Modem Ford con FordPass Connect SYNC3 con pantalla táctil de ocho pulgadas, panel de instrumentos digital personalizable, bandeja de carga inalámbrica y el sistema de sonido Bang & Olufsen”; quienes deseen estar protegidos, conectados y disfrutando de la mejor experiencia de sonido aquí lo tienen garantizado.

Y como SUV de verdad y no sólo de apariencia, la apuesta por la seguridad activa y la máxima versatilidad ha llevado a Ford a dotarlo de tracción a las cuatro ruedas, con un sistema que permite cambiar de tracción delantera a total y viceversa automáticamente y en sólo 10 milisegundos, según sea necesario, en función de la seguridad y la eficiencia energética. Además, con vistas a incrementar la protección y el confort, el Edge también cuenta con iluminación frontal adaptativa, información de puntos ciegos, luces de carretera antideslumbramiento, limitador de velocidad inteligente, alerta de mantenimiento de carril, asistente precolisión con detección de peatones, reconocimiento de señales de tráfico, dirección adaptativa y asistente de aparcamiento perpendicular, lateral y de salida. Otras exquisiteces de la aplicación móvil FordPass incluyen localización del vehículo, comprobación de su estado (combustible, alarma, aceite, etc), así como apertura y arranque remoto.

Como queda constatado, la apuesta de Ford con el Edge va muy en serio, en consonancia con un mercado que valora notablemente los SUV de Ford, como lo demuestra el hecho de que más del 20% de todos los Ford vendidos en Europa lo hacen bajo el formato SUV, es decir, en carrocería EcoSport, Kuga y Edge.