Iñaki Narros vale para todo. Literalmente. El alero del Basket Navarra acompañó el pasado sábado a Andrea, su mujer, a una clínica para ver cómo evolucionaba su embarazo. El médico le comentó que tranquilo, que el tema iba para largo. “Nos dijo que estaba todo verde, por tanto pensé que no iba a pasar nada extraordinario”, comenta.

Entonces, como buen capitán que no deja en la estacada a los suyos, cogió el coche y condujo 600 kilómetros hasta Villarrobledo -que para el que no lo sepa está en Albacete-. Estiró un poco las entumecidas piernas, metió 20 puntos y volvió al volante para regresar a Pamplona.

La sorpresa llegó cuando, por tierras sorianas, le llamó su mujer diciéndole que estaba en la clínica porque había roto aguas. “Tú cierra un poco las piernas para que me de tiempo a llegar”, cuenta Iñaki entre risas.

El 15 del BNC reconoce que en esos momentos se te va un poco el pie al acelerador, pero supo mantener la calma. “Reaccioné bastante tranquilo porque me di cuenta de que no podía hacer más”.

Ataviado con la ropa de viaje del equipo, Narros llegó al paritorio. Cansado después de 1.200 kilómetros en la carretera y tras haber disputado el partido más exigente de la temporada, pero feliz por ver el nacimiento de su segunda hija, a la que llamaron Ana.

“Ha ido todo súper bien, mejor imposible. El parto ha sido natural y sin ninguna complicación”, narra Iñaki que no paró de recibir felicitaciones de sus compañeros. Eso sí, nada más nacer había que ponerle los colores del Basket Navarra, que para eso es hija de quien es. “Lo primero que hemos hecho es ponerle la camiseta, que le queda súper graciosa”.

Ana tiene pinta de ser formal porque la primera noche durmió seis horas y permitió descansar a Iñaki que llegaba derrengado de tanto meter puntos y tanto conducir por la geografía española.

Ahora lo único que desea la pareja es que la pequeña sea tan formal como Carla, la hermana mayor. “Carla ha salido tan buena que decíamos que esto ya era imposible que la de ahora va a ser un demonio, pero bien, que esté sana es lo mas importante”, bromea Narros, que dice que ahora en casa está en clara minoría respecto a las mujeres.

Unas mujeres -Andrea, Carla y Ana- que ahora van a recibir cada dedicatoria de Iñaki. “En el próximo partido les dedicaré las canastas que hagan falta a las enanas y a la madre”. Iñaki Narros: jugadorazo y padrazo.