Las técnicas hipopresivas fueron creadas en los años 80 por el Doctor en Fisioterapia Marcel Caufriez especialista en uroginecología. De hecho, fue uno de los primeros profesionales en trabajar en ese ámbito en España y en formar a otros profesionales de la fisioterapia. El objetivo principal de los hipopresivos, como su nombre indica, es provocar una disminución de la presión intraabdominal y pélvica, ya que diferentes estudios científicos constatan el efecto deletéreo de las hiperpresiones. De hecho, estos aumentos de presión, como por ejemplo, la presión que se genera en nuestro interior al toser, estornudar o cuando se hace fuerza para defecar, son considerados uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo o agravamiento de las disfunciones urogenitales, conocidas popularmente como disfunciones del suelo pélvico (término simplificado pero que favorece su comprensión).

Y no solo los esfuerzos fisiológicos como la tos pueden llegar a ser perjudiciales, de hecho, las hiperpresiones generadas al levantar grandes pesos o pesos medios de forma repetitiva y sin una correcta técnica son las más perjudiciales. Por eso, incorporar una serie de ejercicios que compensen las hiperpresiones diarias y sobre todo las deportivas, resulta cuanto menos, de interés, sobre todo para las mujeres deportistas.

Estas técnicas comenzaron a popularizarse a finales de los años 90 entre los profesionales de la Fisioterapia urogenital y poco a poco su conocimiento se fue extendiendo a otros sectores profesionales, siendo utilizado también por matronas y prescritos por doctores en ginecología. Posteriormente, llegaron a introducirse en el ámbito de las actividades físicas y deportivas.

Como sucede en muchas ocasiones, las técnicas originales se van desvirtuando al ser enseñadas por gente, a veces, poco formada o lo que es peor, por gente con poco conocimiento, que las enseña a través de internet. Y una técnica como los hipopresivos, que de base se define como una técnica postural con unas particularidades y una serie de ejercicios específicos y variados, acaba convirtiéndose en cualquier cosa menos en lo que debería ser, perdiendo, por tanto, su esencia.

Como también sucede en muchas ocasiones, aparecen personajes que convierten la técnica en un simple business y se dedican a venderla como si fuera la piedra filosofal y no, nada mas lejos de la realidad.

Las técnicas hipopresivas no lo arreglan todo pero, ciertamente, son una herramienta de primer orden para la salud de las mujeres en general y durante el puerperio (tras el parto) y para las deportistas, en particular. Es cierto que los hipopresivos todavía cuentan con una limitada evidencia científica pero no es menos cierto que tienen una elevadísima evidencia práctica. Entre sus efectos, constatados como digo por todas las personas que los utilizamos correctamente, están la reducción de la circunferencia de cintura, la reducción de los dolores lumbares, la reducción de la incontinencia urinaria, la mejora de la postura y la mejora del tono del suelo pélvico. Todos estos efectos los he podido constatar, personalmente, no solo en la clínica, sino también en mi tesis doctoral.

Decir que los hipopresivos no sirven para nada es negar el criterio clínico de los cientos de matronas, fisioterapeutas y ginecólogos que los utilizamos y prescribimos. Decir que los hipopresivos no sirven para nada es menospreciar las vivencias corporales experimentadas por miles de mujeres a quienes ha ayudado a recuperarse de su disfunción y a sentirse mejor con su cuerpo. Decir que los hipopresivos no sirven para nada es ningunear la experiencia de algunas de las mejores deportistas navarras, con las que he tenido el placer de trabajar, pertenecientes al mundo del rugby, el balonmano, el fútbol o el atletismo, como Nuria Rodríguez, Izaskun Osés o Maitane Melero, deportistas referenciales en sus respectivas disciplinas que han sentido los beneficios de los ejercicios hipopresivos en sus cuerpos y por tanto, en su rendimiento deportivo.

Es obvio que no es la única herramienta ni que la gente se recupera gracias a ella, exclusivamente, pero no es menos cierto que es una herramienta muy válida especialmente para las mujeres y particularmente, para las mujeres deportistas. De esta manera, las técnicas hipopresivas se han convertido en una herramienta de equidad en constante cambio y evolución, conceptos que desarrollaré en próximos artículos. Por tanto, afirmar que los hipopresivos sirven para solucionarlo todo es completamente absurdo pero decir que no sirven para nada es, a todas luces, un ejercicio de ignorancia suprema.