No hubo prórroga. A la primera bola de partido Marc certificó su octavo entorchado, algo que era más que previsible. No es una temeridad pensar que incluso el resto ni huela el peldaño más alto del podio en lo que queda de temporada, tal es actualmente su dominio y fortaleza técnica y mental. Quedando aún 4 carreras por delante, los adjetivos, de hiperbólicos, se acaban. Pero además debemos tener en cuenta una cuestión esencial: esto sucede en lo que probablemente es la era de la máxima igualdad mecánica desde que se tiene conocimiento en la máxima categoría del mundial. Esto se demuestra en la diversidad y confrontación de opiniones de los expertos acerca de qué fábrica pone hoy la mejor o más completa moto en parrilla. Incluso durante la temporada este análisis se ha inclinado de una lado a otro conforme han ido progresando las actualizaciones o mejoras tras los test en cada marca. Claro es que Ducati probablemente empezó la temporada con la moto más equilibrada, heredera de las tres últimas temporadas. Yamaha por su parte ha salido del pozo y hoy mismo es seguro la moto que todo debutante elegiría. Suzuki ya gana y está constantemente delante. Honda... pues nadie lo sabe. Y es aquí cuando adquiere la máxima relevancia lo que dijo el flamante campeón el sábado: “para ser campeón hace falta aceptar caerse 20 veces”. Lo dice desde luego teniendo en cuenta qué moto pilota y cómo pilota. No es una frase que como tal sea categóricamente cierta, ya que en 2015 Lorenzo le batió con menos de media docena de caídas, incluidas cronos. Pero sí es la forma en la que Marc sabe ser campeón con esta Honda. Pilotando constantemente en el filo, buscando el límite hasta sobrepasarlo y entonces saber dónde está. Esto lo puede hacer en 2019 con los airbags, protecciones de titanio, cascos de última generación, escapatorias infinitas? Si no, tras el terrible high-side del viernes, estaría viendo las carreras desde un hospital, con suerte. Pero aún así, no toda la parrilla está dispuesta a hacerlo. Y el que no esté en ello, tiene que poner en la mesa otro triunfo. Y a día de hoy no hay descarte. Larga vida al Campeón.