madrid - El equipo de Estados Unidos se proclamó ayer campeón mundial de gimnasia artística femenina por quinta vez consecutiva, de la mano de una infalible Simone Biles que transformó en inaccesible a una selección que, incluso sin ella, sería soberbia.

Por detrás de los 172,330 puntos de las norteamericanas, el subcampeonato de los Mundiales de Stuttgart fue para Rusia con 166,529 y la tercera plaza para Italia, la sorpresa de la jornada, con 164,796 y un margen de 566 milésimas sobre China (164,230).

Estados Unidos ha ganado ocho de los nueve últimos títulos mundiales (China se impuso en 2006), prácticamente siempre con chinas y rusas como acompañantes en el podio. Las italianas, hoy comandadas por Giorgia Villa, no estaban en las medallas, también con un bronce, desde 1950.

Con Simone Biles, Grace McCallum y Kara Eaker como gimnastas supervivientes del equipo campeón de 2018, y con Sunisa Lee y Jade Carey como novedades, el equipo estadounidense lideró la final de la primera a la última rotación.

Biles, de 22 años, fue la única que salió en los cuatro aparatos, mientras sus compañeras se alternaban en los distintos ejercicios. El granero de puntos que logró Biles fue mayúsculo: 15,400 en salto, 14,600 en asimétricas (de siempre su aparato más débil y el único en el que no sacó la mejor nota del día), 14,433 en barra y 15,333 en suelo, la rutina con la que acabó la competición y en la que incluyó su nuevo elemento, el único de dificultad J, un doble mortal atrás con tres giros.

Los Mundiales de Stuttgart continúan hoy con la final por equipos masculinos. - Efe