- Si hay algo digno de orgullo y alabanza en el parón que ha realizado todo el deporte navarro es la gran responsabilidad con la que ha actuado.

El pasado miércoles, a la vista del avance de la epidemia, el Gobierno de Navarra aprobaba una Orden Foral para regular eventos de todo tipo, incluidos los deportivos, creando diversas excepciones admisibles en función de que fueran acontecimientos al aire libre o no multitudinarios en pabellones. Sin embargo, la sociedad ha ido muchísimo más lejos, para que la paralización fuera absoluta.

Por ejemplo, la Orden Foral permitía competiciones al aire libre que no superaran la cifra de 1.500 participantes. Eso daba vía libre a la mayor parte de carreras a pie o ciclistas, pero todas han sido suspendidas.

Por ejemplo, se permitían los eventos en espacios cerrados, con solo dos tercios del aforo para evitar aglomeraciones, y ahí podían entrar los festivales de pelota del Labrit o todos los partidos amateurs de balonmano, baloncesto, etcétera, pero todos han sido suspendidos.

O, por ejemplo, la Orden Foral no especificaba nada sobre los entrenamientos colectivos, pero no hay club que los haya mantenido.

Y, por todo ello, cuando las administraciones públicas y privadas han tomado la decisión de ir cerrando sus instalaciones deportivas, no había deportistas a los que echar, porque éstos ya habían decidido detener su actividad.

Y, por todo ello, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado las medidas concretas del estado de alarma, que estará vigente a partir de mañana a las 8.00 horas, el deporte navarro no va a aplicar nada que no lleve ya varios días aplicando.

Tampoco ha llegado a nuestros oídos -y en estos casos se suele hacer ruido- ninguna queja ante estas duras medidas que el deporte navarro se ha autoimpuesto, pese a que se prevén grandes pérdidas económicas en una actividad, la deportiva, que no anda ya muy lejos de suponer el 2% del PIB en España.

Al contrario, todo lo que se está oyendo son apelaciones al sentido común: parar el deporte navarro para limitar al máximo los contactos entre las personas y dar así menos oportunidades al coronavirus para expandirse. Antes de que nadie se lo exigiera con leyes. Por pura responsabilidad.