El alpinista gasteiztarra Juanito Oiarzabal aprovecha el tiempo confinado en casa por el coronavirus para mantenerse en forma haciendo ejercicio y para hacer algunas chapuza: "Un día arreglo una puerta, otro día me toca hacer de albañil y otro me pongo a pintar", relata. Tenía prevista para este mes una expedición al Kilimanjaro que ha quedado anulada. A pesar de todo, Oiarzabal dice no aburrirse aunque confiesa echar de menos esas cervecitas en compañía de sus amigos.

Ahora no queda otra que beber las cervezas en casa.

-Qué va, bebo mucho menos y eso lo noto mucho en el cuerpo.

¡La venta de cerveza ha subido!

-Pues no es por mí.

¿Cómo se encuentra?

-Cada vez cuesta más y eso que soy un privilegiado porque tengo una casa con terreno por donde me puedo mover.

Para hacer ejercicio muy bien.

-Sí, pero ya estoy harto de darle vueltas a la casa con una mochila de doce kilos a la espalda.

¿Que hace qué?

-Igual le doy cien vueltas a la casa cargado. Y luego hago bici con rodillo todos los días.

Claro, tiene que mantenerse en forma.

-Así es. Espero que algún día retomemos nuestras vidas, recuperemos proyectos y regrese a la montaña.

La echa de menos, ¿no?

-Muchísimo y eso que el confinamiento lo llevo bien, el día lo tengo bastante ocupado, pero empieza a ser un poco pesado.

A Juanito Oiarzabal es muy raro verle quieto.

-Ahora me has pillado viendo una serie, pero he estado quieto cuando me han operado o con las lesiones. Estoy acostumbrado a estar fuera de casa, viajando y, de repente, quedarme en casa... Entre semana una o dos veces voy al Pirineo a hacer escalada, esquí de montaña...

Habrá que conformarse con ver vídeos desde el sofá de casa.

-No es que haya hecho un invierno excesivamente bueno para la práctica del esquí de montaña, pero ahora estaría buscando recorridos donde encontrar la nieve. Esas montañas blancas donde poder perdernos.

Paciencia. Volverá a pisar la nieve y a respirar aire de montaña.

-No queda otra. Ya me he hecho a la idea de que me tengo que quedar en casa para parar esto. Cuantos más y mejor lo hagamos, antes saldremos.

En la alta montaña también les toca quedarse confinados, ¿no?

-Así es. Es un confinamiento diferente al que tenemos ahora, pero cuando acudimos al Himalaya o a la Aconcagua y las condiciones climatológicas son malas no queda otra que quedarse en la tienda de campaña. Solo salimos para comer y nada más, esperando que esa situación cambie.

Lo que son las cosas llega un virus y para el mundo.

-Es sorprendente porque incluso a los científicos les ha pillado fuera de órbita. Esto no nos lo imaginábamos nadie. Hace un mes estaba esquiando en la montaña y ahora... confinados en casa.

... Vive con la incertidumbre.

-Así es. De aquí a muchos meses. Tenía un viaje para septiembre y no sé en qué va a quedar. Viajar a otros países va a estar complicado. Tendré que recuperar montañas que tenía guardadas en mis recuerdos. Pero nos adaptaremos. Ya verás.