- El guardameta internacional José Javier Hombrados puso fin ayer, a sus 49 años de edad, a su carrera deportiva. Una larga trayectoria plagada de cifras de récord que han convertido al madrileño en una auténtica figura no sólo del balonmano, sino del deporte español.

Ni las lágrimas que empañaron por momentos sus ojos, ni la voz entrecortada por la emoción pudieron apagar la sonrisa del madrileño en el día de su despedida. Esa sonrisa pícara que acompañó cada una de sus miles de paradas, especialmente de las más difíciles, aquellas imposibles, sabiéndose ganador del eterno juego entre lanzadores y porteros.

"Ha sido un viaje de treinta años como profesional que me ha formado como persona, como deportista y, sobre todo, que me ha ayudado a ser una persona alegre, como lo soy hoy, aunque sea el final de este viaje", señaló Hombrados.

Una "bonita historia" que empezó hace cuarenta años en el patio del colegio Sagrada Familia de Madrid y que llegó ayer a su fin con un acto en el que el balonmano español, encabezado por el presidente de la Federación Española, Francisco Blázquez, quiso despedirse de una de sus máximas leyendas.

Una despedida en la que José Javier Hombrados por encima de títulos, éxitos y medallas quiso acordarse de todos aquellos que le han acompañado a lo largo de su carrera. Empezando por su familia a la que agradeció su cariño y su generosidad "por todas esas horas que no ha podido pasar a su lado".

A Ernesto Enríquez, el profesor, entrenador que le inculcó a los 9 años la pasión por el balonmano y que vio en él unas "aptitudes" que ni él mismo imaginaba que poseía.

Sin olvidar a Juan de Dios Román, que "le llevó a la elite" y le "regaló" unos Juegos, los de Atlanta 1996, en los que Hombrados se colgó el primero de sus dos bronces olímpicos.

A todos los clubes en los que ha militado: el Atlético de Madrid, Cantabria, Sociedad Deportiva Teucro, Ademar León, el equipo navarro Portland San Antonio, Ciudad Real, Wetzlar, Al-Sadd y Guadalajara.

Sobre todo, al Atlético de Madrid, su Atleti, el club al que llegó en 1990 siendo todavía casi un adolescente.

"Gracias por hacerme del Atleti y por inculcarme los valores de un club que irán siempre en su corazón", afirmó Hombrados, que recibió emocionado una placa y una camiseta con su nombre del conjunto rojiblanco de manos del presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo.

Un José Javier Hombrados que quiso escenificar el fin de su carrera deportiva, ese día que como reconoció "no quería que llegara", en la que es ya su nueva casa, la Universidad Camilo José Cela, donde ya ejerce su cargo de director de deportes de la Institución Educativa.

"Un viaje

de treinta

años como profesional que me ha formado como persona

y deportista "

Exportero de balonmano