barañáin

ENTRA saludando con voz bien alta Oinatz Bengoetxea. Su garganta, un amplificador, vigila cada palmo de Zentrum, el centro de preparación física y rehabilitación situado en Barañáin, donde pelotaris como Juan Martínez de Irujo, Mikel Beroiz, Joseba Ezkurdia, Alberto Ongay o Aritz Begino curten el físico. El de Ibero, un pelotari atleta, se encuentra en la sala. Aritz Altadill, uno de los preparadores del local, palista profesional con Innpala, también. Ya han pasado casi diez meses desde que el leitzarra tocara a la puerta de Altadill y Zentrum y se ha notado una mejoría enorme en el manista de Asegarce. "Yo siempre he dicho que si a alguien me gustaría entrenar era a Oinatz, porque le veía un potencial terrible", relata Aritz, quien afirma que "nos conocemos desde hace muchos años, desde 2002 en la preparación para el Mundial de Pamplona. Por entonces le vi que era un portento físicamente: fino, muy fuerte y muy rápido. Lo que vi con los años es que había cogido peso y no se le veía que hubiera trabajado lo que podría llegar a ser. Entrenando serio, un par de días a la semana, se podían conseguir muchas cosas".

Trabaja con alegría el pizpireto leitzarra, de quien afirma Altadill que "tiene una filosofía más tranquila, pero es disciplinado y, como todos, se queja al principio". Y sufre cuando trabaja el tronco, uno de los pilares fundamentales en la preparación que llevan a cabo en Zentrum. "Es lo que menos le gusta", analiza Martínez de Irujo. Sobre todo, practican la zona abdominal, donde Oinatz es consciente de que ha mejorado mucho: "A la hora de echar el gancho noto que todo está más duro y puedo darle más fuerte". Analiza Altadill que "toda esa fuerza que le hacemos hacer, a la hora de entrar al gancho, provoca que el golpe salga más seco. Es lo que le hacía falta, ser más agresivo cuando entra de aire". Y es que, según admite el palista, aún hay mucho por trabajar y mejorar en Bengoetxea VI: "Obviamente, los pesos que mueve son mucho mayores. No estaba muy trabajado en tema de pesas y ahora lo hace mucho mejor. También se nota en la técnica, en la coordinación, y aunque parezca que en el frontón es muy ágil, en momentos básicos de agilidad le cuesta mucho, porque no lo había trabajado". Además, asevera Altadill que "siempre se le ha visto bien, que recupera fácil, que es sufridor, rápido; pero le faltaba el trabajo muscular. Se le veía chispa, pero a mitad de partido se le iba el nervio. Yo creo que si mejora la calidad muscular, mejorará los partidos". Aunque en los últimos meses sus piernas de relámpago destaquen, alumbradas bajo la batuta de Altadill, explica el técnico pamplonés que "en la velocidad no es en lo que más ha mejorado, porque siempre la ha tenido. Si haces un test a un pelotari en cinco metros, el más rápido no va a ser el que en el frontón lo es. Tiene mucho que ver la intuición. De hecho, Titín III no creo que sea el más rápido y sin embargo llega a todas".

Comenzó el leitzarra en Zentrum en febrero, cuando el Parejas ya había levado anclas hacía unas semanas y Oinatz se unía al vizcaíno Alexis Apraiz y Aritz Begino: "Begino es un caballo", apunta Altadill. "Les metimos una carga suave porque estaban en mitad del Parejas y empezamos a asimilar los conceptos que trabajamos aquí; por ejemplo, el trabajo de tronco y cómo debe ser el golpeo de la pelota: que no vayan la cintura y la cadera cada una por un lado, haciendo hincapié en eso y enseñándoles poco a poco. Con poco volumen, suave, suave, y en cuanto fueron cogiendo soltura, les aumentamos la carga", concreta Aritz. De este modo, Bengoetxea VI ha pasado de ir un día a la semana a ir dos, con visibles resultados.

Cambio de trabajo Después de pelear con el core - el tronco, la pelvis y la cintura escapular-, Altadill lleva a Oinatz a trabajar con pesas, mancuernas y demás. Ya dice el de Pamplona que no estaba acostumbrado cuando llegó a Zentrum. Porque Bengoetxea siempre ha sido un pelotari de viejo cuño. Cambió el monte leitzarra por el tartán que tiene en medio del local. "Cada vez es más difícil que haya pelotaris con preparación tradicional, de monte y demás. Hay que tener en cuenta que ahora todos los pelotaris tienen su preparador personal y hay mucho nivel. Cada vez se juega a más velocidad y el espectáculo está en el ritmo. Entonces, el que no es explosivo, lo pasa mal", analiza Altadill, que tuvo que convencer a Oinatz de que la tradición quedaba ya en el retrovisor: "Le expliqué a Oinatz que el entrenamiento de subir al monte no lo veía para hacer en medio del campeonato. En pretemporada, hacer un poquito no lo veía mal; pero basar la preparación en eso, no. Al final, los esfuerzos intensos prolongados lo que hacen es volverte más lento. Al principio te da un estímulo porque te notas más fuerte de piernas, pero esa fuerza que te da ese entrenamiento se te agota enseguida y tienes que meterle más estímulo a base de pesas. El entrenamiento de fuerza, además, tiene que ser muy cortito y sin llegar al agotamiento, y cuando vas al monte es lo contrario y acabas con las patas hinchadas".

Y le dijo Altadill que "no", que tenía que seguir trabajando si quería sacar todo lo que tenía en las piernas, que ese tipo de preparación estaba ya algo anticuada. Aunque el leitzarra explica que "la preparación a mi manera sí creo que funciona". Aun así, lo que más llamó la atención a Aritz de Oinatz fue "que cuando sale, cuando hace un sprint, da pasos muy cortos y tiene un agarre, y una fuerza cuando empuja, increíble. Tiene mucha fuerza, pero no la aprovecha del todo. En una salida tiene que dar tres o cuatro pasos largos".

trabajo específico para el torneo Entre el trabajo de pesas, que según Aritz debe ser rápido y sin llegar a la extenuación, Altadill manda a Bengoetxea trabajar con una máquina en la que mediante un sistema de poleas el pelotari puede mover pesos tal y como haría en un partido, asimilando posturas del frontón. No obstante, esgrime Altadill que "para este Cuatro y Medio hemos trabajado mucho los desplazamientos laterales; sobre todo en la técnica, porque llega a muchas pelotas pero técnicamente no era muy bueno en los desplazamientos". "Aquí lo hace bien, pero en el frontón todavía le sale lo que le sale, que ya mejorará día a día", sostiene, y apostilla que "también hemos hecho hincapié en el tema de los abdominales, porque es donde él más se notaba que marcaba la diferencia con el gancho". Además de fomentar las sesiones de coordinación: "Es fundamental. Yo le doy mucha importancia y, aunque él en el frontón se movía bien, hay muchas cosas que enseñarle. Por ejemplo, hay muchos pelotaris que no saben correr para atrás y es necesario saber cuándo correr para atrás o de lado y cómo. Enseñamos la técnica para los diversos desplazamientos. Así como la propiocepción".

Así, Oinatz Bengoetxea, que venía de la preparación añeja para fundamentar un pilar de su camino hacia el éxito, ha dejado la tradición colgada en el retrovisor.