a pelota mano femenina no para de avanzar. Su crecimiento es un hecho. El calendario cada vez es más amplio y una nueva generación de pelotaris empieza a consolidarse en este escenario. Entre esas manistas que tratan de ganarse un hueco importante en el presente y también en un futuro que cada vez se ve con más optimismo está Amaia Alday (Dima, 2000). La delantera vizcaína se dio a conocer con su victoria en el Cuatro y Medio de Promoción y se consagró con su victoria en el Master Cup Laboral Kutxa. Fue el paso adelante. Triunfos que confirmaron su potencial y alimentaron aún más su hambre de txapelas. Actualmente, Alday, que juega con Orbegozo, está inmersa en la disputa del Torneo Bizkaia y reconoce que "está difícil" pasar a la final ya que no dependen de sí mismas y hoy mismo pueden quedar eliminadas. Pase lo que pase, aquella pelota que estaba parada desde hace años ya no para de moverse y la siguiente oportunidad estará a la vuelta de la esquina para esta pelotari que regresó a la pelota para tratar de acumular txapelas.

La mano femenina vive su momento más alto de actividad y el calendario, cada día más amplio, apunta a aumentar aún más. Algo impensable hace no tanto hasta para sus propias protagonistas. "Hace dos años jugábamos dos meses y luego teníamos un parón muy grande. Ahora estamos jugando con continuidad y es algo que nos merecemos pero a la vez tampoco nos esperábamos. No somos tantas chicas como para hacer un campeonato continuo, pero poco a poco estamos consiguiendo esa continuidad que necesitamos", declara la pelotari de Dima. En este proceso, los campeonatos de la Emakume Master Cup, fueron la chispa necesaria para despertar una llamarada que estaba deseosa por brillar. "Sin esos campeonatos, la pelota femenina seguiría parada. Gracias a eso podemos seguir jugando. La mayoría tuvimos que dejar la pelota de pequeñas por el simple hecho de ser mujeres y que Iker Amarika y su equipo hayan rescatado este deporte para nosotras es muy importante", añade.

Como muchas otras pelotaris, Alday vive un reencuentro con la pelota. Decidió dejarlo con diez años debido a que "no había chicas y tenía que escuchar ciertos comentarios en los frontones", recuerda. Estuvo diez años jugando al fútbol, pero el expelotari Imanol Agirre le convenció para volver a los frontones. Fue una pequeña prueba, volver a disfrutar en la cancha sin pensar más allá, pero finalmente el veneno de la pelota volvió a invadirle y dejó el fútbol para dedicarse exclusivamente a la pelota. "Imanol Agirre me intentó llevar al frontón y probando y probando, acabé volviendo. Empecé como un complemento al fútbol y al final la pelota vino para quedarse. Fue una decisión dura y difícil dejar el fútbol porque para mí el fútbol lo era todo, y hoy en día me sigue gustando y de vez en cuando lo echo de menos. Fue un deporte que me dio mucho y pude jugar en la selección y en el Athletic", cuenta. Fue un paso complicado de dar, pero no se arrepiente y las victorias logradas confirmaron que la decisión tomada fue acertada.

Alday tiene dos txapelas en su haber. Dos trofeos conseguidos con mucho esfuerzo personal y también con la ayuda de las personas de su al rededor. "Estas txapelas son para mis padres, que siempre están ahí, para mis amigos y, sobre todo, para el equipo de entrenamiento que tengo. Son gran parte de este logro porque sin ellas no podría entrenar y el hecho de que esté entrenando y haciéndolo con ganas, hace que todas podamos mejorar", apunta la vizcaína, que para nada se conforma con lo conseguido y tiene entre ceja y ceja un reto muy especial: "Siempre que juego un torneo voy a por la txapela, pero la del Cuatro y Medio me haría especial ilusión".

Pero los logros de Alday no se traducen solo en txapelas. Al igual que sus compañeras actuales, es parte de esta generación que ejerce de pionera en la pelota y trata de hacerse un hueco. "Eso nos enorgullece porque además vemos que las que vienen por detrás nos tienen como referentes y ver que van a tener parte del camino hecho gracias a nosotras, también es bonito", afirma la vizcaína. Es un camino con cada vez menos obstáculos y más partidos en los que Alday busca destacar para aumentar su colección de txapelas.

"Empecé como un complemento al fútbol y al final la pelota vino para quedarse"

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