Jokin Altuna se ha clasificado este domingo en el frontón Bizkaia de Bilbao para su tercera final del Manomanista y la que será su octava final individual en cinco años. Una barbaridad. El delantero de Amezketa se ha impulsado en el saque para destrozar a un José Javier Zabaleta que no ha sido capaz de dar la vuelta a un inicio romo y falto de su gran virtud: la pegada. El etxarrendarra se ha ido al primer descanso largo sin haber levantado un solo cartón (0-12) y encajó nueve saques en los primeros 16 tantos (3-16). Espeso y desconocido en labores en las que suele marcar la diferencia, el campeón del Parejas se ha despedido del Manomanista con un epílogo gris y discreto. Más aún con sus anteriores encuentros en la hemeroteca: nobleza obliga.

Altuna III es un delantero caracterizado por su olfato y su inteligencia, un competidor de raza, hambriento hasta el tuétano. Altuna III no solo es veneno, duende y magia, a pesar de tenerla, y mucho, sino que es un gran restador, un defensor soberbio y tiene un besagain poderoso y exquisito. Jokin tiene capacidad para extender y para sujetar. Jokin tiene poder. Poder es deber. De hecho, en el cuerpo a cuerpo con Zabaleta, un musculoso y exquisito jayán, se ha mostrado descarado y sin complejos. Sí que es cierto que el zaguero no ha estado cómodo en toda la contienda, quitando algunos pelotazos de genio, pero la virtud física -y que goza cada pelotazo- argumenta el progresivo ascenso, escalón a escalón, de Altuna III hasta un cénit desconocido. ¿El límite es el cielo? No, no lo hay.

El amezketarra se ha encontrado con una tormenta perfecta para comenzar la contienda. Ha endosado doce tantos de un tirón. Inerme Zabaleta, sus problemas en el resto han hecho despegar al campeón del 2018. Velocidad de crucero azul; debacle colorada. Siete de la docena han sido con el primer disparo. En un abrir y cerrar de ojos se ha escapado la semifinal por el sumidero. Altuna III ha tomado el mando y no lo ha perdido. Ni un ápice.

Tras el paso por el vestuario, al que Zabaleta ha accedido visiblemente enfadado por su propia actuación, el navarro ha buscado algo de agresividad para maquillar el luminoso. Lo ha hecho a fogonazos, porque la pelota no le entraba en la mano. No obstante, en los momentos en los que ha tenido oportunidad para dar lustre a su saque -veloz y mordaz-, Jokin ha asomado con una gran capacidad para demudar esa potencia a base de técnica.

Altuna III ha sido superior en todas las facetas a su contrincante, apeado del Manomanista con una derrota compleja y en la que no se ha sentido a gusto en ningún momento. Lo que parecía en principio una lucha de estilos preciosa ha terminado transformándose en un amago. Altuna III buscará su segundo cetro del mano a mano el 13 de junio en el frontón Bizkaia.