- ¿Ha asimilado ya su segunda txapela del Manomanista?

-Más que nada asimilas la victoria, pero no todo lo que conlleva ganar una txapela del Manomanista. Se necesitan unos días. La primera y la segunda serán diferentes también en este aspecto. La de 2018 yo creo que no la disfruté tanto porque me vino de sopetón. Estoy muy contento.

Sabe ya lo que significa llevar durante un año la camiseta colorada del campeón. ¿Cómo espera lo que le viene por delante?

-Ojalá que haya partidos en verano, será buena señal. Este año no es fácil que tengamos once o doce en agosto. Sé lo que es llevar esta camiseta colorada y ahora es totalmente distinto. Siempre tienes responsabilidad, pero no es nada nuevo. En el verano de 2018 sentía que por ganar la txapela del Manomanista tenía que ganar todos los partidos, que en todos los encuentros tenía que dar el 120%. Por eso llegué cansado al final del verano. Ahora mismo, pienso en que tengo que jugar como sé y ya está.

¿Hubo celebración?

-Cuando regrese a Amezketa después de la final, la gente del pueblo me hizo un recibimiento muy emocionante y me subieron al Ayuntamiento como si fuera una persona importante. Cené con la familia y después echamos unos tragos. Estuve muy a gusto.

¿Este ha sido su mejor Manomanista?

-No lo sé. Quizás ha sido el más agresivo y el que más arranque he tenido. El año pasado también tuve contrincantes muy duros. Cuando perdí contra Irribarria, me ganó porque jugó mucho. Cuando salí campeón, tuve que superar a Olaizola II, Ezkurdia, Urrutikoetxea y Retegi Bi. El Manomanista es muy difícil.

¿Se ha sacado la espinita de la derrota de la pasada campaña contra Jaka (22-20)?

-No creo que haya sido un episodio negativo en mi carrera. Personalmente, creo poco en las casualidades y no soy de los que habla de la mala suerte cuando pierde. Las cosas suceden porque tienen que suceder. En la carrera del deportista tienes que aprender de esas experiencias y seguir mejorando.

¿El Altuna III de 2021 es mejor que el de 2018, que ganó también el cetro más importante del curso manista?

-Sí. Es algo lógico. Entonces tenía 22 años y ahora, 25. Los deportistas vamos mejorando con la edad y se adquiere experiencia. Normalmente, si no eres un portento a los 18, estás mejor a los 25 que a los 22. Me siento bien, tranquilo, con poso. Siempre hay temporadas en las que no eres capaz de jugar con la agresividad con la que he jugado ahora, pero también hay que verse bien, estar preparado para ello. La verdad es que estoy contento con la temporada que he hecho y la txapela sirve para redondearla.

Habla de que la felicidad se la da el trabajo diario, pero ¿qué le aportan los títulos?

-Son un regalo al final del campeonato. Te dan motivación especial para seguir trabajando. Si vienen los resultados, tienes más ganas. Eso no quiere decir que si no llegan estés yendo por el camino equivocado. He tenido momentos en los que he jugado muy bien y no he ganado la txapela. Son la guinda del pastel.

Era claro favorito al triunfo en el frontón Bizkaia de Bilbao. ¿Es fácil abstraerse de esa etiqueta?

-Igual las primeras veces que juegas una final como favorito te puede pasar que piensas en que has tenido mejores resultados que tu rival y empiezas a meterte mierda en la cabeza. Eso no te va a llevar a buen puerto. Hay que centrarse en hacer tu trabajo y en darlo todo. Si piensas en qué pasará si ganas, te tensionas. La presión se la mete uno mismo.

En la final del domingo se le vio muy sereno, tranquilo e hiperconcentrado.

-Yo también me lo noto. A veces veo partidos míos y me veo más centrado ahora. Aprendes a que estando tranquilo y sereno el siguiente tanto puede ir mejor. En la final no sé si dije una palabrota. Me siento más equilibrado emocionalmente durante todo el partido.

Ningún pelotari de la historia había llegado a tantas finales con 25 años, ocho.

-Es un dato, pero no me gustan las comparaciones. Todas las épocas son diferentes. Estoy orgulloso porque veo que es difícil llegar a las finales. No pensaba tener ocho a mis espaldas con esta edad, pero me tengo que aislar de todo eso. Ahora llega el verano y tengo ganas de jugar ese tipo de partidos. En los campeonatos no suelo descansar tan bien.

¿Qué hay que hacer para no perder el hambre por ganar?

-El hambre es algo que motiva, pero es algo que se percibe en el día a día. Es más fácil rendir bien si te encuentras a gusto y contento con el trabajo de la semana. El hambre es por querer seguir mejorando.

¿En qué se ve margen de mejora?

-Cuantas más experiencias tenga, va a ser mejor para mí, por ejemplo. En el apartado físico, cada año me siento más fuerte. A los 20, 21 y 22 años veía el verano de una forma y ahora, de otra. Los preparadores me conocen mejor y saben cómo responde mi cuerpo. Me siento muy a gusto con mi entorno. David Domínguez y Jokin Etxaniz también son artífices de este éxito y de los anteriores.

En cuanto a la fortaleza física, fue capaz de pelotear de tú a tú con un pegador como Rezusta. ¿Cómo se consigue?

-En eso he mejorado mucho. Los primeros años cuando me sacaban del cuatro no tenía la capacidad que tengo ahora de extender la pelota. Dejaba la pelota servida y cualquiera te saca a pelotazos. Todos los grandes manomanistas han atacado muy bien, pero defendiendo han extendido la pelota. Esa cualidad la he mejorado.

Parece que pronto se recuperará el público en el frontón.

-Son buenas noticias. A nosotros nos da mucha alegría. Tenemos ganas de sentir el calor del público. Esperamos que todo vaya rodado. No ha sido un año y medio fácil para ningún sector. En la pelota ha habido dificultades. Ha merecido la pena el esfuerzo que hemos hecho tanto la empresa como los pelotaris.

Le ha felicitado el Athletic junto a Jon Rahm, Andoni Iraola y Omar Fraile. ¿Puede ser el camino a un segundo saque de honor en San Mamés cuando vuelva el público a los estadios?

-El domingo me felicitó el presidente y me dio mucha alegría. Solo he estado una vez en el césped de San Mamés y, acostumbrados a jugar con 3.000 espectadores, ante tanta gente, no he estado tan nervioso en mi vida. Al lado tuve a Cristiano Ronaldo, que me miraría y pensaría: “¿Quién es éste?”.

“Cuando vine a Amezketa, me hicieron un recibimiento emocionante y me subieron al Ayuntamiento como si fuera importante”

“Tenemos ganas de sentir el calor del público. No ha sido un año y medio fácil y en la pelota ha habido dificultades”