“Me encontraba mejor que nunca, pero no llegaban los resultados”, recuerda Iker Gordon (Sopela, 1990). El Urrezko Pala Pro de Mungia tenía preparado al palista vizcaino un final de suspense made in Hollywood: la resurrección desde las cenizas. Ave fénix. Gordon creció desde la cuarta plaza de la clasificación de zagueros hasta la segunda en la última jornada. Traducido: desde la última plaza de su demarcación hasta la final en apenas una tarde. Tuvo que sacar la calculadora. Lo tenía claro. “No pensé en los demás. Hice las cuentas varias veces para saber qué resultados tenía que conseguir”, evoca. Y lo logró. Del dicho al hecho hay un trecho. Fue dicho. Fue hecho. Se creció. A la final más mágica de la campaña por derecho. Una muesca más. El camino al título era estrecho, fuera quedaron Iñaki Urrutia y Asier del Río, que partían con más posibilidades. Resurrección. “Las últimas dos jornadas fueron a vida o muerte. Solamente me podían hacer un set. Y así sucedió. Lo encajé en el primero; en el segundo, en cambio, solamente me quedaba ganar 3-0. Lo conseguí. Además, me acompañaron los resultados. Podía haberme quedado fuera por un solo tanto”, desgrana el zaguero de Sopela.

Gordon afronta este sábado su segunda final del Urrezko Pala Pro, a partir de las 17.00 horas. Comparte gerriko con Esteban Gaubeka, que cedió a Dan Necol el liderato entre los delanteros por un único tanto. La primera cita por el título “más especial” fue en mayo de 2018. El sopelarra se unió a Ander Landeta y cayeron en un choque muy apretado (10-9, 9-10, 10-5 y 10-8) ante Pablo Fusto y Xabier Ibargarai, palabras mayores. “Fue una pena. Tanto Ander como yo comenzamos desde la previa y acabamos alcanzando la final”, esgrime Iker. Otro hito. Perdieron, pero una sensación de grandeza quedó impregnada en la retina de los aficionados al leño.

En su segunda oportunidad, el sopelarra se cruza ante Necol e Ibai Pérez, a los que coloca el cartel de “favoritos” en una contienda que le pone. “El de Mungia es el campeonato más bonito del año: es al que más gente se acerca, el mejor organizado por el club Danak Bat, la final es espectacular... Es la cita a la que no quiere faltar ningún palista. Como siempre, sales nervioso, pero son partidos que me gustan. En los encuentros comprometidos, con tensión, me siento mejor que en los entrenamientos. El calor del público llena mucho”, remata.

Iker Gordon está sellando una campaña estupenda en su quinto año en Innpala. Llegó a la final de la Liga Kutxabank, ganó el Open con Gaubeka, alcanzó las semifinales del Individual y busca este sábado el título mungiarra. “Es el mejor momento de mi carrera. A este nivel es necesaria la constancia. No tengo tantos altibajos como antes. Además, un palista necesita madurez”, define. A todo eso, hay que sumar una preparación física espartana. “El confinamiento me vino bien. Me puse en forma y trabajé mucho con mi aita y mi tío en casa. No había excusa para no hacerlo mientras estábamos encerrados”, sostiene el vizcaino, quien reseña que “mis rivales en la zaga son muy técnicos, por lo que yo tengo que ser físicamente diez veces mejor que ellos para poder competir. Mi virtud es darle fuerte a la pelota y tengo que tener la constancia de seguir a ese nivel todo el partido para vencer a pelotaris como Ibai Pérez. Mi objetivo era pegar todo el partido y no cansarme”, cuenta. Así, bajó “tres o cuatro kilos de peso” y ganó músculo. “He tenido que entrenar mucho”, manifiesta. El resultado: una derecha temible.

UNA COMBINACIÓN TRIUNFADORA

Sobre su unión con Gaubeka, Gordon dice sentirse “muy a gusto”. “La primera txapela en profesionales no se olvida y la mía fue con Esteban”, declara. De hecho, han ganado los dos campeonatos que han jugado juntos: Liga de 2017 y Open de 2021. ¿El tercero llegará en Mungia?