Expertos medioambientales y en el cambio climático llevan tiempo advirtiendo sobre los cambios sin precedentes que el planeta está experimentando: sequías, graves incendios, temperaturas récord, lluvias torrenciales, contaminación... No hay lugar en la tierra que escape a los efectos del cambio climático.

Una de las alteraciones que más alarma a la comunidad científica es el deshielo del permafrost, cuyo derretimiento avanza imparable por la subida gradual de las temperaturas y que ya ha alcanzado un punto crítico. Pero... ¿qué es el permafrost ?, ¿por qué es tan importante?

Qué es el permafrost

El permafrost, también conocido como permahielo o gelisuelo,es una capa de subsuelo de la corteza terrestre que se encuentra congelada de manera permanente en algunas de las regiones más frías del mundo, normalmente en áreas circumpolares de Canadá, Alaska o Siberia.

Para que este suelo reciba la denominación de permafrost debe haber permanecido congelado al menos durante dos años consecutivos, aunque la mayoría lo hacen desde hace miles o cientos de años.

Se estima que la superficie de permafrost mundial es de unos trece millones de kilómetros cuadrados, es decir, lo equivalente a la cuarta parte de la superficie del hemisferio norte. Incluso se extiende por muchas regiones que no están cubiertas de nieve, en las que actúa y ha actuado durante miles de años como sumidero natural de carbono y metano.

Ahora, su derretimiento amenaza con liberar grandes cantidades de estos dos gases y amplificar el problema del calentamiento global. ¿Por qué? Mientras la tierra ha permanecido congelada, ha sido capaz de retener esos dos gases en el suelo, sin vida y sin movimiento. El calentamiento global convierte ese hielo que agarra la tierra en agua que almacenan ingentes cantidades de gases invernadero.

Una vez liberados del hielo que los retiene en la tierra esos gases se filtran a la superficie, donde pasan a formar parte de la vegetación, de la dieta de los microbios, de los lagos. Terminan en la atmósfera y contribuyen a gran velocidad al calentamiento global. Que a su vez descongela permafrost y vuelta a empezar. Cada vez más rápido.

Un puente ferroviario con las vías férreas deformadas por el permafrost. Freepik

Peligros del deshielo del permafrost

El derretimiento del permafrost tiene consecuencias catastróficas para el planeta y para la vida. En primer lugar, el permafrost mantiene retenidas gigatoneladas de metano y dióxido de carbono en el subsuelo. La liberación de estos dos gases, causantes del efecto invernadero, producirá una aceleración del calentamiento global, que su vez provocaría una aceleración del derretimiento del permafrost restante.

En segundo lugar, el derretimiento del permafrost lleva consigo la liberación de virus y bacterias. De hecho, en agosto de 2016, un niño de 12 años falleció en Siberia y decenas de personas fueron hospitalizadas por un brote de carbunco (ántrax) liberado por la descongelación de una capa de permafrost en la que yacía el cadáver de un reno. Los científicos han encontrado en el permafrost microbios con más de 400.000 años de antigüedad, por eso se cree que muchos de los virus que han acechado a la humanidad a lo largo de su historia se encuentran en estado latente en este estrato congelado.

En tercer lugar, la fusión de esta capa de la tierra está convirtiendo el paisaje polar en un campo completamente enlodado, haciendo que la flora local desaparezca y que la fauna que se alimenta de ella no tenga nada que llevarse a la boca. Asimismo, cuando se descongela el permafrost situado bajo cuerpos de agua, como los lagos, el agua se filtra en el terreno desapareciendo y provocando sequías.

Por último y en cuarto lugar, la reducción de este estrato congelado puede provocar derrumbamientos y accidentes geológicos. Al derretirse el hielo que actúa como cemento uniendo los materiales del permafrost, pueden producirse derrumbamientos en ciudades construidas sobre este.