Dismorfia financiera: cuando nos creemos más ricos o más pobres de lo que somos
Sobrestimar o subestimar el estado de las finanzas individuales puede llevar a adoptar decisiones de gasto o de ahorro poco saludables
Tener una economía personal saneada depende en buena medida de los ingresos, pero también de la forma en la que cada uno se administra. Hay personas que por mucho dinero que ganennunca tendrán suficiente y otras que conseguirán exprimir hasta el último céntimo para sacarle el máximo partido a su dinero.
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En el terreno de las finanzas personales, lo normal es que cada cual sea consciente de sus posibilidades económicas y viva conforme a ellas. Sin embargo, hay personas que tienen una percepción distorsionada de su situación económica y a este fenómeno se le conoce como dismorfia financiera.
Qué es la dismorfia financiera
La persona que lo experimenta tiene una percepción errónea del dinero y puede creer que es más pobre o más rico de lo que realmente es. Si subestima sus finanzas, creerá que está en una situación financiera peor que la real, lo que le puede generar ansiedad, miedo a gastar o sentirse constantemente en riesgo de pobreza. Por el contrario, si las sobrestima, pensará que tiene más dinero del que realmente dispone, lo que puede llevarle a gastar de una forma irresponsable.
Este fenómeno puede estar influenciado por factores como el contexto social, la comparación con otras personas, experiencias previas de precariedad o incluso trastornos psicológicos relacionados con la ansiedad y el control.
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Síntomas
La dismorfia financiera no se manifiesta igual en todas las personas, pero hay una serie de síntomas que pueden poner sobre la pista de que una persona puede estar lidiando con ella.
Revisar constantemente los saldos de las cuentas, preocuparse en exceso por no ahorrar suficiente dinero, evitar gastar cualquier cantidad de dinero (grande o pequeña) o tomar decisiones financieras porque causa ansiedad son algunos síntomas.
Sentirse culpable o avergonzado después de gastar dinero, sentir que no se tiene suficiente dinero o comparar constantemente la propia situación financiera con la de los demás son otras señales de alarma.
Es importante identificar los síntomas de la dismorfia financiera para frenar los posibles efectos emocionales, económicos y físicos que puede tener. Para detectarlos hay que analizar detenidamente la relación de la persona con el dinero,revisar las finanzas de una forma objetiva y, si es necesario, buscar la ayuda de un experto en finanzas o en psicología.
Estrategias para tratarla
Tener esa perspectiva deformada de las finanzas puede llevar a tomar malas decisiones, desinformadas o basadas en informaciones erróneas. Así, los expertos proponen distintos mecanismos para plantar cara a la dismorfia financiera. Algunos de ellos son:
- Plan financiero realista
Es conveniente revisar y anotar, en papel o en digital, los ingresos, gastos y ahorros con números reales; llevar un presupuesto mensual para tener una visión clara de la situación económica y si se tienen deudas, hacer un plan financiero realista para saldarlas. Tener una visión realista de las finanzas evitará caer en la percepción falsa de estar sumido en una crisis económica.
- Cuestionarse los pensamientos irracionales
Hay que preguntarse si el miedo al dinero se basa en hechos o en emociones, y si se siente que nunca se tiene suficiente, comparar esa sospecha con los datos reales.
- Cambiar los hábitos financieros
Si existe resistencia a gastar en cosas necesarias, hay que empezar por pequeños gastos planificados. Si por el contrario se gasta en exceso por ansiedad, intentar controlar el gasto.
- Desconexión digital
Pasar mucho tiempo en redes sociales puede llevar a la persona a compararse en exceso con esas celebrities que airean sus éxitos (y casi nunca sus miserias), generándole ansiedad y una sensación de escasez.
- Metas realistas
Ponerse metas inalcanzables alimenta también esa sensación de escasez; mejor fijárselas más realistas y a corto y medio plazo.
- No compararse con los demás
Es importante ser realista con la situación económica personal y no compararse con nadie.
Ser consciente del problema es el primer paso para ponerse en la senda de superar esta dismorfia financiera. Será una cuestión de trabajo, de tiempo y de paciencia. Si uno no se siente capaz de poder superarlo solo, buscar ayuda profesional puede ser muy útil para superar esta situación.